23. Rehabilitación. [Cap. 4].

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✨F e r y l✨

—Al día siguiente—

Después de que Daryl se fue, me límite a recostarme y conciliar el sueño.

Desperté gracias a que Lawliet decidió jugar sus videojuegos y subir todo el volumen.

Me levanté de mala gana y caminé hasta la habitación de mi hermano.

Toqué varias veces, pero no obtuve respuesta.

—¡Lawliet! Algunos intentamos dormir. —dije algo molesto.

No sé si no me escuchó por el volumen ó porque simplemente me ignoró.

Abrí la puerta, encontrándome con un castaño encima de mi hermano.

—Eh... —murmuré.

—Fear, dile a Lawliet que me de el mando.

—Vamos, Carl. —el peli-azul se lo quitó de encima. —Eres un mal perdedor.

—¿Yo? ¡Ah-ah! —negó. —Tú eres un mal perdedor. Me quitaste mi mando para ganar.

Los mire confundido.

—Sólo... Bajen el volumen, ¿Quieren?

—Oh, claro hermano. —se limitó a obedecer.

Asentí, para después darme media-vuelta dispuesto a irme.

—Fear, ¿No sabes nada de Daryl? —cuestionó mi hermano.

Me volví a verlo.

—No, ¿Por qué?

—Por nada...

—Ah, lo que Lawliet quiere decir... —rió. —Es que piensa que le robaste a su mejor amigo.

—Carl, ¡Shhh!

—Y como Daryl esta cambiando, tiene celos de que no sea él quién lo ayude.

Mi hermano le cubrió la boca.

—Sí, bueno... Daryl simplemente ya no quiere cruzar palabra contigo, Lawliet.

—¡Ah! ¡Es imposible! Lo hice para ayudarlo.

—Mi hermano no lo piensa así. —le sacó la lengua.

—Cállate.

Suspiré.

—¿Eso es todo? —cuestioné.

—No. —el castaño se reacomodó en el colchón. —Verás Fear. —se tornó serio de pronto. —Mi hermano y yo tenemos un código.

—Ajá...

—Un código de hermanos. —asentí. —Y eso consiste en que nos tenemos uno al otro. —suspiró. —Daryl era muy unido a mi, en especial desde que salió de aquella clínica, donde ya sabes quién lo metió. —dijo mirando a mi hermano.

—Sí, ¿Y?

—Desde que hace algunos días, sólo habla de ti.

Me sonrojé.

—¿En serio?

—Ajá. —asintió. —En resumen, ¡Deja de robarme a mi hermano!

Y cerré la puerta.

¡Cobarde! —escuché decir.

Suspiré con pesar. Ya tenía suficiente cuidando a un chico de 19 años, para lidiar con su hermano celoso de 15.

Volví a abrir la puerta.

—Lawliet, ¿Y nuestros padres?

—Eh, salieron desde hace un rato. —se encogió en hombros.

Fruncí el ceño y me límite a bajar las escaleras. Me hice algo para desayunar.

Algo rápido, no quería que los otros bajarán y me pidieran.

Me sobresalte, cuando la puerta se abrió.

—¡Fear!

Lo mire sorprendido.

—¿Qué haces aquí tan temprano, Daryl?

—¡Dame dinero!

Fruncí el ceño.

—No.

—¡Lo necesito! Se me olvidaba que les debía dinero a unos tipos. Sino sé los pago hoy, ¡Van a golpearme!

—No creo que lo hagan.

—¡Tú no sabes como ellos manejan ese oscuro negocio!

—Vamos, sólo habla con ellos, seguro lo entenderán.

Él me miró molesto, antes de abrir la puerta.

—Púdrete. —dijo entre dientes.

—Daryl... —me vi interrumpido.

—¡Si algo malo me pasa será tu culpa!

—¿¡Mi culpa?! ¡Yo no soy él que se metió en esas cosas!

—¡Se supone que deberías cuidarme!

—¡No abuses! —suspiré resignado. —¿Cuánto dinero ocupas?

Él se sonrojó.

—N-no es mucho...

—¿Cuánto dinero necesitas? —cuestioné con fastidio.

—Eh... Un poco más de 600 dólares.

Lo miré sorprendido.

—¿¡Qué?!

—Eran tiempos difíciles. —afirmó.

Panda&Polar Memories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora