41. Sumiso. [Cap. 2].

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✨Darliet✨

El rubio cayó al suelo, cuando un profesor por fin logró separarlo del pelirrojo, al cual, no había parado de golpear desde hace 10 minutos.

—¿¡Qué te ocurre, Pines?! —exclamó el profesor. —¡Ve a la oficina del director!

—¡No! —exclamó. —La pelea ocurrió en la salida. —afirmó, para luego comenzar a caminar en dirección contraria.

Tomó la mano del peli-azul y lo obligó a caminar.

—L-lo siento... —intentó zafarse. —Ten-tengo que regresar...

—¿Para qué? ¿Para qué vuelva a golpearte? —lo miró molesto. —¡No tengo el labio roto por nada, idiota!

—N-no lo enti-entiendes... —dijo apunto de llorar. —Phill va a matarme si no regreso...

—Ya le di su merecido. —lo jaló, provocando que avanzara más rápido. —Quiero escucharte, Lawliet.

El mencionado se sonrojó y desvió la mirada, haciendo que el rubio frunciera el ceño.

—¡Llamaré a la policía y les diré que arresten a ese despreciable hijo de puta!

—¡N-no, no! —suspiró. —No es necesario, hablaré contigo...

—Bien, sígueme.

[...]

La peli-negra término de atender las heridas de ambos chicos.

—¿Y cómo dices que te llamas? —preguntó el castaño.

—La-Lawliet Cipher...

—¿Y por qué estás tan golpeado?

—Fue una pelea, papá. —interrumpió el rubio. —Unos chicos lo molestaban, así que decidí ayudarle y traerlo a casa...

—Ya veo...

—En fin, estaremos en mi cuarto. —subió las escaleras, seguido por el peli-azul. —Bajamos en un rato.

Lawliet seguía más que nervioso, no sabía como reaccionaría aquel pelirrojo cuando volviera a casa.

»Voy a morir« pensó.

Cuando llegaron a la habitación del rubio, notaron como otro castaño estaba tirado sobre la cama, llamando por teléfono.

—¡Carl! ¿¡Qué te he dicho sobre entrar a mi cuarto?!

—¡Ah, tú cama es más cómoda, hermanito! —dijo mirando al peli-azul. —¿Quién es y que le paso?

—Un amigo, ¡Largo de aquí, osa mayor!

—Deaj, odio cuando vienes de mal humor. —caminó hacia la puerta, pero antes de salir, se volvió a verlo. —Cuando quieras, puedo quitarte ese mal humor~ —rió y se retiró.

El rubio cerró la puerta.

—Siéntate. —ordenó y Lawliet obedeció, sentándose en la cama. —Bien, ¿Tienes familia?

—S-si... —asintió. —M-mi mamá...

—¿Tienes a donde ir?

—S-si...

—¿Por qué te dejas maltratar por Phill?

El peli-azul se sonrojó y bajó la mirada.

—Es-estoy en deuda con él...

—¿Qué quieres decir?

—Cuan-cuando era pequeño, mi padre nos abandonó, así que tuve que trabajar desde muy chico. —suspiró, era la primera vez que se desahogaría. —A los 16 fue cuando lo conocí, se ofreció a ayudarme con mucho dinero, con tal de que fuera su "amigo". —miró al rubio. —Y-ya sabrás el resto...

—¿Con quién vives? —el peli-azul comenzó a llorar. Daryl se sobresaltó. —¡De ninguna manera volverás a la casa que compartes con ese imbécil! ¡No pienso dejarte!

—N-no tengo a donde ir... —limpió sus lágrimas. —Te-tenía a un tío, pero ya no sé que fue de él, mi madre me prohíbe verlo...

—Quédate aquí.

—¡D-de ninguna manera! Sería una molestia y acabamos de conocernos...

—Eso no importa, no creo que causes molestias, ¿Bien? En cuánto le explique tu situación a mis padres, verás que querrán ayudarte también.

—Pe-pero... —se vio interrumpido.

—No me contradigas, Lawliet. —le sonrió. —No me gusta ver sufrir a las personas, ¿Si? Quiero ayudarte... —se acercó a la puerta. —¡Le diré a mis padres, quédate aquí! —se retiró.

Lawliet miró con confusión aquella puerta. Se sentía algo feliz, pues sabía que al fin (tal vez) podría sentirse a salvo.

Panda&Polar Memories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora