CAPITULO 1

24 1 0
                                    

1854

Tania miro hacia afuera por la ventana del tren y pensó en lo encantadora que era la campiña francesa.

Los hombres y mujeres que trabajaban en ella tenían un aspecto romántico.

Aquello era algo que Tania jamás vio en Inglaterra.

Además, estaba emocionada de viajar en uno de los nuevos trenes rápidos que hacían el recorrido entre la Gare du Nord y Boloña.

Era la primera vez que subía a uno de ellos.

Y había resultado todavía más excitante de lo que ella imaginó.

Durante los últimos dos años había estado en una escuela en París.

Sabía que nunca iba a perdonar a su madrastra por no haberle permitido regresar a su casa para despedirse de su padre antes que este muriera.

Pero su madrastra se había mostrado inflexible.

Una vez que ingresó en la escuela en París, tuvo que permanecer allí hasta terminar su educación.

Sabía que a Lady Amesly no le interesaba lo que ella pudiera aprender.

De hecho, desde que su padre se volvió a casar, Tania se dio cuenta de que para su madrastra era un estorbo.

La señora no pensaba presentar a su hijastra en sociedad.

Tania pensó que aquella situación iba a resultar muy difícil.

Lo primero que tendría que hacer a su regreso era volver a ponerse en contacto con sus amigos y familiares.

—Dado que vivimos en Londres, supongo que no va a ser muy difícil— se dijo para tranquilizarse.

Pero al mismo tiempo, podía escuchar a su madrastra diciéndole con una voz muy diferente a la que utilizaba cuando le hablaba a su padre:

—Te quedarás en Francia hasta que yo decida cuando debes regresar.

Las cosas se complicaron mucho cuando cumplió los dieciocho años, en mayo.

Su madrastra le había escrito a la madre superiora de la escuela, que dependía de un convento, informándole que ella debería permanecer allí el mayor tiempo posible.

Estaba dispuesta a gastar más en su educación.

Después de Navidad, la madre superiora la mandó a llamar y le dijo de manera muy amable:

—Nos encanta tenerte aquí, Tania, y has sido una alumna ejemplar. Pero ya eres mayor que todas las demás, por lo que creo que debes regresar a tu casa. Espero que con el tiempo encuentres a alguien de quien te enamores y con quien te cases.

Ella no deseaba marcharse.

Pero sabía que la madre superiora tenía razón al pensar que ya era demasiado grande para quedarse en la escuela del convento.

Era una institución muy exclusiva que aceptaba únicamente hijas de nobles, ya fueran inglesas, francesas o de cualquier otra nacionalidad.

Algunas descendientes de familias reales habían estudiado allí.

La madrastra de Tania había inventado toda clase de pretextos para que se quedara allí más tiempo.

Ahora ya eran principios de marzo y las monjas la enviaban de regreso a su casa a pesar de las protestas de Lady Amesly.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 29, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Cadenas de CristalWhere stories live. Discover now