Décima pesadilla.

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El silencio del otro lado de la línea telefónica se vuelve pesada, lo único que logro captar es el sonido de su respiración agitada. Pareciese que hubiera estado corriendo.

Ninguno de los dos habla, tengo demasiado miedo de decir algo que prefiero mantenerme callada hasta que él diga algo.

—¿Me has extrañado? —Su tono de voz es demasiado sarcástico, naturalmente está sonriendo detrás del teléfono.

—Tomo tu silencio como un sí.

Es entonces cuándo tomo el valor para responder.

— ¿Qué quieres? — Trato que mi voz no salga como la de un ratón asustado pero me es inevitable que se vuelva aguda al preguntarle.

—¿Qué es lo que quiero? —Ríe — A ti. Te quiero a ti.

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No he podido dormir en toda la noche, todo mi cuerpo duele a más no poder. Las imágenes aterradoras que pasan en mi mente me lastiman. El sólo recordar lo que pasó anoche es más que vergonzoso.

Lloro. Lo hago a más no poder.

El sólo pensar que puso sus manos en mí es simplemente asqueroso.

Necesito tomar un baño, necesito alejarme de éste lugar y...

La puerta de abre de inmediato y aparece él con una sonrisa en el rostro.

—Buenos días, amor.

Entra y deja la puerta abierta. Ni siquiera se inmuta a cerrarla. Se encamina a míy deja un plato de cereal frío.

—Creí que querrías comer algo. Anoche...

Lo interrumpo.

—Quiero darme un baño.

Él me mira un momento y vuelve a sonreír.

—Está bien. Te dejaré entrar a la planta alta, pero debes portarte bien. ¿Entendiste?

Asiento. Es todo lo que puedo hacer.

—Entonces vamos.

Se incorpora y camina hacía la puerta.

—Ven conmigo.

Y entonces, veo mi oportunidad.

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He caminado demasiado por la calle, la noche ya a caído y el frío aparece en un dos por tres.

La respiración de la línea telefónica sigue en mi oído. Sigo mi rumbo.

—He llegado.

—Muy bien, cariño. Entra, te esperaremos en el último piso.

Cuelga.

Miro la cerca que cubre cada perímetro de aquel edificio en ruinas.

Me ha pedido venir aquí. Dijo que tenía a mi hermano y que si no iba por él, no lo dejaría vivo.

Intenté llamarle pero Kile nunca contestó, sus amigos me dijeron que no estaba con ellos y fué entonces que noté que André lo tenía. 

Miro alrededor de la calle procurando que nadie me siga pero sobre todo buscando a un policía que me ayude. Pero nada, estoy sóla.

Tomo el picaporte de la puerta y la abro. El polvo invade mis fosas nasales y tomo valor para entrar.

Prendo la luz de mi celular puesto que todo se encuentra oscuro.

Debo tener el valor para llegar hasta la cima, o sino, él morirá.

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¡Hola!😅

Una disculpa por no haber actualizado y por éste pequeño capítulo. 💔

Últimamente he tenido muchas cosas que hacer y la escuela me anda matando. 😧

Prometo que el próximo será más largo. 😊

Suya, Ivonne. ❤

*Un recuerdo más*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora