Una vez hubo muebles, y cartas en sus cajones,
copas en las vitrinas, figuras de cristal...
La belleza iba y venía por el pasillo con una jarra de limonada.
Ahora soy una casa abandonada.Afuera se oye el frío y dentro, una hoguera
donde arden mis libros calienta esta nada familiar,
ennegrece las paredes, y el humo espera denso
que abra la boca para asfixiarme.Una casa abandonada en el barrio de los ausentes,
donde nadie se queda a pasar la noche,
como un lugar equivocado donde un lenguaje único,
sin eco y amarillo, para las despedidas, rebota en las paredes.Un patio muerto donde se disputan mi desvelo
las ratas en su desvarío, habitaciones llenas de cicatrices,
ventanas que no saben llorar, porque si supieran, lo harían.Donde colgaban cuadros, ahora hay preguntas,
la bañera está repleta de palabras sin paladar
y latas que envejecen, y nuestra cama está llena ya
de enredaderas, desde que tú y yo allí no nos enredamos.No provoca el timbre el afilador de cuchillos,
ni vendedores de esperanza,
ni el que se equivoca a media siesta,
las visitas han encontrado otro refugio para las tardes de domingo.Y es que soy una casa abandonada,
se me oxidó, con esta última lluvia tuya,
el corazón, el ánimo,
por eso no abren las cerraduras
para que entre nadie.-Apnea📖
Rubén Tejerina
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La melancólica muerte de mi alma
Não FicçãoY yo me cubro, yo me envuelvo, me mezo en mi nostalgia preferida, me abrazo a la almohada y lloro, me avergüenzo de mi edad y no comprendo por qué, tan de repente, ya no soy una niña.. A. Pizarnik ☾