―¿Cuanto tiempo más podre soportar tu ausencia? ―esa pregunta fue respondida con la dulce sonrisa que no ha olvidado mostrarme cada día, pero esa sonrisa se desvaneció al momento en que de nuevo se iba de mi lado. Siento como el ardiente líquido del Té recorre mi rostro, cuello y pecho ―¡Aléjese de mi! ¡Seguro quieres envenenarme! ¿Cierto? ¡No te daré la oportunidad! ―gritaba a más no poder, siento como un objeto duro golpea mi estomago y me hace caer, en otros tiempos habría podido defenderme pero ahora, solo me queda soportar este dolor ―¡He llamado a la policía! ―fue lo ultimo que escuché antes de haberme desmayado. Al despertar en el hospital me dan la peor noticia de todas ―Hemos llevado a Tanabe-san a un centro de cuidado, se le administraron algunos calmantes ya que estaba sumamente nervioso y violento ―Habló un oficial de policía ―¿Él esta bien? ¿A dónde lo llevaron? ―No me importaba si yo estaba mal herido o si tenia alguna quemadura de gravedad, lo único que siempre ha sido mi prioridad es él; Yutaka Tanabe. ―Él esta bien ―escuché por parte de un oficial ―Pero usted, necesita cuidados también, el Doctor nos dijo que sus quemaduras no son de gravedad, pero, debido a su edad; lo mejor sería que algún familiar lo cuidé ―comentó con la mirada baja ―La única familia que tengo es Tanabe ―mencioné con un nudo en la garganta.
Los médicos de aquella institución decidieron que podía quedarme, pero no podía estar a su lado ―Él regresará a mi y se los voy a mostrar ―pensé, durante la madrugada escribo una nota para Tanabe, a escondidas de las enfermeras entro a su habitación y pego aquella nota en la puerta. Echo un vistazo hacia él y lo veo tranquilo, descansando ―Akira ¿Que haces ahí? ¿No dormirás conmigo? ―preguntaba mientras se sentaba en la cama ―No cariño ―me acerco a él y acarició su mejilla―. Esta noche no podré pasarla contigo ―hablé con el corazón roto―, Sabes que te amo ¿Verdad? ―pregunté ya con los ojos llenos de lágrimas. ―Lo sé, yo tambien te amo, descansa cariño ―Tanabe acaricio mi mejilla y me dio un beso tierno, de ese tipo de beso que te llegan hasta el alma―.
La mañana siguiente a la lejanía veo como Tanabe se acerca a la mesa y ve la humeante taza de té; pero no la toma, con cierta calma va hacia el jardín y toma asiento en una banca que ahí estaba ―Es momento de acercarme a él―, pensé, al llegar a su lado sus lagrimas se desbordan y para tranquilizarlo comienzo ha hacerle la plática; sus palabras me duelen y más porque él piensa que lo he abandonado ―aquella persona me abandonó, sin importarle lo que yo sentía―, eso no era cierto, siempre voy a estar aquí.
Cada noche, aunque sea poco el tiempo que esta conmigo, lo disfruto a lo máximo ―Extraño tenerte―, mencioné mientras entrelazaba su mano con la mia ―Al igual que yo, dime ¿Te sientes solo?―, su mirada se incrusto en la mia, no queria mentirle pero era lo correcto ―No, no me siento de esa manera, siempre estas a mi lado y eso es lo que interesa ¿Cierto?― La mirada de Tanabe se lleno de lágrimas y dijo ―Sé que asi te sientes― dijo entrecortadamente ―Perdóname, perdona esta marchita memoria que se olvida de tu rostro y corazón, perdona todo esto; no quiero que me odies, es lo que menos deseo; tú jamas me olvidarás ¿Verdad?― sus ojos comenzaban a cerrarse lentamente ―Jamás te olvidaría amor mío, jamás― esa noche me quedé con él, dormí a su lado y él abrazado a mi descanso.
A la mañana siguiente siento un enorme frio sobre mi pecho, abrí los ojos y levante la mirada, sobre mi pecho esta la mano, su frio traspasa mi ropa ―Tanabe Amor ¿Estás bien?―, preguntaba mientras movía su cuerpo; mis lágrimas se desbordaron y mi voz se desgarraba gritando su nombre, algunos doctores y enfermeras de inmediato entraron al escucharme gritar. ―Suzuki-san por favor salga de aquí― decían tratando de alejarme del cuerpo sin vida de mi amado Tanabe ―No me dejes, no así― gritaba y mis manos eran alejadas de las de él, esa vez sentí por primera vez lo que era estar solo; lo que era solo ser yo, ya no habia nada que me hiciera especial, nada que me hiciera sentir amor, era un hombre, solo un hombre ―¡Tanabe! No me dejes, no asi!― gritaba sin dejar de llorar pero inexplicablemente me quedé dormido.
Desperté durante la noche, silenciosamente comienzo a caminar y me dirijo a la habitación de Tanabe, sabia que si abría la puerta su resplandeciente sonrisa me recibiría, sabia que sus manos se entrelazarían de nuevo con las mías y su voz me pediría que me quedará a su lado; podría escuchar su dulce voz diciéndome ―Te amo Akira― pero ahora al poner un pie dentro de su habitación, todo me ha sido negado, su voz, su mirada, su cuerpo han desaparecido, me han dejado atrás y duele, duele saber que todo lo que tenía antes ya nunca más, nunca mas regresarán a mi ―Suzuki-san lamento su pérdida, Tanabe-san será enterrado en el cementerio comunitario― habló el director de la institución donde residíamos ―¡NO! No se atreva hacerlo, Tanabe debe de estar a un lado de sus padres, debe de estar bajo aquel Cerezo que sembró junto a ellos, él debe de estar en su casa. ―Me dolía hablar, aquel nudo en la garganta no sé disolvía y temí a que jamad lo hiciera―.
Han pasado los meses y aún no dejo de llorar, mi corazón aun arde por su pérdida. Lo he soñado, pero su rostro me es negado, veo su espalda; puedo sentir lo suave de sus manos. En mis sueños puedo abrazar el cuerpo de mi amor, no me interesa no ver su rostro; lo unico que importa es ver su sonrisa, aquella sonrisa que una y otra vez me ha salvado ―Hola mi amado Akira, aqui estoy, siempre he estado aqui a tu lado, no te preocupes todo estará bien―, en ese sueño, finalmente pude ver su rostro, deleitarme con aquella sonrisa tan bella, tan efímera. Ahora, solo ansío dormir para poder verlo en mis sueños, para, por lo menos sentir lo cálido de su piel ―Quiero estar contigo amor mío ―era cierto que queria estar a su lado, pero, ¿Quien me asegura que al morir lo veré? ―Tengo miedo a dejar de ver tu rostro, tengo miedo a que al cerrar los ojos tu figura se desvanezca ¿Que debo hacer? Si muero, mi memoria y tú morirán conmigo y si continuo con vida solo en sueños podré verte, solo en sueños podre tocarte― susurraba ante la negra noche, sentado en aquel que compartíamos. Al no recibir respuesta alguna, decidí regresar al último lugar donde estuve con mi querido Tanabe y dormí en aquella cama ―Deseo tanto que estuvieras conmigo― pensé al cerrar los ojos.
―Hola amado, finalmente has dormido en este lugar, me alegra que me visitarás
―Duele tanto tu ausencia, duele tanto el frio en mi cama ―nuestras manos se entrelazaban― ya no quiero estar sin ti.
―Ni yo sin ti ¿Que hago mi amado?
―No hagas nada, no hace falta que lo hagas.En ese momento Tanabe beso mis labios y a mi memoria llegaron aquellas veces que yo también lo observaba en la escuela; aquella primera vez que probé su comida y me pareció deliciosa, aquella vez en la que lo mire fijamente a los ojos y le hice un cumplido, aquel primer beso; recuerdo nuestras miradas que se encontraban por las mañanas, todos y cada unos de nuestros preciados momentos los veo pasar mientras camino de la mano de Tanabe ―No hay nada de que preocuparse, el olvido no será impedimento para nuestro amor― sentí como una sonrisa se dibujaba en mi rostro mientras daba mi último suspiro.