Asesino Un chico bueno mataría a otro chico bueno.
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peek-a-boo - red velvet
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Era una noche tranquila, las estrellas eran visibles y como nunca el clima era agradable en octubre. Al comienzo del bosque de altos troncos, sonaba la música con una intensidad moderada, aunque el suelo casi temblaba justo al lado de los parlantes.
Jimin sonreía orgulloso de su fiesta mientras más invitados llegaban y agarraban un vaso rojo para servirse. Disfraces por doquier otorgaban colores apesar de la poca iluminación del lugar, acompañado de las luces fluorescentes que arrendó y con mucho esmero colgó en el techo que estaba bien apartado del piso.
Jungkook bebió con cautela y sonrió tímido. Tal vez con algo de vergüenza porque Seokjin lo había obligado a utilizar una orejas de conejo, una camisa demasiado ajustada para su gusto y un corbatín rojo, porque no podía llegar al lugar sin un disfraz, por más simple que fuera. Pero se veía bien, se veía sexy y guapo para ser alguien con sólo un poquito de personalidad. Más con su sonrisa de lado y el vaso que cubría la mitad de su rostro.
Porque sus amigos lo molestaban y lo empujaban para que se acercara a hablarle a la chica que también estaba vestida de conejo, solo que ella llevaba un traje completo y se veía mil veces mejor que las chicas populares y sus típicos trajes de conejitas playboy. Ella era diferente, quizás igual de tímida que él. Quizás igual de curiosa que él.
El bosque era atravesado por la carretera que unía dos ciudades bastante comerciales, por lo que camiones de carga transitaban con frecuencia y ya todos estaban acostumbrados. También Hoseok, quién debía aprender el trabajo que su padre hacía porque el dinero era relativamente escaso en su hogar, y consideraron que era necesario que alguien más aportara ingresos a la familia.
Entonces él miraba la carretera vacía sin saber que kilómetros más allá Park Jimin estaría dando una fiesta de Halloween llena de chicas guapas y chicos idiotas que lo único que querían era beber y coquetear. Él no fue invitado, porque no sabe de la existencia de Jimin, y Jimin no sabe de la existencia de Hoseok.
Notó los ojos cansados de su padre. Se acercaban la una de la madrugada.
Hoseok era un chico bueno. Feliz. Esforzado. Jungkook también lo era. Tenía buenas calificaciones y sólo salía de fiesta cuando era con sus amigos más cercanos.
Hoseok era un chico bueno que esa noche mataría a Jungkook; otro chico bueno.
Namjoon se aburrió de la indecisión de su amigo menor y lo agarró del brazo para caminar hacia la conejita bonita. No a las playboy, sino a la que tenía una zanahoria falsa en su mano izquierda que contrastaba totalmente con el vaso vodka puro en su derecha. Su cara de verdad podía engañar.
