Pecador ¿Era necesario creer en Dios para considerarse un pecador?
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pray - defsoul
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Kwon Youngha era una horrible persona.
Era una chica mala. Y sí, se lo dije un montón de veces y lo único que recibía era una sonrisa ladina y un guiño. Cómo me irritaba.
Me sacaba en cara que la vida de ella era distinta a la mía. Que no era una niña rica como yo y debía lidiar con situaciones de las cuales yo no podría hacerme una idea concreta. Pero lo decía casi con burla. Como si estuviera mintiendo, aunque yo sabía que no era así. Todo parecía un juego para ella.
Aún así, sinceramente estoy en mi derecho de decir que la mierda por la que pasaba no era excusa para lo que me hizo.
Sí, yo era un maldito niño mimado. También varias veces me llamó chicomalo en el mismo tono en que yo le hablaba, con su maldita sonrisa roja y un tono que me hacía derretirme y postrarme ante sus pies.
Pero hasta los malcriados como yo merecen vivir un poco de fantasía romántica. Tenía toda la felicidad del mundo cuando despertaba con Youngha a mi lado. O cuando nos quedábamos hablando hasta las cuatro de la madrugada y dudábamos si debíamos tener sexo antes de ir a dormir, porque tanta charla nos agotaba. De todos modos me encantaba tocarla y que me tocara. Me sentía en el trono del cielo cuando me llevaba por un lindo recorrido lleno de éxtasis y placer, mostrándome vulnerable frente a su precioso rostro adornado con lujuria y burla, que me hacía enojar y luego desahogarme dentro de sus paredes.
Hasta que descubrí su infidelidad con un tipo del cual ni su nombre quiero recordar. La sangre me hierve tan sólo pensar en la primera letra de su apellido y en cómo debió dejarse tocar de la misma manera en que yo lo hacía con Youngha.
Me hubiera gustado ver cómo la complacía y comprobar si la hacía sentir de la misma manera que yo. Porque mientras alucinaba gritando mi nombre soltaba incoherencias poniéndome en el lugar número de todos los hombres. El insuperable, el mejor de todos; mierdas así me decía sin pudor.
Nunca le pregunté qué pasaba por su mente cuando dejaba mi habitación y seguramente se iba con el otro imbécil. No quería tragarme sus estúpidas excusas de tú no sabes por lo que paso pero no podía evitarlo. Me costaba demasiado no comprenderla, y me sentía un estúpido por aceptar lo que me estaba haciendo al final del día.
Y es que no rompí con Youngha inmediatamente. Porque como dije antes, merezco una buena relación, y yo la quería. Aceptaba sus respuestas, pero no podía aceptar dejarla ir tan rápidamente. Bastante masoquista de mi parte, porque cada vez respondía menos el teléfono y llegaba con marcas en el cuello que definitivamente yo no había hecho.
