Capítulo XIII |nueva versión|

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Vuelvo a subir dos capítulos en el mismo día, este es el segundo.

CAPÍTULO XIII

—Lo siento. —es lo primero que me dice Gonzalo apenas nos vemos

No le contesto pero me aseguro de que mi rostro le transmite más que mil palabras. Estoy dispuesto a dejarlo ir, ya que yo tampoco le dije a tiempo ciertas cosas y así intervino la posibilidad de malinterpretarlo todo. También porque esto no complicó. Él asiente incómodo y por fin se anima acercarse y tumbarse en el sofá de su propio departamento.

—Quita esa cara, estamos bien —aclaro unos momentos más tarde, cuando el silencio amenaza con volverse pesado—. Por suerte no te duró mucho... ¿De verdad creíste que me enredé con tu mujer?

—Por unos momentos ni supe qué pensar, mi mente se había obsesionado con buscar explicaciones y... las tomó en cuenta a todas. Pero no te eché por eso, sino para evitar romperte la cara. Estaba hecho un desastre... Bueno, no puedo afirmar que ahora estoy mejor.

— ¿Hablaron?

—No la voy a buscar, no me voy a humillar —gruñe—. Que haga lo se le pegue la gana.

Su tono repleto de pena y furia me indispone y me llena de impotencia, no tengo ni idea cómo ayudarlo. No lo quiero ver así, menos por alguien que no lo merece. Podría decirle que la mande al demonio, tal como él me pidió que hiciera con Natalia. Pero por experiencia sé que eso no sirve y que tampoco es tan fácil. Además, estoy considerando la posibilidad de darle otra oportunidad. Aún dudo de mi capacidad de perdonarla, sin embargo... quién sabe.

— ¿Qué te dijo mi ex? —me intereso

—Me advirtió que estaba cometiendo los mismos errores que ella, que si no paraba, no iba a alcanzarme la vida para arrepentirme. Me pidió que no fuera estúpido como ella, me pidió que recapacitara antes de que fuera demasiado tarde.

— «Como ella...» Claro, todo lo dijo por experiencia... Pero de pronto actúa como si confiara en mí, como si no sintiera celos al imaginarme con otra mujer.

—Odio reconocerlo pero creo que le está echando ganas. Busca demostrarte que quiere enmendar sus errores.

— ¿Sabes qué es lo peor? Que puedo caer. —replico

—Ya pero eso yo lo sabía desde el primer momento. Tarde o más temprano, la vas a perdonar, vas a vender el coche pero para comprar otro anillo y me vas a pedir que sea el padrino. Ella sólo te está facilitando el trabajo.

Lo observo con curiosidad al no poder adivinar si está bromeando o no. Una sonrisa amarga completa su rostro abatido.

— ¿Qué causa más dolor? —cuestiona, conservando esa mirada perdida—. ¿Que nos engañen o que desconfíen de nosotros? ¿Que nos insulten o que nos vean las caras, diciéndonos que no hay otro hombre en sus vidas?

No me lo había planteado. De hecho, creo que nunca tendría una respuesta

—Odio que me crea tan estúpido —admite—. Nadie se pone nervioso debido a una llamada de sus amigos.

—Quizá piensa que la verdad te haría sufrir más.

—Quizá me estuvo engañando durante todo este tiempo. Y entonces me pregunto... ¿Qué carajo hacía a mi lado?

—Yo intenté sacarle información y no lo conseguí —confieso, recordando aquella conversación que tuve con Isabela—. Tampoco logré entender a esa mujer.

Si eliges creerle © |COMPLETA| |nueva versión de La última vez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora