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CAPÍTULO XVIII

En la mañana, tras vencer mi falta de ganas de abandonar la cama y tras dar por acabada mi rutina, me dirijo hacia la cocina, por algo de café. También espero saber cómo le fue a Gonzalo anoche, cuando se quedó en la sala a platicar con su ex. Pero no pienso preguntarle nada al respecto, ojala sea él quien abre el tema.

Me sirvo una taza de la bebida ya hecha y estoy a punto de probarla, cuando de pronto mi amigo se asoma por la puerta. No parece estar de buen humor así que me limito a saludarlo.

—Te voy a decir algo y te lo voy a decir una sola vez. Aléjate de Natalia.

—Más que consejo, parece una orden —señalo a cabo de unos segundos—. Y lamento decepcionar pero anoche volví con ella.

Se golpea la frente con una mano, luego se enmaraña el pelo un par de veces, como si hubiera descubierto algo horrible. Me fulmina con la mirada. Conozco y entiendo su punto de vista pero sé que tarde o más temprano se irá acostumbrando. Así que le resto importancia y bebo de mi café.

—Ella y mi ex son amigas. —confiesa y casi me ahogo con el líquido que no he alcanzado tragar

—Ni sabía que se conocen...

—Yo tampoco lo sabía, durante nuestra relación, Isa y Natalia nunca tuvieron la oportunidad de estar en el mismo lugar, en el mismo tiempo. Y mira.

— ¿Pero qué tiene que ver esto con lo que me acabas de pedir?

Se queda callado.

—Dime.

—Es que... Isa puede ser mala influencia. A ella le gusta coquetear... O quizá hasta tienen cosas en común, por algo son amigas.

— ¿¡Qué tipo de películas miras!?

— ¡Natalia no te merece! —explota

—Ya me lo has dicho muchas veces... Pero he tomado una decisión y no me ayuda que sigas repitiendo esas cosas.

— ¡No entiendo cómo fue que te convenció! ¿Recuerdas que al principio no querías ni verla? Te está manipulando, carajo. Aléjate de ella. Búscate a alguien capaz de tratarte como te mereces. Con ella no vas a ser feliz.

Dejo la taza sobre la mesa, mientras intento no alterarme. No quiero pelear con él.

—Cerremos el tema. ¿Quieres?

Golpea la pared, luego abandona la cocina. Me quedo un poco confundido, sus reacciones nunca habían sido tan... extremas. Será porque confiaba que yo no volvería con Natalia y ahora que pasa lo contrario, explota. Lo puedo aceptar hasta cierto punto, lo que no tolero es que nuestra amistad salga perjudicada, que se instale una tensión porque él no concuerda con mis decisiones.

. . .

—Ya verás que te vas a acomodar en tu nuevo trabajo. —me anima Natalia desde el otro lado de la línea

Sonrío incómodo, preguntándome por qué tengo que desperdiciar esta conversación telefónica quejándome de cosas. Aunque es la pura verdad, fue un día pesado, interminable. Quizá porque estuve un tiempo sin trabajar, quizá porque estaba acostumbrado con el viejo empleo. O quizá porque sigo sintiéndome afligido debido a la discusión con Gonzalo.

Y respecto al viejo empleo... pude haber vuelto pero me negué por orgullo. Y tal vez fue mejor, tal vez algunos me hubieran tratado distinto aun cuando la verdad salió a luz.