NINE

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La osa estuvo hipnotizada por los colores unos minutos, como suspendida en un sueño placentero.
Hasta que regresó a la realidad de un golpe, recordando que en esos momentos tenía otras prioridades. Debía encontrar a Mafuyu, y rápido.

—Yukisada, gracias por cuidarme, pero tengo que irme ahora— el ave demoró unos segundos en responder, absorto en sus pensamientos.

—¿He? ¡Espera Rocma, tus heridas todavía...!— no terminó de hablar, y Rocma ya estaba a unos metros, camino al último lugar donde recordaba haber estado con su pequeña.

[En el bloque de hielo]

Ya había pasado un buen rato de silencio, cuando los colores del cielo empezaron a desvanecerse gradualmente hasta desaparecer.

—Orca ¿Ya me puedes dejar ir?— preguntó Mafuyu, con la misma entonación que usaba para pedir premiso a su madre para jugar.

—Si... Espera ¿Qué? ¡No! — Idate se había olvidado por completo de su plan y ahora estaba algo confundido.

—¿Ah? ¿Porqué no?—

—¡Porque la osa aún no llega! ¿O será que ya no te quiere?— preguntó sacando su último cigarrillo.

—Ya lo dije, la última vez que la ví, estaba muy ocupada—Pensó en la posibilidad de que ella hubiera tenido problemas con los otros depredadores, pero sacudió su cabeza espantando esa idea.

No tenía que preocuparse, ella era muy fuerte.

—Cierto cierto, pero me estoy impacientando. No sería bueno que se demorara mucho más o tendré que conformarme con dejarle un regalo—

—¿Un regalo?—preguntó, balanceando levemente su cabeza.

Fumó con lentitud, cerrando los ojos, para después dajar escapar un simple hilo de humo.

—Algo para que aprecie que la estuve esperando, un pequeño cadáver—

La entonación de Idate era tan ajena a sus palabras, que a Mafuyu le demoró en llegar el mensaje. Sumando a eso, que ella no solía pensar en el sentido más macabro de las palabras.

Pero con la orca era distinto, puesto que se sentía algo intimidada, aunque se esmerara en parecer que no.

Estaba algo asustada, y eso la hacía imaginar el peor resultado posible. Eso núnca antes había pasado con la orca, porque junto a Rocma no tenía que temer.

Pero todo estos pensamiento se alejaban al recordar la promesa de la osa para con la foca:

"Nos vemos en la casa de Rock"

Estaba segura que pronto la vería llegar.

[Con Rocma]

Estaba recorriendo la costa, intentando recordar algo de lo que había sucedido.

Cuando pudo oler sangre.

Sin recordar dónde estaba Mafuyu, Rocma pensó lo peor y fué corriendo siguiendo el rastro, solo para encontrarse unos cuantos cadáveres de lobos en mal estado.

—Espera ¿No serán ellos los que...?—miro unos segundo los cuerpos desgarrados, y decidió no odiarlos.

Al fin y al cabo, ya habían tenido su escarmiento.

"Nos vemos en la casa de Rock"

Las palabras llegaron de pronto a su cabeza, y aunque la voz, muy similar a la suya, no mantenía el tono calmo tan característico de ella, decidió confiar en la única pista que tenía.

Toc Toc Toc

Tocó la puerta una vez, y después dos veces, a la tercera ya eran golpes impacientes. Al ver como era ignorada, Rocma tomó algo de distancia de la puerta y volvió corriendo hasta chocar contra ella de forma que esta se hiciera añicos.

—¡Rock! ¿Dónde estás? ¡Mafuyu debería estar...!— bajó la vista y se encontró con el pingüino inconciente.
Arrugó la nariz, a juzgar por el hedor a alcohol de la habitación, no había perdido la conciencia por el susto del movimiento anterior.

—Arg... Supongo que ella no podría haber entrado con Rock embriagado— volvió a salir de la casa, no sin antes cerrar lo que quedaba de puerta.

[Con la orca y la foca…]

—Esa es ¡Roc...! — antes de que pudiese terminar de llamarla, Idate se había colocado detrás de la pequeña y le había tapado la boca con una mano, mientras con la otra la levantaba sujetando su capa.

—Shhhh...  Creo haberte dicho que planeaba una emboscada— sonrió, al ver el rostro desesperado de la pequeña al no poder llamar a su madre.

—¡mmmm!— La foca se sacudió, pataleo, le mordio la mano, pero nada parecía afectar a su captor.

—Se buena rehén o me molestaré y no té intercambiare en buenas condiciones— sonrió nuevamente, aunque sus labios ahora estaban levemente inclinados en una mueca de irritación.

Rocma caminaba, decidida a retroceder sobre sus propios pasos, se frenó de golpe al escuchar gritos. Cuando agudizó la vista lo vió no muy lejos.

—¿Yukisada?— preguntó

Mientras tanto, Idate acechaba a la osa, caminado sigilosamente, para que ella no lo descubriera.

Aunque sabía que, si se acercaba un poco más, su olor a tabaco lo delataria

—¡Yukisada! No deberías haber salido, no sabemos si las bestias continúan alteradas— se cruzó de brazos.

—¡Lo mismo debería decirte yo! No deberías haber salido con heridas asi— hablaba entre jadeos, cansado de correr.

—Tendré tiempo para curar mis heridas después, ahora debo encontrar a Mafuyu—habló seca, y le dió la espalda.

—¡Pues no busques más!—

El olor a tabaco la golpeó de repente, sin previo aviso volteó a ver e...
Idate sonreía, había escuchado todo, incluyendo lo de las heridas.

Y aún mejor para la orca, era la expresión de Rocma al verlo. Distinta a muchas veces anteriores, ella no se mantenía firme y altiva.

Sin duda, su rostro se desfiguro al ver a su hija en manos de su enemigo.
Y la pequeña, ajena a su situación, estaba feliz de ver a Rocma, herida pero viva tras la pelea con los lobos.

Así, la escena se volvió a repetir. Solo que esta vez era Idate quién tenía a Mafuyu en sus manos, y Rocma tenía que rescatarla a ella y no una paleta de uva.

FIN CAP 9 - TO BE CONTINUE?

MAFUYU~♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora