—¿Vas a responder o no a nuestras preguntas? Podemos estar así mucho tiempo —amenazó la voz que salía de los parlantes.
Ella respiraba ahogándose con el agua que la empapaba. Sentía el dolor quemante de las sogas en su piel, el ardor de las heridas y la sangre que se acumulaba en su cabeza por estar colgada boca abajo. De pronto sonrió con ironía.
— Yo también —comentó disfrutando de sus patéticas ideas.
Era totalmente inútil torturarla el tiempo que quisiesen si ya estaba acostumbrada a eso desde hacía años. Aquella voz a través del parlante no le replicó nada, pero tampoco reaccionaron metiéndola dentro del agua.
Tras un breve silencio, las compuertas se cerraron y ella cayó al suelo bruscamente. La puerta de la habitación se abrió dando paso a dos hombres forzudos y cuidadosamente protegidos. Ellos tenían un gran conocimiento sobre los cazadores y no se dejarían burlar por ellos. Ambos hombres la levantaron por el brazo y se la llevaron arrastrando hasta su celda gris y vacía. El sonido de la puerta cerrarse herméticamente retumbó en su cuerpo y ella sonrió. No sabía cuánto duraría allí o si la matarían antes de lo que esperaba, pero solo deseaba que los demás llegaran antes de que lo hicieran. Ir a ese lugar para que atrapen a uno de nosotros es suicida; había dicho Newén en un primer momento, pero al fin y al cabo, todo lo que hacían en su vida lo era.
Movía sus manos de un lado a otro a la espera de poder desatar los nudos, mientras observaba con curiosa diversión las cámaras en la habitación. Pese a que todo iba según lo planeado, tenía la seguridad de que los hijos de la luz eran más astutos de lo que parecían. ¿Eres o no Valquiria Von Engels?; le habían preguntado, y aunque no quería crearse teorías locas, se preguntaba como sabían su nombre. Recordar el momento en que le dispararon, con sus ojos en aquella figura negra, le hizo erizar la piel junto con una extraña sensación de familiaridad.
Cerró los ojos, apoyándose contra la pared, y aumentando su audición para captar el alrededor. Respiraba con tranquilidad y su corazón latía a un ritmo tan lento que parecía dormir. Había pasado un buen tiempo cuando escuchó voces tras la puerta, quizás los dos guardias seguían ahí. Las voces desaparecieron y la puerta se abrió, oyéndose el sonar de pasos, haciendo eco en la habitación. Un escalofrío rozó su columna haciéndola erizar. Los pasos de alguien entrar, fue seguido por el cierre de la puerta.
— ¿Cómo estás? — preguntó. El corazón de Valquiria se encogió imperceptiblemente y apuñó sus manos, sin responder. Él suspiró y lo sintió más cerca de ella— Me pidieron que viniera a reconocer a Valquiria Von Engels —dijo, y ella sonrió con amargura. Como si estuviese muerta.
— Justo cuando crees que no podes sorprenderte con algo, otra cosa te golpea —murmuró, ocultando su rabia, y abriendo los ojos para ver a Joshua de frente. Él no sonrió ni respondió, sino que permaneció inexpresivo y con la mirada ensombrecida— Creí que estarías fuera de la ciudad — agregó ladeando su cabeza.
Joshua se agachó para estar al mismo nivel que ella. Lo estaba pero me obligaron a venir, ellos nos saben que estuve contigo todo este tiempo; susurró en su mente.
— No sé a qué te refieres —dijo en voz alta, muy diferente a su respuesta mental. ¿Te obligaron? Le preguntó ella con ironía. Puede que parezca que estoy en lo más alto de la jerarquía de este mundo, pero solo soy un soldado como tu;asintió.
— ¿Dónde estoy? ¿Y cuando piensan matarme? —preguntó con curiosidad. Él no dejaba de observarla de esa forma que tanto la dañaba.
—No sé esa respuesta —dijo. Ellos no pueden matarte, lo tienen prohibido; murmuró. Valquiria levantó una ceja llena de arrogancia y furia contenida.
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Legado I: Herederos de Sangre © [Finalizada]
FantasyValquiria Von Engels es una de las mejores cazadoras de su generación, perteneciente a una raza de humanos dotados con características que los hacen únicos. Secretos, mentiras y manipulaciones forman parte de un mundo oscuro, y donde no todo es l...