Legado I: Herederos de Sangre © [Finalizada]

Extra #1: Escena Eliminada

[Escena perteneciente al momento en que Valquiria se encuentra con la logía. Originalmente iba en la historia pero decidí sacarla para crear mas intriga =3 ]

Llevaba dando vueltas en círculos hacía, aproximadamente, cuarenta minutos. Estaba consternado, podía verlo claramente y ya no sabía que decir para calmarlo.

— Vas a hacer un agujero en el suelo —le dijo, pero él no le prestó atención.

La mayoría del tiempo la gente desestimada lo que decía pero sabía que el fondo le prestaban atención. De todos modos, a él no le importaba mucho lo que pensaran los demás. El mundo era un lio y él pretendía pasar por él de la mejor manera posible. Estaba acostado en el pasto con sus ojos en el cielo estrellado y a la espera de que los acontecimientos tuviesen lugar.

—Newén, ¿puedes dejar de caminar? Basta de sentirte culpable —le gritó, de nuevo, desesperado. Él negó con su cabeza, pasando sus manos por el pelo una y otra vez.

— La dejamos ahí, ¿Tu la viste? Estaba indefensa —comentó deteniéndose para volver a girar en círculos.

Leonardo puso los ojos en blanco. Mas allá de ellos, Eleonora intentaba tranquilizar a Therón con poco éxito; ella era altanera, con un humor de perros y la paciencia del tamaño de una almendra, y él estaba desquiciante y miedoso como un nene. Aún así, Eleonora generaba en él un sentimiento de hechizante desafío. Martiniano conversaba con el vikingo Einarsen dentro de la camioneta con los ojos en la lejanía. Los seis se encontraban ya bastante lejos de la presunta casa de la logia y estaba a la espera de saber a donde debían ir.

—¿Como puede ser que sientas culpa siendo un abogado? —preguntó con curiosidad, pero recibía la mirada intimidatoria de Newén que solo le daba gracia.

— Eres un inconsciente —gruño Newén, pero Leonardo puso los ojos en blanco. Él siempre se comportaba demasiado maduro y paternal con ellos.

—No soy inconsciente, sé que Valquiria estuvo y está en peligro, pero ese era el plan —le dijo queriéndolo hacer entrar en razón. Newén resopló por lo bajo y detuvo su andar. ¿Se mareó?; se preguntó Leonardo viéndolo tambalear levemente.

—Esto es una locura —rechistó.

— Eso ya lo dejaste en claro numerosas veces, ademas, es un poco tarde —murmuró queriendo que él no lo escuchara pero no funcionó. Esa mirada oscura y llena de autoridad lo bombardeó con cientos de balas mentales. Él no dijo nada, estaba tranquilo y confiado en que Valquiria podría con todo esto. Ella era una de las mujeres más fuertes que había conocido y que conocería, y con una convicción que admiraba.

—Chicos, ¡andando! —gritó Norbert desde la camioneta. Por lo visto, los acontecimientos estaban sucediendo.