Una Chica Diferente

¿Yo? ¿Porrista? ¡JAMAS!

Nora

Seguí a Mía hasta los vestidores y me puse la ropa que me había prestado. ¿No es extraño que alguien guarde ropa extra en su casillero? El short de color gris de Mía era demasiado corto y se ceñía a mis piernas de una manera incomoda; lo mismo sucedía con la blusa negra de tirantes que me había arrojado a la cara nada más entrar. Ambas prendas resaltaban partes de mi cuerpo que no estaba deseosa de presumir, más bien, todo lo contrario. Sentía que me hacía falta mucho que cubrir. Me sujete el cabello en una cola de caballo alta que lograra mantenerlo fuera de mi cara. Con los tenis no tuve ningún problema pues mis converse funcionaban igual de bien con el atuendo. Lo que definitivamente no funcionaria seria el resto de mi cuerpo intentando hacer piruetas y bailes ridículos.

-Tranquila lo harás bien. –intento tranquilizarme. –Además, Brook es la nueva líder de porristas.

-Eso es precisamente lo que más temo. – le respondí. Ella aun estaba aun peinándose una linda trenza.

-¿De qué hablas? –inquirió.

-Está en mi clase de Filosofía. –le expliqué. –Hablamos un poco y ella menciono lo de las audiciones.

-¡Oh, por dios! –dejo de lado su peinado y puso toda su atención en mi. -¿Ella te invito a las audiciones?

-Técnicamente...

-¡Increíble! – su manía de interrumpir comenzaba a molestarme.

–No hay tiempo que perder.

En medio del extenso campo verde ya estaba reunido el equipo de futbol. En el medio del grupo, un chico de cabello rubio gritaba, y otros dos chicos a su espalda reían inconteniblemente mientras el resto escuchaba con cara de terror y sufrimiento. Del otro lado, cerca de las gradas, un grupo de chicas, todas parecidas a Mía, habían iniciado su propia reunión.

Como era de esperarse, la abeja reina había tomado el control y se posicionaba en el centro de su propio circulo.

-¡Nora! – exclamó la rubia en cuanto me vio acercarme al grupo. –Me alegra tanto que vinieras.

Me dio un rápido abrazo y soltó dos besos al aire a cada lado de mi rostro. Sus adeptas también se acercaron a saludar.

-No estábamos seguras de sí vendrías. –hablo la pequeña rubia.

-Estas son las últimas audiciones, Brook insistió en que te esperáramos. – esta vez, fue la morena quien hablo.

-Creí que no querrías perdértelas. – dijo Brook, con un fingido tono de inocencia.

-Por nada del mundo. - dije imitando su tono y dirigiéndole una sonrisa tan falsa como su cabellera.

Mi mirada y la suya chocaban como espadas rivales en un duelo, sin que ninguna de las dos se rindiera a apartarla.

-¿No es genial? – gritó Mia. -Vamos a estar todas en el mismo equipo.

Me obligué a apartar la mirada para observarla, se encontraba junto a un par de chicas, con las que había estado sosteniendo una corta conversación; pero, sin duda, su pregunta se dirigía a mí.

-Genial.- dije sin más.

Brook volvió a su posición como líder de porristas y se coloco al frente del grupo para llamar la atención de todas.

-Vamos a empezar, chicas. - anunció. -Simplemente intenten seguirme.

-Inténtenlo.- se burlo la morena desde las gradas, junto a la otra rubia.

Con una señal, la música comenzó a sonar y Brook no se limito. Abría y cerraba las manos y lanzaba los brazos en todas direcciones mientras daba saltos y movía las caderas de un modo que para cualquiera hubiera sido sencillo imitar. Cualquiera excepto yo, que luchaba por mantener el equilibrio mientras intentaba imitar el movimiento de sus manos y al mismo tiempo, llevar el ritmo de la música. Desde el principio supe que esta era una mala idea. Ya me estaba arrepintiendo. Ahora la clase de gimnasia no sonaba tan mal ¿no?

Seguirlas no se me hacia fácil, nunca había sido muy coordinada y el baile no era algo que se me diera específicamente bien, así que constantemente me equivocaba en los movimientos golpeando a una chica a mi costado y a Mia en el camino. Por si eso fuera poco, para agrandar mi humillación, el equipo de futbol, que hasta pocos minutos antes se encontraba inmerso en su propia reunión, ahora miraba en mi dirección. No quiero decir que miraban la práctica. No. Ellos definitivamente estaban mirándome hacer el ridículo. Podía imaginar lo ridícula que me veía desde su perspectiva, seguramente me asemejaba a una de esas figuras que se colocan fuera de los supermercados para atraer la atención. Aquellos que se inflan y contorsionan su cuerpo de tela sin control.

Tierra trágame y escúpeme lejos de aquí. Rogué.

Como si mi suplica fuese escuchada, de repente sentí como la ley de gravedad reclamaba su dominio sobre mi cuerpo y me llevaba hacia abajo, haciéndome caer al piso de un sentón.

-Mierda. –deje escapar la palabra al sentir la punzada de dolor en el trasero.

Todas las miradas estaban ahora puestas sobre mí. No solo los futbolistas, también las porristas, Mia y sus amigas, incluso Jayden me observaba desde la entrada del campo. La temperatura aumento súbitamente y sentí la sangre subirme a las mejillas.

-Bien, chicas, es obvio que algunas necesitamos un descanso, así que vayan a las gradas, beban agua y regresen en 5 minutos.- escuche decir a Brook.

Alguien acabe pronto con mi sufrimiento y mateme. Ahora.

...

Chicos espero que les haya gustado la edición de la novela. Si ya la sigues te invito a que leas desde el principio la historia y me dejes en un comentario que tal te pareció. Si eres nuevo espero que la disfrutes, no olvides darle favorito y compartirla.

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