Ni lo sueñes

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Nora

-Lo siento mucho, Nora. Hablo completamente en serio. -se le notaba realmente arrepentida. -Sabes que jamás te hubiera dejado tirada, mi estúpido hermano me llamo, me dijo que había tenido un accidente muy grave, cuando llegue al hospital solo tenía un dedo roto. -rodó los ojos.

-Lo sé, deja de disculparte, Mia.- le dije intentando réstale importancia.

-Te compensare, lo prometo. Te llevare de compras ¿si? -se le dibujo una sonrisa y le brillaron los ojos.

-Hablando de eso ¿crees que podrías ayudarme con eso de... "estar a la moda"?

-!Por supuesto! -casi se pone a dar brincos de emoción.- ¿Eso significa que ya no estas molesta?

-Nunca estuve molesta - me reí.

Mia me sonrió mas tranquila.

-¿Como llegaste ayer a tu casa? - preguntó de repente.

-Es una larga historia...

No quería que Mia se enterara de mi salidita, la noche anterior, con el rey de los idiotas. Ademas, yo nunca había aceptado salir con él, me había llevado a base de engaños y trampas.

-¿Tuviste que caminar hasta allá? -de nuevo estaba preocupada.

-No, yo...

-Hola, hermosa.

Hablando del diablo.

Rodé los ojos. -¿Que quieres?

-Quería preguntarte... -de repente las mejillas se le colorearon, parecía nervioso. ¿Nervioso? ¿Daniel? No, seguro le había caído mal el desayuno. -si te gustaría salir conmigo.

-¿Vas a pedírmelo? -escucharlo me sorprendió.

-Si, bueno ayer no pareció resultar de la mejor manera. -se llevo una mano a la nuca, aparentemente incomodo.

-¿Te refieres a ayer cuando me raptaste? -Levante una ceja.

-No fue un rapto, además -Su mirada avergonzada cambio por una de seducción.  -deberías admitir que te encantó. -me intento poner un mechón de cabello detrás de la oreja, pero le aparte la mano con un manotazo.

-Pues no, no me gusto, ni quería ir, así que si fue un rapto.- Claro que no me había gustado... Ni él, ni la "cita". -Prometiste que me dejarías en paz.

-Eso fue ayer, la hechizo termina a las 12. como en Blancanieves.- su socarrona sonrisa comenzaba a sacarme de quicio.

-Cenicienta. -le mire con el ceño fruncido.

-¿Como dices?- parecía realmente no entender lo que había dicho.

-El cuento es La Cenicienta, no Blancanieves, y tu no eres precisamente un príncipe. - me miro con un ceja alzada.

Yo tome a Mia y la jale conmigo, chocando contra el hombro de Daniel para apartarlo cuando pase a su lado. Avance hasta que estuvimos suficientemente lejos de él como para sentirme cómoda. Él no hizo ningún intento por seguirnos.
Llegamos cerca del salón donde tomaríamos la clase de Biología, por lo menos el día mejoraría en algo. Siempre había sido buena en biología, me gustaba esta materia casi mas que cualquier otra, mi clase favorita era en realidad Literatura, pero solo la tomábamos dos veces a la semana.
Mia me miraba enfadada.

-¿Saliste con Daniel Harris y no me lo contaste? - sus labios formaron una línea recta.

-Hey, hey, espera. No "salí" con él, me engaño y me llevo a la fuerza, y no te conté por que no quiero que sea algo que se sepa.- intente explicarle.

-Pues creo que es un poco tarde para eso.- dijo.

Y tenía razón, dentro del salón de clases todos los chicos y chicas me miraban y murmuraban entre ellos, se reían o incluso los mas descarados me señalaban. No había otra explicación más que el hecho de que la noticia de "la nueva conquista de Daniel". Como si fuera un trofeo que había ganado o un gran pez que había capturado. No, nada de eso. No iba a dejarme atrapar por un imbecil como él.
Decidí que nada de lo que la gente dijera sobre mi o lo que Daniel intentará iba a hacerme cambiar de opinión. Él era un idiota y yo no era una chica fácil, así de simple.
Escogimos dos asientos al frente de la clase y nos sentamos en ellos. El profesor no tardo en entrar y en cuanto lo hizo, puso orden en el salón y se presentó, su nombre era Franklin Roberts, no era un hombre viejo, pero se veía estricto, aunque bien, podía ser solo una apariencia. Comenzó a hacer preguntas al azar como un examen oral sorpresa y para mi fortuna todas las respuestas las sabia.

-Me sorprendes, Nora. Necesitamos mas alumnos como tú, por aquí. -Me felicitó el señor Roberts.

En ese momento un Daniel sudoroso y agitado llego corriendo a la puerta del salón.

-Ah, señor Harris. No me extraña tenerlo de nuevo en mi curso. Por favor, tome asiento y será mejor que esta vez tome un par de notas si no quiere estar aquí una vez mas. -lo miro con severidad mientras él se sentaba unas sillas más allá de donde me encontraba, no sin dirigirme una mirada y una sonrisa que me calentó las mejillas, algo que esperaba que nadie hubiera notado. -De hecho, tengo una idea.

-¿Va a exentarme con 10? - dijo Daniel en tono sarcástico. -Así no tendrá que verme nunca mas.

-En realidad, no. Pero si pienso ayudarte un poco. -su mirada se dirigió a mi. -Nora, ¿te molestaría ser la tutora de Daniel en el curso?

Mierda, mierda, mierda y mas mierda. Por una vez en la vida me arrepentía de ser tan buena en algo.

-Claro que no. - le sonreí al profesor.

-No te preocupes, se lo difícil que es lidiar con este jovencito en particular. Tomare en cuenta este gesto de ayuda al evaluarte. - Me aseguró el profesor y seguido me guiñó un ojo.

-Bien, podemos estudiar en mi casa después de clases. -Daniel esbozó una sonrisa triunfal y yo rodé los ojos.

Mia me apretó la mano para hacerme saber que contaba con ella.

Realmente esto no podía ser peor. Parecía que incluso el universo conspira a contra mi.

-Supongo que tenemos una cita, tutora. - me susurro Daniel, cuando me lo tope en la puerta al salir.

-Ni lo sueñes...

Una Chica DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora