4. Amanecer

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Cocol's POV:

Una noche de Abril, fue cuando la conocí. Era pequeña; sus ojos eran gigantescos, llenos de curiosidad y asombro. Se había detenido a observarme, sólo me miraba desde su habitación.
Sus padres dormían al igual que sus amigos, vecinos, desconocidos, todo el universo estaba dormido.
La luz estaba apagada, las ventanas estaban abiertas de par en par, las cortinas bailaban al son de una pequeña brisa que invadía cada centrimentro de su casa. Solo eramos ella y yo, mirándonos.
Me hablaba, me contaba como se llamaban sus muñecas —tenía 5 años—.
Le sonreí; ella hizo un gesto de asombró acercando una de sus manos a su boca, corrió hasta un cajón de su mesita de luz —buscaba algo con desesperación—  saco una cámara de fotos con la que me tomó una. Bailó una pequeña y sutil balada, luego me miro y le dediqué un aplauso —se inclinó dando las gracias—. Se despidió con un beso, el cuál fue volando desde su boca hasta mí, navegando por el cielo.
Se recostó sobre su cama, tapándose con una fina sábana junto a su pequeño osito de peluche, Chris.
Miraba el techo —había pegado mi foto allí— susurraba mi nombre, ¡si! alguien había dicho mi nombre, no en voz alta, pero lo suficiente para que yo pudiera escuchar —sonreí cuando llegó a mis oidos pero con cierto rechazo— ella tuvo la valentía de decirlo, pero yo no la tenia, la cobardía se habia apoderado de mi. Me dedicó un 'te amo', que resonó por toda la sala, manchando las paredes, acompañado de una pequeña sonrisa.
Su nombre me traía paz y... alboroto, era como despertarte de un sueño que sabes que estas atado pero en realidad no.
Se llamaba Amanecer, lo sé, lo dijo al mirarme; sus ojos decían demasiado, pero sus labios solo hacían una leve mueca.
O solo quizás, lo escuche en alguno de mis sueños, no puedo afirmarlo.
Luego de esa noche la vi varias veces más, ninguna decía nada, solo bailaba y yo luego la aplaudía.
Su alma era pura, limpia, inocente. A veces me contaba sus cosas... sus peleas con sus amigos imaginarios, como se llamaban sus ositos de peluches, sus ganas de tener una mascota, alguien a quien cuidar y amar.
Tan inocente, como antes lo era yo. Le prometí llevarla a pasear a 'Marte', donde los cachorritos corretean por todos lados, donde las nubes son algodón de azúcar, y los árboles son paletas, donde habia ríos de chocolate, lluvia de leche y demás.
Se reía, mientras inventaba un mundo paralelo perfecto en Marte, yo no tenía el valor de decirle la verdad, su sonrisa era perfecta y su risa lo era aún más, tan...
pura.
Su danza soltaba un verde agua chispeante, su sonrisa era el fino toque de un piano, oírla susurrar era tan dulce, a la vez que era peligroso, tenia la habilidad de hacerme estremecer. 'La amo', dije susurrando, al igual que lo hacia ella, pero mi confesión resonaba como un eco en el espacio.
Supe que la amaría hasta el fin. Y ella sea, quizás, quien de sentido a mi vida.

                                                 Xoxo, Cocol

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