Al anochecer llevo a cabo su plan, ella saldría libre y regresaría a su Hogar. Pero sabía que no podría cantar victoria aún; Tal vez logre escapar pero sabe que deberá sacrificar a los que antes llamaba camaradas con el fin de estar devuelta en Marley, si es que se interponen en su camino.
No tenia conocimientos sobre lo que paso que Reiner o Bertholdt, tan solo tenia una cosa en mente y esa es salir a toda costa de las murallas y regresar a casa como había prometido a su padre.
Alcanzo la tapa de las aguas residuales, donde decidió que emprendería su escape. Con facilidad pudo quitar dicha tapa para salir intacta de aquel asqueroso y desaseado camino que eligió.
Sentada ya sobre el pavimento de las calles que cubrían Sina, quito el sudor de su frente dando un pesado suspiro. Miro hacia el cielo deleitando sus azules orbes con la maravillosa función que daban las estrellas junto a la pálida luna que en esa noche estaba en su etapa cuarta menguante.
Dió una pequeña y casi sonrisa. Recordó cuando su madre le contaba historias y sus teorías sobre las estrellas siendo astróloga. Le fascinaba escuchar y ver el iluminado rostro de su progenitora al hablar de aquello.
Pero los momentos felices se esfumaron al recordar las circunstancias en las que se encontraba. Rápidamente se dio una bofetada mental y se estabilizó nuevamente para colocar la tapa del alcantarillado.
Camino tranquilamente hasta un oscuro callejón, emprendió su viaje hacia las puertas de la muralla, después de todo aun traía su equipo tridimensional.
A medida avanzaba, notaba que Sina había sido restaurada luego de su encuentro con Eren, todas las casas estaban en penumbra y sus habitantes en un profundo sueño sin percatarse que la temible titán hembra se encontraba vagando a altas horas de la noche por aquellas calles.
"Lo siento...lo siento...lo siento"
Se torturaba pensando en todas las vidas que arrebató, no merecía perdón alguno, lo sabia. Pero tenia que volver y enfrentar las consecuencias de no completar su misión. Solamente podía recordar el rostro de aquel castaño de tendencias suicidas al enterarse de su verdadera identidad, Mikasa tratando de clavarle sus cuchillas y...Armin, aquel rubio que dejo con vida sin saber dicha razón.
—Para mi eras una buena persona — recordó las palabras del rubio cuando su rostro demostraba dolor y decepción al haberse enterado por cuenta propia de su identidad.
¿Porque habrá aceptado venir a ser recluta? Para torturarse, nada más. Todos a excepción de ellos eran honorables soldados con deseos de proteger a la humanidad. Ellos no lo eran. Ellos estaban ahí por una misión, no para jugar a los soldaditos.
Ellos eran Guerreros no Soldados. Por más que se decía que Eldia y Marley eran lo mismo, su destino la conllevo a ser una de las muchas personas que se sacrificaría por un lugar al que sentía no pertenecer, pero su padre lo valía.
Y Marley quería a Eren por medio de cualquier medio, ellos solamente debían obedecer a sus ordenes. Ellos querían a Eren ellos debían entregarle a Eren en bandeja de plata, así funcionaba aunque conllevará la pérdida de sus propias vidas en el camino; él titán fundador debia ser devuelto a donde pertenecía como la voluntad del Rey ciento cuarenta y cinco dictaba.
Por otra parte, Armin iba directo a aquella cueva perteneciente a Sina, debajo de el distrito para ser exactos, para verla.
Cuando no iba a alguna expedición siempre la visitaba y admiraba su siempre imperturbable rostro, sus fríos ojos ocultos y su rubio cabello similar al oro mas hermoso para él. Esa persona por la que resguardaba tantos sentimientos era Annie, de quien sentía cosas inimaginables y totalmente estúpidas, de ella quién buscaba secuestrar a su mejor amigo, ella quién le causó una decepción tan profunda como las mismísimas penumbras. Él había caído por una traidora.
Su camino hacía la cueva fue interrumpido al pasar por uno de los muchos callejones pertenecientes a Sina, logró observar aquella fina silueta con su cabeza cubierta por un gorro de color níveo y con el emblema de la policía militar en su chaqueta marrón. Sin saberlo se encontraba a espaldas de su querida Annie Leonhart.
Le causó curiosidad ver a una persona vagando a altas horas de la noche, se suponía que los policías no patrullaban esas zonas a esas horas de la noche por lo cual sin pensarlo o meditarlo, empezó a caminar sin discreción alguna detrás de la fina silueta, quien ya se había percatado que le seguían pero no estaba dispuesta a voltearse. Sus fríos ojos marinos deseaban ver de quién se trataba pero no se podía permitir ser atrapada, no ahora que lo había conseguido, iba a regresar a casa, costara lo que le costara.
La persona detrás empezaba a acelerar el paso, ella miro un callejón a la izquierda y se adentro a este. Armin no podía ver del todo bien debido a la oscuridad, su única iluminación era la destellante luna que en esos momentos no le servía de mucho.
Exploró el área frenando de pronto y sus ojos viajaron por todo lo extenso de dicho callejón, de pronto sintio el frio de un metal, algo en su nuca, herizandole cada uno de sus vellos. Sin pudor volteo encontrándose con aquellos fríos ojos azules que había anhelado ver de nuevo desde hace ya cinco años. Sabía internamente que se trataba de Annie, aunque su mente quería pensar que no era así, pero ya no había duda al tener contacto directo con aquellas gemas de un frio azul.
—¿Armin? —cuestionó perpleja la confundida rubia empuñando aún su cuchilla.
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Culpable|| Aruannie
Short Story❝La culpa la carcomía por dentro, ella no podía con la sangre que se postraba en sus manos. Quería escapar y regresar por una promesa, algo que nunca perdió su valor en su mente, mas había un obstáculo que le impedía irse con tranquilidad, ese algo...