La pequeña rubia mantenía su bota en el pecho de la mayor quien al fin cedió así desmayándose ante la falta de aire debido a la presión que la menor ejerció en el área.
—Lo siento —susurro para agacharse desatando las correas en las piernas de la chica. Ella no quería hacerlo pero lo necesitaba y literalmente una mala jugada la hizo cruzarse con ella.
Sin embargo no se iba manchar las manos, lo veía completamente innecesario. Se coloco el equipo de la forma correcta para alejarse del cuerpo de la rubia a quien había arrastrado hasta un árbol sentada aferrando su espalda al tronco.
La de ojos azules empezó a caminar bajando la colina que dividía Jinae de Trost. Derrotar a aquella chica le había tomado diez minutos y bajar la colina le sumarían veinte, además debía probar el equipo ya que sentía haber olvidado su uso.
Posó su vista en uno de los muchos arboles que se hacían presente en su camino, pensó que tal vez enganchándose entre las ramas lograba llegar de manera mas rápido al distrito central, el tiempo se acababa y no importaba que tan ilógica podría verse una sugerencia de su cerebro, debía tomarla y probarla.
Sostuvo el mango de las hojas sacándolas así y mirando su brillo para así guardarlas, reviso el tanque de gas el cual estaba completamente lleno y luego hizo que el gancho se clavara a un tronco llevándola hacia este y de manera rápida volver a acomodarse hacia el uso.
Eran las tres con cuarenta minutos, la luz del sol se estaba asomando por el horizonte cosa que le hacia estremecer, tan solo imaginar al capitan Levi hiendo tras ella no le gustaba para nada, desde su ultimo encuentro no ha tenido buenos recuerdos. Aunque si estaba dispuesta a enfrentarlo si la ocasión se presentaba.
Caminaba entre las calles de la ciudad mirando constantemente el reloj, usar el equipo de maniobras equivaldría a llamar la atención de los soldados, cosa que no importaba pero no quería mancharse de mas sangre sus manos. Miro como las personas se empezaban a despertar abriendo así sus ventanas, tiendas, puertas entre otras cosas.
El sol empezaba a emanar luz en el cielo haciendo que el panorama se aclarara. La chica gruño colocando su gorro nuevamente y poniendo en el equipo en acción clavando el gancho en una de las edificaciones para empezar a movilizarse por los tejados, quería llegar ya al muro, no tendría necesidad de bajar a Shiganshina, tan solo con rodearlo bastaba para irse en dirección al mar y al fin ser libre e ir con su padre.
Dejando atrás al quizás amor de su vida. Pero como varias cosas, se quedara siempre en un “Quizas”.
Armin colocaba su chaqueta procedente a la legion, acomodando algunos detalles de la polera de mangas largas. Camino hacia la puerta la cual se encontraban tocando desde hace ya unos minutos con desespero.
Él rubio se encontraba tremendamente nervioso, no lo negaría, pero se lo había prometido a Annie por lo que no se retractaría en esos momentos en que el lobo venia por su presa. Paso sus manos por sus rubios cabellos haciendo un intento en recobrar la serenidad que necesitaba.
—Ya voy —hablo monótono.
Hanji había dejado los toques para cuando la puerta se abrió dejando a la vista al rubio líder de escuadrón. Miro con confusión el rostro que traía, mientras soldados de la policía militar le acompañaban para traer a Annie y llevarla a la base donde proseguirían con el interrogatorio para después a palabras del jefe de las divisiones; Zackley, ver lo que harían con ella.
Sin embargo, Hanji se imaginaba la noticia que el rostro de Armin decía a leguas. La prisionera había escapado, había creído en que él rubio no se dejaría llevar por sentimentalismos, pero estaba equivocada, Armin había cedido ante Annie y no lo culpaba.
Ella podía diferenciar la fina linea que había entre los sentimientos y el deber y también sabia perfectamente que habían ocasiones en que se debía permitir cruzarla. Armin veía a su superior con seriedad en sus facciones pero sus expresivos ojos azules lo delataban.
Hanji se limito a suspirar y coloco su mano como apoyo sin embargo su mirada era en demasía severa. Él rubio nunca había visto una faceta de ese calibre desde el día en que le aclararon que prefirieron su vida por encima de la del ex y difunto comandante; Erwin Smith.
—No te juzgare, Armin, sin embargo, tus acciones tienen un castigo y podría revocarte de tu puesto. Pero de eso hablaremos en otra ocasion —explico la mujer dando esperanza a los azules orbes del rubio, sabia muy bien las consecuencias que tomaría y bien podría contar como una traición, pero lo dijo y hubiese sido peor su silencio.
—Comandante —llamo uno de los soldados que traía la castaña —Por los recientes acontecimientos, debemos avisar a la base para conseguir refuerzos e ir a la búsqueda de la titán hembra.
Armin se tenso ante el nombre que usaron para Annie. Se aparto de Hanji acercándose al soldado quien se dirigió de aquella manera a su amada rubia.
Se paro frente al hombre y a comparación él era mas alto, le vio con seriedad en sus ojos, cosa que no se había visto a menos que no hubiesen acatado ordenes —No te vuelvas a referir a ella de esa manera, es una humana como tu o como yo. Su nombre es Annie Leonhart no la titan hembra —amenazo él rubio.
Hanji tan solo se limito a observar dándose cuenta del error que había cometido al encargar a uno de sus mejores soldados él cual se encontraba enamorado desde antes de la prisionera. Erwin estaría decepcionado en estos momentos.
—Contacten con Levi, Mikasa, Eren y Jean. Connie y Sasha no se encuentran disponibles. Tienen que preparar un carruaje y caballos, regresaremos a Shiganshina —ordeno Hanji al soldado a su costado izquierdo.
Él hombre asintió y la mujer se retiraría. Armin la tomo del hombro haciendo que ella volteara —Comandante, ella solo quiere regresar a su hogar, vencimos a Marley, ¿En que no beneficiaria tenerla en el presidió que ahi es donde Zackley la llevara?
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Culpable|| Aruannie
Short Story❝La culpa la carcomía por dentro, ella no podía con la sangre que se postraba en sus manos. Quería escapar y regresar por una promesa, algo que nunca perdió su valor en su mente, mas había un obstáculo que le impedía irse con tranquilidad, ese algo...