La rubia acerco su mano derecha al fin al llamador, lágrimas amenazaban con salir de sus profundos ojos azules que estaban cansados de llorar, cansados de ver tantas desgracias en su vida. No lo quería dejar pero debía.
Armin se basaba en aquella frase escuchó como consuelo de los labios de Mikasa, su mejor amiga “Si en verdad la amas, dejala ir” había dicho aquella azabache cansada de ver sufrir a su amigo a causa del encierro de la rubia.
Mikasa no se rindió en aquella ocasión en que Eren la había rechazado, ella siguió luchando y él siguió teniendo esperanza en que Annie saldría de ese cristal, tomó su tiempo y durante una semana la retuvo entre sus brazos pero la vida es cruel y se la arrebato nuevamente.
No opondría resistencia, es lo que Annie quería. Y él no podía mantenerla en un lugar donde ella no quería estar, él quería verla feliz y le esta dando la oportunidad que esta en sus manos para que lo sea y tiene que aprovecharla.
— Annie —llamo haciendo que la rubia frenase nuevamente la acción.
Armin la volteo al tomarla nuevamente de la muñeca, observó su rostro lleno de lágrimas y su lastimosa expresión. Ella tampoco quería dejarlo, lo mejor que le había pasado en su vida y se lo arrebatan sin delicadeza alguna.
Él rubio no dijo nada más, tomo el rostro de la chica entre sus manos limpiando con sus pulgares las lágrimas en sus mejillas, lo cual era inútil ya que a los segundos ella volvía a romper en llanto. Armin se acerco a los labios de su amada rubia, tocándolos suavemente en un roce para así explorar otra vez aquel sabor agridulce, al igual que la situación en la que estaban. Los labios de Annie eran tan suaves pero con ese sabor amargo y se sentía frío besarla en esas circunstancias, cuando la verdad miles de sentimientos salían a flote con un roce tan inocente, un toque tan melancólico como su despedida, un beso que sella todo lo que vivieron en tan poco tiempo.
Annie se separó primero dándole así un abrazo, enredando sus brazos en el cuello del mas alto.
— No puedo darte tú equipo, Hanji se lo llevo el primer día. Creo que supuso que algo así sucederia —rio sin ganas. La chica sonrió levemente para así separarse.— Lo siento, Armin —dijo para finalmente voltearse para abrir la puerta.
Miro el exterior apreciando la oscuridad que emanaba gracias al cielo de la madrugada, hace tiempo no veía las estrellas por medio de sus propios ojos y no de un cristal en una habitación. Dio el primer paso así logrando salir cruzando el pórtico de la cabaña bajo la triste mirada que Armin le proporcionaba.
Ella freno el paso mirando hacia Armin mientras lágrimas seguían cayendo de sus ojos zafiros. Sonrió con dulzura y tristeza al rubio a unos metros de ella quien le veía con una sonrisa.
—Si fallo, deseo conocerte en la otra vida, Armin Arlert —alzo la voz con calidez en sus palabras. Armin sonrió entrecerrando sus ojos.
—Quisiera habernos conocido en otras circunstancias, Annie Leonhardt.
La rubia corría a través del bosque perteneciente a la muralla Rose, tal parece que se encontraba en el distrito de Karane y podía pasar a la muralla Maria a través de Trost, sin embargo le tomaría un poco de tiempo para lograr encontrar un equipo tridimensional.
Estaba llegando a lo que era uno de los pueblos cercanos al distrito de Trost, Jinae para ser exactos. No le fue muy bien hablando en sentido sentimental al entrar en aquel pueblo, solo se le vino a la mente la calida mirada repleta de compresión y atisbó de cariño junto a la dulce sonrisa del pecoso que tenia como nombre Marco Bodt con quien ha tenido pesadillas desde aquel día en que escucho algo indebido.
“Ten la mente fría, mantente fría, Annie.” se reprochaba al entrar al pueblo calmando así sus pasos. Miro alrededor y nadie se encontraba despierto para esas horas, saco el reloj de bolsillo el cual siempre cargaba con ella y daban las tres con diez minutos.
Debía apresurarse, en una hora el sol saldría y el silencio de Armin no se extendería mas de lo ya dicho. Empezó a caminar por Jinae para llegar hasta Trost, podría haber pasado la muralla desde Karane pero todos sabían que la ruta mas corta hacia Shiganshina era desde la puerta de Trost.
Debían haber militares o soldados de la guarnición vigilando que todo siguiera en orden, sin embargo no le extrañaba no encontrar a ninguna de las dos divisiones patrullando esto debido a que no era una de las ciudades principales simplemente un pueblo donde no pasaba nada. Aunque nunca se hubiesen imaginado a la usuario de la titán hembra caminando en las calles de Jinae.
Dentro de poco llegaría a Trost, si no se equivoca le tomaría menos de treinta minutos bajar la colina donde se encontraba aquel pueblo, pero cruzar Trost sin un equipo tridimensional tomando en cuenta su tamaño y que podría perderse entre las miles de casas que se encontraban le tomaría mas de tres horas y a ese tiempo ya seria presa fácil para la legión.
—¡Oi! —le llamo alguien a sus espaldas. Su columna sufrió un escalofrío al creer vagamente que no se encontraba nadie a los alrededores. Seguía dándole la espalda a quien decia ella que se trataba de una mujer debido a su tono —¿Que diantres haces aquí a estas horas, militar? —diferencio el sonido de las botas en cada paso que la mujer daba.
Al parecer el destino tenia las cartas a su favor, podría quitarle de manera sencilla el equipo, después de todo daba igual si la delataba, su vida estaba en peligro desde que piso la tierra del patio de Armin tal y como se lo había advertido Hanji.
—Nada —respondio simple dándose la vuelta para hacerle frente a una mujer de cabello rubio que parecía tres años mayor que ella.
Sus ojos azules viajaron por su uniforme, percatandose que es perteneciente a la guarnición y si, si tenia su equipo a la mano. No quería hacerle daño, pero tenia la mirada del tipo de persona la cual no se deja de otra así de sencillo.
—¿Que haces en Jinae, militar? —cuestionó una vez más en un tono severo tratando de parecer intimidante ante su posición de brazos los cuales se encontraban en su cintura.
—¿Por que me lo preguntas de esa manera? —inquirio una tranquila Annie quien le veía de manera fria —¿Tiene algo de malo que sea militar y ande por tú territorio? —intento provocarle tras analizar sus actitudes de un vistazo. Era el tipo de persona que fácil caian en provocaciones.
—No me provoques, niña. Que seas militar no significa que no pueda reportarte —gruño la mayor acercándose aun mas a Annie quién le seguía viendo con indiferencia—¡No me mires así mocosa! —bramo alzando su mano en un puño con su rostro teñido en ira.
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¿Adivinen quien perdió su separador? ;-;
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Culpable|| Aruannie
Short Story❝La culpa la carcomía por dentro, ella no podía con la sangre que se postraba en sus manos. Quería escapar y regresar por una promesa, algo que nunca perdió su valor en su mente, mas había un obstáculo que le impedía irse con tranquilidad, ese algo...