catorce

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La rubia había quedado petrificada ante la persona que se encontraba frente a ella. Su cabello rubio en media coleta y sus ojos azules mirándola con calidez, mas sus expresiones eran duras.

—Armin—hablo al fin. No podía creer que él estaba ahí, pero no era algo que le ponía alegre, era todo lo contrario.

—Te dije que debías escapar...—expreso con total seriedad. Tomo el mango de sus navajas mas no las saco, la mirada de Annie se estabilizo y colocándose firme, sus ojos azules volvieron a la frialdad de siempre.

—Lo haré, deshaciéndome de quien se entrometa en mi camino—dijo con simpleza. La brisa hizo presencia, las hebras de los rubios se movían al compás del aire y sus miradas no se despegaban.

Armin empezó a acercarse y ella no se movía, al igual que él, coloco una de sus manos al mango de la espada. Sabia que era capaz de hacer, sabia que podría tomar la posición que él mantenía en su vida en su contra, él puede jugar con su mente como si de un bebe con su juguete favorito se tratase.

—Annie—susurro al tenerla cerca. Sonrió con ternura y levanto una de sus manos, no le era conveniente herirla de gravedad, sabia perfectamente que ella podía controlar su transformación, como él aprendió hace unos años—Olvidate de tu hogar —susurro. Annie mantenía su fría mirada aun, Armin se percato que no seria tan fácil, pero debía hacerlo. No venia solo y era algo de lo cual la rubia ya se había percatado—Ven con la legión, ve al juicio y ayudanos—su mano fue acercándose lentamente al rostro de la de ojos azules.

Annie tan solo mantenía contacto con los azules de Armin, rápidamente salto lejos, no sin antes haber sacado su navaja y cortar parte del brazo al rubio. Él de ojos azules abrió los ojos con sorpresa, mirándola con terror, ella había cumplido su palabra, se desharia de cualquiera que intervenga en su camino.

Annie le veía con frialdad. Miro la sangre en su polera y chaqueta como lo mas normal del mundo, aunque en el fondo quería desparramarse a llorar. No quería hacerle daño y ahora tendría esa herida de por vida si es que sobrevive.

Su corazón empezó a latir con fuerza, sin embargo podía controlar su respiración y mostraba su debilidad emocional. Iba a darse la vuelta cuando un sonido, que ella conocía a la perfección se hizo presente. Petrificada y con sus ojos abiertos como platos volteó nuevamente con lentitud, creyendo que su débil mente le había jugada una mala broma, que tan solo fue un fallo de su organismo.

Escuchar como el vapor salia de la persona tras de ella...

Su respiración se volvió pesada, su cuerpo empezó a temblar y una expresión de pena se vio en el rostro de Armin quien se limito a bajar la mirada mientras su brazo se regeneraba, lentamente.

—¿Q-Que demonios?—logro balbucear la rubia. Apretó sus puños y lágrimas amenazaban en salir —Todo este tiempo...—susurro mas apretó sus labios. Tenia ganas de gritar, abalanzarse en su contra y llorar, llorar hasta que no hubiese agua en su cuerpo.

—Es nuestra oportunidad—murmuró Mikasa apretando sus dientes, Levi coloco su mano frente a ella, impidiéndole e indirectamente ordenándole que se mantuviera en su lugar.

—Es algo complicado para Armin, Mikasa, si no nos ha dado la señal, sus razones debe tener
—musito Eren a su costado viendo con atención lo que sucedía entre su mejor amigo y la enemiga.

—¿Quien fue?—hablo Annie volviendo en si. Empezaba a retomar la calma, pero el sentimiento seguía ahí, ahora mismo no le importaba en lo absoluto nada, mataría a sangre fría si fuese necesario, pero ya nada le impedía regresar a su hogar.

Culpable|| AruannieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora