tres.

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La lluvia caía fuertemente en la cabaña de la cual él rubio es propietario.

—¡Eres un monstruo!—gritaban diferentes voces alrededor, no tenia idea de quienes se trataban. Tan solo las oía, estaban presentes sin un cuerpo, como almas en pena.

Miro con temor a su alrededor, buscando una salida, queriendo salir de aquella pesadilla, más lo único que pudo diferenciar a lo lejos fue una silueta femenina, se acercaba cada vez que parpadeaba.

Una mujer de cabello rubio y vestido blanco, esa era la persona que veia a distancia. Se acercó hasta estar frente a ella, su mano subio hasta la altura de su rostro y acaricio suavemente la mejilla de la pequeña rubia, sus mejillas se sentían húmedas, no podía creer que a quien tenía enfrente era su madre.

—Nunca creí que te convertirias en esto...

De pronto su cuerpo se volvió gigante, miro su mano libre con la otra sujetaba a aquella hermosa mujer de rubios cabellos...noto con asombro su piel de la que solo se visualizaba la carne interna. Un espejo apareció delante de ella apreciando mejor su forma de titán.

De pronto aquel hombre quien le había criado apareció en el espejo, su ceño eternamente fruncido y de sus azules ojos brotaban lágrimas
Lo prometiste, hija.

Annie abrió sus ojos, miro alrededor de la habitación observando nuevamente la bandeja llena de comida, no le apetecía nada de lo que había en aquel plato. Dio un tembloroso suspiro mirando al techo.

—¿Estarás decepcionada de lo que soy?—susurró y desvío su mirada. Como se había vuelto típico, no se limitó a más que girar su cuerpo mirando la pared color crema mientras las lágrimas amenazaban con salir.

Culpable|| AruannieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora