Capítulo 3 || Situaciones Complejas

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—¿Cómo te sientes? —pregunto una vez abre sus ojos. Intenta incorporarse con dificultad. Un leve gesto de dolor pasa por su rostro haciéndome sentir culpable de su estado.

Me acerco rápidamente y con extremo cuidado la ayudo.

Ha pasado una noche difícil. El dolor en la herida la mantuvo la mayor parte del tiempo despierta. Le suministraron algunos medicamentos pasada la medianoche y con eso duró el resto de la madrugada dormida, hasta ahora.

—Duele, pero vale completamente la pena. —Sonríe de esa manera que me deja hipnotizado. Es una hermosa sonrisa que disfruto, si es posible, por horas observar.

—Es hermosa nuestra pequeña. —No lo discuto, porque es verdad. Mi Angelique es tan hermosa como ella.

Tomo su mano con suavidad, la necesidad de contacto siempre está presente.

—Sí. —Acaricia mis dedos. —¿Has hablado con Damon? —Suspiro profundamente.

Nuestro hijo se fue sin despedirse y eso la tiene completamente preocupada.

Por un segundo temí que se alejara de todos. Que tomara la decisión de irse y lidiar solo con su dolor. Marqué a su teléfono una y otra vez, pero cerraba la llamada en el primer tono y eso aún con el dolor que me causaba, me indicaba que el trabajo del infeliz de Trump y Arthur estaba hecho. Se cerró por completo a recibir el apoyo de todos, su familia, porque, aunque no lleve nuestra sangre lo es.

—Sí. —Miro mi reloj. —Asumo que debe estar por llegar. —Omito decirle que mi hija fue su compañía durante las últimas horas.

Esa fue otra decisión precipitada de Phoebe. Me enojé cuando Johan me llamó para informarme, pero Ted me tranquilizo argumentando que quizás era mi princesa la única capaz de traspasar esa barrera que Damon intentaba construir.

Lo logró.

Horas después pude hablar con un hombre que poseía un deje de alegría en su voz y no tuve duda en saber qué se debía a mi hija. El amor es así, capaz de borrar angustias y dolor. Traspasar todas las barreras que impidan su desarrollo y me hace feliz que se den una oportunidad, pero algo muy distinto es permitir que en un momento como este de vulnerabilidad el sexo sea su método de desahogo trayendo consecuencias para lo que no están preparados.

No dudo de su amor, dudo del control que no conoce el deseo. Una vez estás frente a esa persona que amas es imposible controlarte. He sido testigo de las miradas de mi hijo y sin dudar hay amor, pero la desea y eso es algo que estoy seguro no sabrá controlar.

—¿Vendrá? —Me mira con el ceño fruncido. —¿Qué lo hizo cambiar? Estaba reacio a hablar... —El sonido de la puerta abrirse la interrumpe dejando su respuesta a la vista.

Phoebe entra junto a Damon.

—Buenos días, mamá —Mi princesa se acerca y deja un beso en la mejilla de su madre.

Hurgo en la mirada de mi hijo si hubo solución a sus diferencias, sin conseguirlo. Posee la misma máscara de impavidez que me desconcierta. Su actitud por la noche fue mucho más abierta y ahora simplemente permanece de pie en el marco de la puerta observando a su madre fijamente. Como si analizara a la mujer que durante años cuidó de él con recelo.

Posa sus ojos en mí de soslayo.

—¿No me vas a saludar? —dice mi esposa con una de esas sonrisas que te dominan por completo.

Damon sonríe y se acerca dejando un beso en su frente seguido de un susurro en su odio que la hace reír y me encanta.

Poco a poco el ambiente se relaja y por primera vez disfrutamos hablar como una verdadera familia sin esa tensión que imponían los comunes momentos de temor a la verdad. Ahora no hay secretos, cada hecho ha sido mostrado y está en nosotros como familia superarlos.

Liberando Sombras #2 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora