Capítulo 36 || Mi peor pesadilla

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Maratón 3 / 3


—¿Por qué tan serio? —pregunta mi hermano solo para nosotros.

Mi esposa disfruta escuchando a la amiga de mi hijo que cuenta anécdotas de su adolescencia. Su apellido ha removido el pasado, me ha arrastrado a esa parte oscura que por años quise olvidar. La ironía de la vida es un asco, tener tanto dinero y limitar lo que puedes hacer. En este momento quisiera apostar todo a cambiar esa parte de mi vida que seguramente me seguirá siempre.

—Me recuerda a alguien. —Omito decirle quien y el por qué. Mi familia desconoce mi pasado. Para todos, mi aventura con Dayana fueron encuentros ocasionales. No conocen más allá y jamás lo sabrán, por eso necesito los malditos documentos que tiene en su poder Anthon. Mi departamento de relaciones públicas se mantiene al pendiente de salir la noticia, no permitiré que dañen mi imagen frente a mis hijos.

—¿Quién es ese alguien que te tiene mal? —Niego buscando borrar los recuerdos.

—Nadie importante. —No miento. Leyla jamás fue importante en mi vida. El accidente en mi cuarto de juegos fue uno de esos hechos que me impulso a dejar todo ese mundo atrás. Jamás había pasado mis propios límites y en ese momento sucedió. —¿Qué estudias? —le pregunto directamente.

Desde que escuché su apellido ha nacido mi desconfianza. Sus ojos azules me observan con timidez.

Creo que le intimido, seguramente es el parecido que guardo con mi hijo.

—Aspiro a ser pediatra —dice sin titubear. Está segura de sus sueños, eso es bueno en alguien tan joven.

—Te gustan los niños. —Asiente. —Mi madre fue pediatra. La mejor sin duda. —Se sonroja.

—Gracia por el cumplido, cariño, pero no desmerito a los nuevos ingresos. —La mira sin abandonar esa sonrisa que siempre fue mi fortaleza.

—¿A qué se dedican tus padres? —Christopher desvía la mirada hacia mí, me escruta minuciosamente.

—Mi madre es decoradora y mi padre... no lo conozco. —Frunzo el ceño.

—Perdona a mi esposo, cariño, no quería ser imprudente —dice mi esposa reprobatoriamente.

¿No tiene padre?

—No se preocupe, no me afecta. —Mira de soslayo a Christopher que le sonríe con cariño.

Me parece que no hay nada entre ellos, pero ella busca más. Se nota al mirar a mi hijo con ese brillo que conozco a la perfección. En cambio, Christopher parece verla con un tipo de cariño de hermandad.

—Es admirable que una madre crie a su hijo sola, igual a los padres que ejercen el rol de madres. Hoy en día la figura paterna o maternas no son indispensables cuando uno de los dos vive para hacer de sus hijos el mejor sin compañía de la otra. Todo va en los buenos ejemplos y valores que le des a tus hijos —comenta Mónica, guiñandole un ojo a mi hermano—. No se sustituyen, pero se hace el esfuerzo por sacarlos adelante a pesar de la separación. 

Sé que lo dice por él y su labor de padre y madre a la vez. Ava no tuvo una buena madre, pero mi hermano intenta hacer de su hija la mejor a pesar de sus veinticuatro años, aunque viva siempre con el dolor por el mal trato de su madre, y luego su muerte.

—Mamá piensa igual. Realmente no hemos necesitado nada de nadie, su trabajo es demandante, pero a la vez le permite pasar tiempo juntas. —Quiero preguntar el nombre de su madre directamente, pero sería muy imprudente.

Liberando Sombras #2 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora