Capítulo 9 || No Puede ser

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—Papá, ¿podemos hablar? —pregunta Ted.

Lo miro fijamente. Está igual de serio que cuando descubrió la verdad de su madre.

Asiento.

—Vamos al estudio. —Giro para ver a mi esposa que sigue con la mirada puesta en la salida. —Amor, nos vamos en cuanto termine. —Posa sus hermosos ojos en mí. —Tranquila, te llamará apenas llegue. —Beso sus labios. —Ya vuelvo. —No responde, solamente camina hacia nuestra hija que hace con los ojos cristalinos.

Les otorgo el espacio que necesitan. Siendo mujeres se comprenden. Las dos aman, de maneras distintas, a ese inestable hombre que me ha confirmado hoy, su lugar es entre nosotros.

Entro al estudio encontrando a Ted de pie frente al estante de libros.

—Te escucho —digo con firmeza captando su atención.

Se acerca con ese andar lento por su condición.

—Quiero disculparme por mi arranque de ira. Sé que mis palabras te afectaron y lo que menos busco es causarte dolor. —Lo miro fijamente encontrando sinceridad en sus ojos.

Ted podrá tener mil defectos como todo ser humano, cuando se trata de sinceridad, más que sus palabras, lo ves en sus ojos, suelen ser abiertos a su familia y me sorprende esa capacidad.

—¿Debo aceptar tus disculpas por decir la verdad? —respondo tranquilo—. Tus palabras sirvieron para que enfrente esa sombra que no deja avanzar a nuestra familia. No debo disculparte, Ted, debo darte las gracias por ser esa persona que suele mostrarme la realidad sin titubear. —Arquea una ceja.

—Pensé que la bipolaridad era solo en las mujeres. —Lo miro con los ojos entrecerrados.

—No pierdes oportunidad para salir con tus mierdas, ¿cierto? —Sonríe complacido. —Hay segundos en los que te detesto. —Lleva su mano a mi hombro.

—No finjas, papá, me amas. —Palmea mi mejilla. —Hasta mamá te doblega. —Camina hacía la puerta carcajeándose.

¿Ya?

¿Esos fueron los segundos que duró todo?

Lo hubiese dejado en su maldita duda.

Llego al salón encontrando a mamá en el sofá. Está con Damián que suele elogiarla aumentando su ego.

—¿Cómo te sientes? —Beso su frente.

—Ya sabes, Shang y su sutil manera de decirme que tome reposo, además de mantenerme dopada. —Sonrío al ver que Shang se carcajea.

—Se puede decir consentir como sinónimo del mismo. —Papá niega divertido.

Observo mi reloj.

—Debo irme, mi pequeña me espera. —Mamá sonríe.

—Dale un beso de mi parte a esa preciosura. —Asiento emocionado por poder verla.

Tomo la mano de mi esposa que permanece en silencio.

—Lo haré.

—Yo también me retiro —dice Shang.

Camino al hospital mi esposa continua con la misma actitud. Sé que le preocupa separarse de Damon, lo ha reiterado muchas veces y la comprendo. Damon conforma un pilar de nuestra familia, uno que se considera indispensable como lo es la presencia de un hijo.

Liberando Sombras #2 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora