Capítulo 13 || Ansiedad

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Masajeo mi sien buscando en ese sensible lugar un control a mis palabras.

¡A la mierda el control!

¡¿Con quién mierda crees que hablas?! —grito furioso—. ¿Con tus malditos empleados que te permiten tus gritos? —Johan me mira con los ojos abierto como platos. —No soy tu pelele, Hunt, tenlo presente, y en estos momentos no tengo tiempo para tus estúpidos gritos de cavernícola. 

—¡No te atrevas...! —Corto la llamada.

Tiro el teléfono en la mesa de centro donde reposa infinidades de documentos sobre la investigación del accidente. Nuevamente vuelve a sonar mi teléfono insistente del mismo número, por lo tanto, lo dejo correr. Me conozco, sé que en el estado nervioso y ansioso que me encuentro soy capaz de decirle palabras que no querrá escuchar.

Comprendo su ira, frustración. Se siente preso del pánico y desesperación por no saber lo que en realidad le sucede a su hijo. De la misma manera me sentí al saber de aquel accidente. Me encontraba perdido, en medio de la angustia y oscuridad que me encerraba el miedo.

—Insistente —musita Johan igual de exasperado que yo. —La misma actitud de Damon. —Lo miro fijamente.

—No me recuerdes que lleva su sangre. —Se encoge de hombros restándole importancia.

—Ni que fuese algo importante. —Toma los documentos que envío Elliot. —De la vida he aprendido que más te une un sentimiento que la sangre. —Se pone de pie. —Hasta mañana, jefe —dice sarcástico, sabe que entre ambos hay la confianza suficiente para llamarme por mi nombre.

Lo sigo con la mirada hasta que sale de la habitación.

Sí, él también es adoptado. Tenemos tanto en común los tres que sin querer nos ha llevado a tener una excelente relación. A Damon me une un sentimiento que no mide prejuicios, clase social o sangre. Johan es un leal empleado que ha logrado encajar en mi familia. Mis hijos lo quieren como un hermano más y no me enoja. Quizás en un tiempo me hubiese mantenido reacio a socializar con el personal, pero desde la llegada de mi esposa aprendí el valor que tienen los que te demuestran respeto, admiración y lealtad.

Tomo una ducha buscando relajar mi cuerpo. Cepillo mis dientes antes de salir debatiéndome entre si debo o no hablar con mi esposa. Sé que debo hacerlo, no puedo evadir esa llamada ni retrasarla.

Suspirando profundamente tomo el teléfono y le marco.

—Amor —contesta al segundo tono.

Cierro los ojos con tristeza. Escuchar su voz pronunciar esa palabra con devoción y amor me hace sentir como una mierda.

—Hola, nena. —Me obligo a hablar. —¿Cómo estás? ¿Cómo está mi pequeña? —Escucho la voz de Christopher en pequeños susurros.

—Preocupada. Esas imágenes del rescate fueron... fuertes. Jamás imaginé ver algo así. —¡Joder, eso no lo vi venir!

—Lamento que estés pasando todo esto sin mí, amor. Si esto no fuese importante, nuestro futuro, estaría contigo. —Suspira.

—Lo sé, amor y aunque no lo creas ahora tengo más esperanzas. Sabía que mi hijo seguía con vida, mi corazón me lo decía. —Podría asegurar que sus labios tienen una sonrisa tenue.

—Me alegra que estés mejor. Sé que aún sigue la búsqueda y no dan esperanzas de vida por la condición y los días que llevan en ese lugar, pero no desistas. Quizás seas tú quien le da ese aliento para buscar regresar a casa.

Liberando Sombras #2 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora