capitulo 15

8 1 0
                                    

Fuimos por el camino que había desde nuestras casas hasta la ciudad. Era la primera vez que iba con alguien fuera de mi familia. Creía que mi madre se lo tomaría de otra manera, pero aceptó que diesemos un paseo por la ciudad.

- Llevas un vestido muy bonito, te queda tan bien con tu tono de piel y cabello...- me dijo Erick con un tono dulce.

- Gracias. -dije vergonzosa.

- Nunca he dado un paseo con una chica, ¿lo sabías?

- Ni yo con un chico, pero, ahora tengo a un amigo con quien ir a la ciudad, ¿verdad?

- Amigos... - dijo en bajo. No lo escuché muy bien, pero pasé de ello.

Reímos durante todo el camino hasta llegar a la ciudad. Las calles hoy eran alegres,  tal y como aquel día en donde conocí al abuelo. Mi olfato me llevó hasta una tienda de dulces recién hechos.

- Hola jovencitos. - dice la mujer de la tienda. - ¿queréis algo?

La mujer se la veía bastante agradable. Era una mujer con el pelo despeinado, de color negro. Tenía la cara ancha y algo regordeta. Lo más simpático de ella, eran sus mejillas rosadas.

- Sí, quisiera... ¿qué quieres?. - dice Erick mirándome dudoso.

- Éstas magdalenas. - dije mirándolas.

La mujer nos dio una bolsa con unas cuantas magdalenas y Erick las pagó. Era la primera vez que un chico me pagaba algo.

Todo pintaba bien. Un día lleno de risas. Nos conocíamos cada vez más, por lo que no sabía si me estaba empezando a gustar o solo lo veía como amigo.

- Mi abuelo pregunta por tí, dice que eres bienvenida a mi casa cuando quieras.

- Gracias, de verdad. Supongo que ire a verle pronto.

- No quiero ser pesado, pero, ¿cómo hiciste que mi abuelo se recuperara?

- Mira, antes de nada, quiero que no me tomes por loca. Cuando fui a ver a tu abuelo, tuve unas visiones relacionadas con el colgante y una extraña frase. Fue ahi cuando pude sentir que el corazón de tu abuelo iba algo mal, pero cuando puse mis manos sobre su corazón, sentí un calambre que hizo que tu abuelo reaccionara e hiciera que su corazón fuese mejor.

Se quedó un rato mirándome algo confuso.

- ¿Y por qué he de tomarte por loca? Eso es genial, has ayudado a mi abuelo.- dice emocionado al rato.

- ¿En serio me crees?

- Desde luego, yo mismo podría decir que no mientes. Algo tendría que explicar lo sucedido.

Me sentí que podría confiar en él. Sentí que no era como el resto de la sociedad, si fuera alguien de la ciudad, ya me habrían condenado a muerte por bruja.

Fue la hora de irse a casa. No queríamos irnos ninguno de los dos. Durante todo el camino fui agarrada de su brazo, con la cabeza apoyada en su hombro. Él era más alto que yo, por lo que fácilmente podía hacerlo. Fue un día inolvidable, tenía ganas de repetirlo una y otra vez. << Y si me rio tanto con él, y si quiero volver a pasear como lo hemos hecho hoy, y si no tengo ganas de volver y quedarme un rato más hablando con él, ¿habré encontrado un verdadero amigo o me habré enamorado? >>, me preguntaba mientras que volvíamos a casa.

Me costó despedirme de él, y creo que él también le pasaba lo mismo, pero antes de cerrar la puerta y volver a casa, prometimos repetir otro día.

ShelleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora