Capítulo 3: |Un Acuerdo No Muy Grato.|

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La tensión que estaba entre ellos dos se podría cortar con una tijera para niños. Itachi miro de soslayo a su acompañante que estaba sentada en el asiento del copiloto y noto que ella tenía su mirada fija en la carretera.  Hace cinco minutos que empezó a conducir y hasta ahora se da cuenta de algo.

Se supone que el llevaría a la mocosa de cabello rosa a su casa. Pero había algo que se le estaba olvidando tanto a el como a su Haruno.

¡El no sabía donde demonios vivía la mocosa rosada!
Piso el freno del auto provocando que ambos se inclinaran bruscamente hacía delante.   La rosada lo volteo a mirar matadoramente.

— ¡¿Que demonios te pasa?! — Sakura observo como Itachi se estacionaba al lado de la carretera.

— ¿Donde se supone que vives? —Los ojos de Sakura se pusieron blancos y una gota resbaló por su cien.  Itachi se sentía un idiota en ese momento. El mantenía su vista hacía delante evitando la mirada que la Haruno tenía sobre el.
Eso ya lo estaba incómodando. El sintió como ella se removida en su haciento.

— Vivo cinco casas después que la casa de tu hermano — Sin más Itachi arranco en dirección a la casa de ella. En lo que el manejaba el se puso a pensar en la manera de que la mocosa rosada le pagase “la reparación de su auto”.
¿Que era mejor si, ella se negaba pagarle con efectivo?

¿Convertirla en su esclava?

Eso sonaba bastante tentador.
Ahora solo restaba hacer cálculos. El costo de la reparación de su auto salio en tres mil Yenes. Si por día ella le pagase treinta Yenes con sus servicios, para llegar a los Tres mil, serían cien días. Eso sonaba bien, tener a una esclava, o más bien ayudante durante cien días era muy tentador. Y la mejor manera de proponerle el trato era la la propia casa de ella. Dado que si ella se rehusase, cosa que era bastante seguro, el la daría una amenaza; la cual era decirles a sus padres.

— Oye, mi casa es esa— Itachi estacionó delante del gran portal de la casa de la Haruno.

— Diles que habran el portal — Sakura que estaba sostenido su mochila para bajarse del auto lo miro sorprendida.

— ¿Estas loco?, por supuesto que no — Sakura dijo tomando el mango de la puerta de dentro para abrirla cosa que fue en vano dado que el auto tenía seguro en las puertas.

— O les dices que abran o arrancó y nos vamos de aquí — Sakura sudo frío pero lo oculto.
Ella tomo su celular y marco.
— Yamato–San pueden abrir el portal por favor — Itachi al escuchar eso sonrio satisfecho.
El portal se abrió dandole paso para que el ingresará en la residencia. Se estacionó en un tipo de mine redondel que quedaba frente de la imponente casa.

— Bien, aquí me bajo yo — Sakura trato de volver a bajarse pero no pudo. Antes de que ella pudiera exclamar algo el de la coleta baja bajo del auto y se dirigió a abrirle la puerta. Sakura se sorprendió ante eso y se sonrojo levemente cosa que trato de ocultar y gracias para ella el Uchiha no lo noto.  Con ayuda de el ella bajo del auto. Itachi cerro la puerta y la cargo estilo en sus brazos al estilo princesa.  Por más que esa mocosa de cabello rosa lo irritara el ante todo era un caballero.

— ¿Por que haces esto? —Ella no pudo evitar preguntar estando en los fuertes brazos del Uchiha. Ambos estaban esperando que abrieran la puerta, después de que el tocará el timbre.

— No puedes caminar eso es más que una razón para cargarte— Sakura miro hacía otro lado.
— Además, creo que te lo tienes merecido. Mira que saltar una rejilla es más que obvio que te falta alguna neurona — Sakura lo miro indignada al ver la sonrisa arrogante que tenía el de ojos carbón.

— Señorita Sakura — Ambos miraron a la ama de llaves que les había abrido la puerta y les permitía el paso. Y sin más Itachi entro con ella en brazos.

— Ya me puedes bajar — Sakura se removió en su brazos a lo que el Uchiha reaccionó apretando su agarre.

— Te llevaré a tu habitación — dirigió su mirada a la señora.
— Soy Itachi Uchiha —

— Mucho gusto Uchiha–San, mi nombre es Hana Kinimaru. La habitación de la Señorita Sakura se encuentra subiendo esas escaleras, sigue directo y llegue hasta el final. La habitación de la Señorita es la antepenúltima habitación. Con su permiso me retiro— Sakura miraba con la boca ligeramente abierta como su nana se iba dejándola a merced de él.

El trayecto hacía la habitación de la mocosa de cabello rosado fue en un total y absoluto silencio por parte de ambos. Cuando Itachi llego a la penúltima habitación Sakura tomo el picaporte y abrió la puerta y el ingreso cargandola aún para después dejarla recostada en su cama.

— ¿Y bien?, ¿Que es lo que me haras?, ¿o es que acaso eres un buen samaritano que hace su obra buena del día? — Sakura dijo viendo como el Uchiha cerraba la puerta de su habitación. Eso le dio muy mala espina.

— Si no mal recuerdo tu me debes la reparación de mi auto — El dijo viendo como ella se sentaba en el borde de la cama.
— Me tienes de pagar Tres mil Yenes — Itachi observo como la rosada le mandaba una mirada afilada y furiosa. El descarto por completo el plan de hacerla su esclava durante cien días dado que a simple vista se notaba que la familia de ella estaba podrida en dinero y esa cantidad de dinero no era nada, así que el dinero era mejor opción.

— No puedo pagarte esa cantidad — Sakura agacho la cabeza mientras apretaba sus puños. Se preguntaran ¿por que se negaba, si simplemente ella podía pedir el dinero a sus padres?. Pues es simple, a ella no le gustaba para nada tener que pedir dinero a esas dos personas que la adoptaron cuando tenía diez años de edad.
Itachi ignorando por completo eso sonrió sádico.

— Bien, si no tienes el dinero te propongo un acuerdo. — Sakura levantó la vista para verlo.
— Serás mi esclava durante cien días, cada día me pagarás con tus servicios treinta Yenes, en total serían cien días —

— Ese es un acuerdo no muy grato para mí Uchiha —








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Cien Días Con El Señor Arrogante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora