"Te quiero"

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—¿Qué harás qué?
—Mierda, cerdo. Te lo estoy diciendo porque te tengo algo de confianza —renegó el rubio —vi un vídeo y me pareció algo atrevido y gracioso hacer algo así
—Bueno, no sé como conseguir eso; tal vez si se lo digo a—
—¡A nadie! ¡Nadie debe saberlo!
—No sé entonces como ayudarte, Chris debe de saber de esas cosas
—Creo que es mala idea después de todo —se tiró a su cama desordenada —creo que ya puedes irte, sabes como llegar a la puerta
—Tal vez si lo compramos vía online, podrías conseguirlo para pasado mañana que es su cumpleaños
—Puede que funcione, pero...
—¿Pero?
—Que llegue el paquete a tu casa, luego lo recojo
—¡¿Eh?! ¿Que llegue a mi casa?
—¡Mi abuelo vive conmigo! —susurró muy avergonzado —No quiero que piense mal de mí —se sentó y lo señaló —además tú estás prácticamente casado y no sería raro ver un paquete así en la entrada de tu casa
—¡¿Qué?! ¿Cuándo me casé?
—¿Me vas a ayudar o no?
—Esta bien, creo que no tengo opción —suspiró —necesito tu laptop y la tarjeta de crédito de Victor
—¿Como conseguirás lo otro? —antes de que dijera algo más, el pelinegro tomó su celular e hizo una llamada. Al principio hubo un silencio muy incómodo, parecía que nunca se iba a terminar pero...
—Victor, necesito comprar algo y... ya sabes que ahora no tengo tarjeta de crédito —se escuchó un murmullo —no te lo puedo decir, pero de verdad necesito hacer esa compra, ¿Puedes por favor prestarme el dinero? —hubo un silencio y después hubo una respuesta —¿Condición? ¿De qué hablas, Victor?. No, no haré eso de nuevo. En serio, Víctor, necesito estar en pie para hacer las practicas de todos los días —se escuchó un puchero muy fuerte desde la otra línea —¡Bien! ¡Bien! ¡Bien! Pero deja de hacer eso

Luego de haber arreglado eso, siguió con su búsqueda en la tienda online que encontró por las redes; era una segura donde habitualmente Yuuri compraba póster's de su amado, pero ahora la cosa era distinta y no era precisamente un póster lo que buscaban.

—Listo —el mayor cerró la laptop con cuidado y posó su cabeza encima de ella —creo que todo estará bien
—Gracias —sonrió muy feliz y le dio un golpe en el hombro de forma amistosa
—No es nada, Yurio
—¿No quieres pirozhkis?
—Esta bien —este dio asentimiento con su cabeza acompañado con una sonrisa

Luego de dos días...

~¿Dónde estás, katsudon? Dijimos a las 3 aquí ~

Con su ropa habitual, pegado la espalda contra la pared, seguía esperando a que el otro llegara para pasarle el paquete. Habían acordado encontrarse rápido para que nadie se diera cuenta de lo que hacían, era una sorpresa que quería darle a alguien; no faltaba mucho para que caiga la noche y se fuera al apartamento de Otabek para poder celebrar con él su cumpleaños.

—¡Yurio! —gritó mientras corría el otro —¡Aquí es—
—Te estabas tardando
—Aquí está. Tuve un problema cuando Victor fue a la entrada y empezó a mover la caja para averiguar lo que había dentro
—¡¿Lo abrió?!
—No —sonrió triunfante —se lo quité y vine corriendo aquí. No me siguió, solo se quedó con una cara muy graciosa
—Bueno, no quiero saber que más hace tu marido —tomó la caja —tengo que irme a preparar todo
—¿No habrá problema con tu abuelo?
—Tuvo que salir hacer unas cosas y no volverá hasta más tarde. Podré hacer lo que planeaba
—¿Quieres ayuda?
—No, esta bien. Vi muchos tutoriales de como hornear un pastel, no es muy difícil —mientras hablaba el otro lo empezó a jalar para que avanzara —mierda, ¿Qué haces?
—Evitando que te quedes sin cocina y sin casa

Al llegar a la casa se sentía vacía, solo había un lindo minino caminando muy tranquilo por donde su dueño estaba. La cocina no quedaba muy lejos de la sala; al entrar en ella estaba limpia y muy ordenada.

—¡Bien, a hornear!

Lo que había empezado así de pulcro, ahora era un pequeño desastre. El querer hacer las cosas por su cuenta hizo que el primer pastel saliera hecho un horror; a la siguiente trabajaron juntos y lograron hacerlo mejor. Este quedaba sí o sí, estaba lista para ser entregada al cumplañero.

—Uhm... No hay velas, estaba seguro haber comprado ayer —siguió rebuscando en todos los cajones del repostero —es increíble que no los tenga en estos momentos
—¿Son estos? —el pelinegro tenía en mano dos velas normales de color anaranjado con una cinta negra envolviéndolo, parecía un pequeño dulce
—¡Sí!

Su trabajo estaba listo, lo puso en una caja y encima de ello puso las velas; todo lo puso en una bolsa blanca y salió casi corriendo de la casa una vez que se despidió de su ahora amigo, Yuuri.

Estaba contra el tiempo, no quería que su amigo estuviera esperando; tomó más velocidad y corrió como si su vida dependiera de ello, tenía puesto una sonrisa en su cara como nunca antes. Tenía todo planeado en su cabeza, era algo que esperaba que saliera a la perfección; salían risillas malvadas imaginando la escena en su cabeza.

~Debo tomar foto a eso~

Un taxi le fue una gran ayuda, con ello logró llegar al lugar mucho mas rápido; subir las escaleras le pareció mejor que esperar al ascensor. Lo logró. El menor se arregló la casaca y tocó la puerta de donde se encontraba su amigo.

—¡Ey! ¡Beka! —gritó dando otros dos golpes más —¿Abrirás? —no hubo respuesta alguna, parecía que nadie estaba ahí dentro

~¿Se quedó dormido?~

¡Yura! —abrió la puerta de imprevisto —Estaba arreglando un poco. Pasa
—Cómodo —susurró —espero poder también tener algo así pronto
—¿Qué traes ahí? —esa pregunta hizo que el otro se aguantara las risas
—Un regalo —extendió la bolsa —no es gran cosa, pero quería darte algo —un leve sonrojo se noto en su cara —Espero te guste, me demoré en hacerlo
—Ponlo en la mesa —todo estuvo en su lugar. Se abrió la caja y se dio a conocer el pastel casi perfecto que le había preparado su amigo, algo raro vio en el pastel, pero no le quiso dar vuelta —Se nota delicioso
—¿Verdad que sí? Le puse algo de dulces encima como capa, no quería poner muchas cosas —puso las dos velas, las prendió y apagó la luz —cantemos ya, que quiero algo de torta —su celular estaba captando todo desde una repisa, quería guardar el momento.

Cantaron sin una musica de fondo, sus sonrisas eran iluminadas por aquellas dos velas flameando con mucha alegría. Una vez terminado eso, el cumplañero pidió su deseo. El menor prendió las luces y retiró las velas a un lado.

—Espera, hay algo más. Es tradición para buena suerte
—¿Cual?
—Ven, agacha la cara —el rubio se puso a su mismo nivel. Iba a enterrar la cara de su amigo en la torta; justo cuando iba hacerlo, el otro puso resistencia —¡Ey! ¡Así no es esto!
—¿Creíste que lo harías? —sin previo aviso una mano fue puesta en los cabellos dorados del menor. Un empujón y...
—¡No mam—
—¿Pero que era eso? —lo soltó y empezó a carcajearse como nunca —¡Y todo esta grabado! —saludó a la cámara. El otro tenía la cara roja de vergüenza, había caído en su propia trampa; no quería levantar la cabeza, mucho menos cuando tenia puesto en su boca un juguete morado en forma de un pene —No pensé que serías capaz de eso —siguió riendo —vamos, ya deja eso
—Te pasas —balbuceó y con cuidado le dio la cara
—Gracias, Yura —revolvió los cabellos del otro —te ves gracioso con la cara de chocolate. No olvidaré esto
—Pasame un trapo o algo —el otro le sonrió mientras ladeaba su cabeza. Antes de que reaccionara, sintió una lengua pesar por su rostro —¡N- no h-hagas eso!
—Te ves delicioso, es mi cumpleaños, Yura —lo abrazó muy fuerte —me alegro que hayas venido; no había celebrado mi cumpleaños hace mucho tiempo
—Beka, te vas a ensuciar
—Hagamoslo juntos —el corazón del menor empezó a palpitar con mas fuerza

~¿Qué quiere ahora? ¿Usar el juguete? ¿Lamerme? ¿Hacerme a lo Christian Grey? ¡¿Mi flor?!~

Sus pensamientos fueron alejados cuando el otro pasó un dedo por la torta y lo colocó en la punta de su nariz. Era algo muy infantil empezar una guerra de comida, pero aun así no se pudo evitar.

~Te quiero, Beka~

—Ahora sí parte el pastel. ¿Va?
—Claro, pero antes me voy a lavar la cara —el menor se señaló a sí mismo y se fue al cuarto de baño. En ese lapsus de tiempo, Otabek tomó el celular del menor; tímido empezó a sonreír a la cámara
—Gracias Yura, fue todo una sorpresa. Y... —bajó su voz y se empezó a reír —no sé como conseguiste que "eso" estuviera en el pastel, menos mal no fui yo quien terminó con la boca sobre "eso" —dio una mirada rápida al lugar donde se escuchaba que el grifo del agua se cerraba —Te quiero, Yura. Postdata Yo no sé que haré con el regalito que encontré en mi pastel
—¡Ey! ¿Qué haces?
—Apagando la cámara, solo eso
—Bien, comamos esto de una vez

Yuratchka!!! [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora