"Angel 2"

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Ha pasado ya una semana desde que Yuuri convive con su ángel custodio. Se supone que aquellos seres divinos no son vistos por ningún ser humano, sin embargo por un trato hecho con un ángel fuera de lo común, ahora tenía a alguien con quien lidiar en ciertas ocasiones.

—¿Cerrarás esa cuenta?
—¡¿Qué haces aquí?! —cerró la laptop con fuerza. Esto solo evidenciaba su vergüenza— ¡No te  he llamado!
—Me aburro —se quejó mientras se eschaba contra la cama muy ordenada—. Y ¿Vas a cerrar eso?
—Tal vez, no lo sé. Es vergonzoso tener eso y que lo hayas visto lo hace peor —lo último lo dijo muy bajo
—Igual, eso irá a mi libro.
—¿No puedes poner otra cosa?
—¿Y mentir a Dios? —se sentó rápidamente con su usual tomo cargado de drama—. ¡Oh, pero que hijo para más pecador!
—Haces mucho drama
—Y Yuuri cerró su pagina XXX —dijo el ángel en voz alta mientras fingía escribir en el cuaderno marrón
—¡¿Y luego yo soy el pecador?!
—Yo solo escribo lo que veo
—Pero ni siquiera abro esas páginas —sus mejillas estaban más rojas que antes—. Sé que es, pero no lo veo
—Lo sé, soy tu ángel custodio —guardó todo en su bolsillo de aquella túnica blanca que cubría por completo su ser
—A veces no lo pareces —le dio la espalda y puso su cabeza contra el escritorio— ¿En verdad eres un ángel?
—Claro, si no. No estuviera aquí, hablando contigo
—¿Y si estoy loco? —dijo bajito con un tono como si la verdad se estuviera dando a conocer
—¿Crees eso? —ahí, a centímetros de su rostro, estaba Yuri mirándolo fijo—. Soy real, al igual que el aire que respiras— se apartó cuando se vio reflejado en los ojos brillosos de Yuuri —. Sobre esa cuenta, deberías borrarla y conocer personas en el mundo real; no deberías de confiar tan fácil
—Es lo más sensato que has dicho
—¡La iluminación divina ha venido a mí! —levantó ambas manos al techo y dio una risa triunfante. Quería calmar esa pequeña tensión que había sentido al ver tan de cerca el rostro de quien tenía que cuidar por la eternidad
—¡¿Pero qué dices?!
—Shhh, pequeño cordero del señor —le mostró la palma de su mano derecha, mientras que la otra lo tenia en su frente. Una pose exagerada—. Ni una palabra más

~Creo que se han equivocado de ángel~

—Debo irme, tengo asuntos ahí arriba —habló con cordura. Su teatro había acabado— pero volveré en cuanto pueda. Espero no tener que ver esa página pecaminosa al regreso
—¡Qué no lo veía!
—Ajá, si claro —lo miró divertido y desapareció como una burbuja que reventaba en el aire. Al estar solo, sentía un gran vacío; hasta su cuarto parecía el doble de grande cuando era hora que su ángel volviera a su puesto de trabajo.

El pensar que algún día todo se llegara a perder y nunca más pudiera volver a oír su voz dramática, sus burlas, sus ojos verdes como el más hermoso felino hecho por Dios, y todo aquello de aquel ser divino quien cuidaba de él. Le daba miedo. No quería sentir un vacío así por el resto de su vida.

~¿Y si lo atrapan? Podría ir al infierno por mi culpa... Y peor aún, que yo sería castigado el doble~

¡Chitón! —vociferó en un intento de calmarse. No podía estar pensando en cosas tan desagradables; él era un ángel muy cuidadoso, sabía en que se metía cuando hizo el trato con Yuuri.

Las horas pasaron y tuvo que salir de su cuarto para ir a hacer las compras necesarias; su madre trabajaba hasta más del mediodía, así que dejar las cosas hechas era su deber como hijo.

La tienda no quedaba más de una cuadra de donde vivía, así que fue fácil ir y venir; sin embargo nunca pudo prepararlo para cuando escuchó aquello

"... De esta forma se confirma la muerte de 8 pasajeros. A continuación, en instantes, pondremos en sus pantallas las fotografías..."

Su mundo se desmoronaba a pedazos, parecía como si el mismo tiempo se hubiera paralizado. Sus piernas  flaqueaban al igual que sus sentimientos, quería llorar pero a la vez quería recobrar todo el aire que parecía haberse escapado en tan solo un segundo; no podía estar pasándole algo así, quería vomitar o no sabía que era lo que su estomago quería, tan solo sentía como este se estrujaba.

Las fotografías, aparecieron en toda la pantalla de aquel televisor pegado en la pared de la tienda. Unos que otros clientes a su alrededor, daban rezos por las pobres almas, otras quedaban en silencio como para guardar respeto y muchas de las demás personas susurraban con una cara de suma tristeza al mirar al japonés presenciando a su madre muerta por las noticias.

~¿Por qué..? ¡Dios! ¿En donde estabas?~

Corrió a su casa con lágrimas en los ojos, ya no soportaba nada, solo quería desahogar todo lo que llevaba dentro. Hoy había perdido parte de su alma, y maldecía a los cielos por tal infortunio; de las miles de personas en el mundo, tenía que ser ella ¡¿Por qué?! ¡Habiendo gente mala y descarada, solo se van las personas buenas como era su madre! ¿A caso eso era justo?.

Una vez llegada a su casa, tiró todo en la entrada, subió a su cuarto para tirarse contra su cama.

—Lo lamento mucho —susurró dolido. Yuuri sin dejar de llorar se sentó para ver a su ángel parado en medio del cuarto con una mirada nostálgica
—¡No es para nada justo! ¡¿Donde estaba Dios?! ¡¿Y su ángel custodio?!
—Yuuri...
—¡No hizo nada por salvarla! —gritó con todas su fuerzas. Dolía cada palabra, pero no podía aguantarlo más — ¿Es que... La abandonó? Así... Así de fácil...
—No fue eso, te lo juro —dio unos pasos algo pesados hasta donde se encontraba el otro aun sentado con los ojos inundados de lágrimas. Su corazón empezaba a partirse en cada quejido de dolor que daba aquel muchacho, y cuando por fin llegó, pensó en darle algunas reflexiones o algo para que pudiera calmarse; sin embargo no contó con que él lo abrazara.

Al principio su cuerpo era rígido, era como si algo se le hubiera trepado encima suyo para atacarlo, pero poco a poco fue relajando cada músculo de su cuerpo y a pesar de todo acarició con ternura los cabellos negros de aquel chico que hoy había quedado huérfano.

Yuuri acomodó su cabeza en el pecho del otro, absorbía su aroma a flores entre lo salado que sabía sus lágrimas. No quería dejarlo ir, más aun cuando unos dedos finos se paseaban entre sus cabellos. El corazón latía con más fuerza, pero esto no le impidió el frotar su cabeza una y otra vez contra el otro, pues sentía que con ello su dolor se hacía cada vez menor.

—No llores, vas a mojar mi ropa —trató de sonar burlón pero su voz no le ayudó mucho
—Lo siento —dijo bajito sin apartarse—. No puedo... Dej... —un nudo en su garganta no le dejó terminar de hablar
—Entiendo, lo entiendo muy bien —dejó escapar el aire contenido— solo era una broma

Pasaron unos minutos y Yuuri estaba agotado, los ojos hinchados evidenciaban su dolor; el ángel solo pudo recostar al chico en la cama con mucho cuidado para que así pudiera descansar al menos un rato. Su padre no tardaría en llegar, puesto que había llamado diciendo que regresaría a casa en cuanto el primer vuelo saliera de donde se encontraba trabajando.

Un agarre suave en su brazo, hizo que cayera encima del pelinegro. Lo tenía ahí, a centímetros de él.

—No te vayas —dijo entre sueños—. No... Te... —se quedó profundamente dormido. Yuri tenía la respiración entrecortada, ya había pasado más allá de los límites con haberse dado a conocer y el haberlo consolado fue jugar con fuego. Ahora sentía el corazón roto pero lleno de ternura, quería más de su dulce tacto.

Antes de irse solo pudo poner su frente contra la otra, suspirando y diciendo muy bajito cuánto lo sentía.

Yuratchka!!! [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora