"Eish"

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~Deseo ser tan flexible como él. Es pequeño y menor mío pero sigue sorprendiéndome~

—¿Pasa algo? —su voz expresaba curiosidad. Miró a su compañero y este evitó el contacto visual

~Me atrapó mirándolo. Ese niño con corte de tazón se ve como un pequeño gato ~

Así fue como se pasó una hora en donde todos habían tomado posición para hacer los respectivos ejercicios. Las niñas eran las más entusiastas, divirtiéndose más que nada; sin embargo el chico "corte de tazón" lo tomaba muy en serio y cada ejercicio tenía una sutil gracia natural; en cambio el otro renegaba internamente por no poder hacer un simple ejercicio. No era flexible.

—¿No puedes? —se acercó el otro. En su voz no había un tono burlón
—Es difícil —sudando, se puso firme—. Me rindo, odio el ballet
—Mi abuelo dice que si quieres algo, debes de esforzarte
—Te sale natural. A mí no —bufó el otro por lo bajo
—Mira —puso una mano en el barrote plateado y con sencillez alzó su pierna. No había ni una pizca de que le dolía hacer aquello—, tardé mucho pero pude hacerlo. Practico en casa una y otra vez. Además, quiero ganar una medalla.

~Tambien yo~

En ese entonces, entre ellos no existía una rivalidad, solo un compañerismo que duró muy poco en aquellos días de clases. La concentración era parte del rubio, no quería ni un cabo suelto en lo que hacía, al igual que no quería ver a su compañero caer.

—¡Ey! ¡Beka! —gritó gruñón— ¿Sigues sin poder estirarte?
—Es igual cuando eramos niños
—Bha, excusas y más excusas —se abrió de piernas hasta llegar al piso sin ningún problema. Mientras lo hacía, le enseñaba divertido a su amigo el dedo medio—. Mira esto
—Yuri, no hagas eso —fingió indignación—. Eso esta mal
—Eish, abajo. Ahora
—No puedo
—Intenta —le insistió hasta que le otro le hizo caso. El rostro de Otabek era seria, parecía querer concentrarse y demostrar a su amigo hasta donde podía llegar. No fue muy abajo— ¿En serio? ¿Solo hasta ahí?
—Te dije que no podía
—Mierda, todo yo, todo yo —se puso en pie y fue detrás del otro; se puso en puntas y colocó ambas manos en los hombros de su amigo. Haciendo presión, intentó que siguiera bajando— ¡VAMOS, BEKA! ¡BEKA, ESTÁS MUY DURO, RELAJATE QUE ASÍ NO LLEGAREMOS A NINGÚN LADO!
—¡Me duele! —gimoteó— ¡Yuri.. Ya, basta! —perdió las fuerzas en las piernas y por su intento de ponerse firme, terminó tropezándose y yendo hacia adelante. Una colchoneta no estaba muy lejos, solo unos 20 centímetros los separaba; sin reparar en nada, tomó rápidamente al rubio y le hizo una llave.

Era como arrojar un pequeño saco de papas contra la colchoneta. Lo que no previó fue que de todas formas, a los segundos, Otabek caería encima del otro.

—¿Qué... Pero qué.. mierda haces? —respiraba rápidamente— ¿Una llave? ¿En serio?
—Me lo debías —se mofó. Sus manos estaban a los costados del cuerpo de su amigo, no lo había aplastado por completo. Eso era bueno.
—¡Chicos! ¡Me estaba pregun—

La voz de Pitchit se quedó muda cuando vió la escena que tenía en frente. Él solo venía para saber si podía tomar algunas cosas, sin embargo no tuvo que cruzar más allá de la puerta.

—¡Kamasutra! —fue lo único que pudo soltar al ver aquello. Hasta entonces el menor no lo había visto de esa forma, y su cara se volvió de color carmesí, lleno de vergüenza empezó a maldecir mientras se quitaba a Otabek de encima.
—¡Mierda, no! —vociferó el rubio
—No teníamos monedas para un motel —eso avivó a Pitchit
—¡No hables como si lo íbamos hacer, Otabek!
—Si supiera Victor de esto...
—¿Saber qué?, Pitchit —su voz era cantarina. Estaba de buen humor y su boca en forma de corazón era la evidencia de ello
—Serás abuelo pronto —susurró el tailandés antes de irse
—¡Yurio!
—¡¿Yo qué?!
—¡Eres muy joven!
—¿Qué? —su cara era digna de un meme. Miraba de derecha a izquierda con sus manos alzadas
—Tranquilo, señor. Yo cuidaré muy bien de él
—¡No sigas, no hables como si fuéramos algo!
—Eso espero —antes de el menor dijera algo. Suegro y yerno ya estaban dándose la mano, como si hubieran hecho una gran venta—. Yuuri estará muy feliz; pero si le haces algo, lo más mínimo a Yurio, date por muerto —su voz era fría pero aun así conservaba una gran sonrisa en el rostro
—Estoy consciente de eso
—¡Sigo aquí, mierda! —se interpuso entre ellos— ¡No actúen como si no lo estuviera!

Fin xD

Yuratchka!!! [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora