-¡Bon!- gritaron las Toy al ver a su compañero ahí. En el marco de la puerta.
El chico estaba agitado por una carrera que seguro realizó de un salón al otro. Probablemente la distancia no era demasiada, pero en su estado actual de salud y de ánimo ciertamente suponía un reto realizar tal esfuerzo.
-Chicas... ellos no saben nada, ¡no tienen por qué enterarse!- Gritó el joven al tiempo que aferraba sus manos a cada lado del marco de la puerta. El sonido se replicó por la acústica del recinto. De repente todo quedó en silencio.
-¿De qué hablas? ¿Saber qué cosa?- Preguntó el pelirrojo acercándose lentamente al chico de la banda rival.
-Yo... no...- comenzó a sentirse acorralado. Dio un paso hacia atrás y de repente se heló. Había alguien detrás suyo.
-Maestro, ¿qué haces aquí?-
Sólo escuchó esa suave pero firme voz. En otras circunstancias sus ojos se hubieran llenado de brillo, habría girado de inmediato y sin dudar le atraparía amorosamente entre sus brazos.
Pero no, esta no era la circunstancia.
Sus ojos se apagaron, y su corazón sintió derretirse en su pecho. Podía sentir los latidos saturar sus oídos pero por alguna razón pudo mantener el aplomo.
-¡Lo siento, yo... nosotros ya nos íbamos! -Sonrió patentemente nervioso. El chico de gafas pasó a su lado sin mirarlo. Aprovechando que el otro se hacía a un lado para dejarle pasar.
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-Parece que olvidaron cuál es su aula de música - Sus palabras tenían un dejo de desprecio. Muy semejante al tono que alguna vez Meg usó con él tiempo atrás.
-¿Qué... dijiste? - Replicó precisamente la líder Toy mirándolo fijamente. La ira iba en aumento.
-¿No escuchaste bien? Esta sala está reservada para los Animatrónicos - El resplandor rojizo de sus ojos se hizo patente. Cosa que no hizo sino enfurecer más a la albina.
-¡Bonnie! ¡¿Qué rayos pasa contigo?! - Regañó Chica con una mezcla de incredulidad y enfado.
-Él tiene razón... Nosotros no deberíamos estar aquí- Joy tomó a Meg del brazo, cosa que rompió la concentración de la líder en mantener su mirada asesina.
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Bon fue el primero en alejarse. Estaba completamente aturdido. No podía creer que ese fuera el chico tierno e inocente con el que practicó durante tanto tiempo. Su mente estaba confundida.
-Lamentamos molestar- dijo la ojiazul con suavidad.
-Cómo sea- respondió el chico con desinterés.
-...- La chica del mechón rosado sólo apretó los puños y dientes. Temblaba de rabia contenida.
Los Animatrónicos, que no habían pronunciado palabra excepto por la rubia, comenzaron a emitir sus impresiones.
-¡Por qué hiciste eso!- exclamó Freddy tratando de comprender al guitarrista.
-¿Hacer qué? Sólo dije la verdad- El chico caminó entre sus compañeros sin hacer contacto visual con ellos, cosa que con los lentes lograba más que bien.
-¿Qué fue todo eso?- cuestionó Golden al pelirrojo el cuál sólo atinó a encogerse de hombros y a responder con un - Ni idea...-
Chica permanecía abrumada en silencio.
-¿Vamos a ensayar o qué? No sé ustedes, pero yo sí quiero entrar a la Universidad. - Declaró el de ojos rojos atándose el cabello al mismo tiempo que les daba la espalda.
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Se encontraban en un lugar apartado del patio escolar. Las chicas estaban intentando procesar sus propias emociones cuando se percataron que Bon detenía su caminata. Sus ojos verdes estaba sin vida, completamente opacos. Evidentemente conteniendo todo el dolor que sentía.
-Chicas- pronunció finalmente con algo de cansancio en su voz - Agradezco su interés, pero es imposible que pueda verlo otra vez. Esto ya no tiene solución.
-Perdónanos Bon. Veo que no debíamos inmiscuirnos - dijo la rubia con tristeza.
-¡De qué hablas, teníamos qué hacer algo! - Volteó a ver a Bon, agitando los brazos enérgicamente en forma de torpes ademanes. - ¡¿Qué acaso no viste la manera en que nos trató?! ¡No íbamos a permitir que nos..!-
-¡Meg, por favor! - Interrumpió el chico. Acto seguido cayó de rodillas tomando su cabeza entre las manos. Ya no había lugar para la serenidad. -¡Por favor! Ya no insistan... No quiero volver a verlo nunca más... - Gritó. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Su corazón cedió. -Ya no puedo...- dijo casi en un susurro.
Joy y Meg sintieron comprimirse su corazón ante la escena: Bon estaba arrodillado llorando con todas las pocas fuerzas que le quedaban, gimiendo e hipando en una imagen que les destrozó el alma.
Lo único que atinaron fue a arrodillarse una a cada lado y abrazarle para acompañarlo en su dolor.
-Perdónanos chico to... Bon - Susurró Meg acariciando la espalda del chico.
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Bonnie aún sin sus gafas puestas lograba exitosamente ocultar su mirada del resto de la banda. Tocaba unos acordes con furia haciendo sonar la guitarra eléctrica de manera espectacular.
El resto de los chicos se miraban unos a otros sin saber qué hacer o decir. La pequeña rubia* salió de su estado de confusión y frunció el ceño en una mueca de decisión. Avanzó a paso firme hacia el ojirrojo y decidió encararlo.
-¡Bonnie! ¿¡Qué rayos pasa contigo?! ¿¡Por qué trataste así a los chicos?!
-¡Eso no es tu a...! - Se cubrió la boca. Nunca le había faltado al respeto así a su amiga. Fox y Golden corrieron para llamar su atención, eso había sido demasiado.
Entonces el gesto severo de Chica se suavizó. Por fin podía ver los ojos del chico y lo entendió todo. Esa mirada curiosa y expresiva... estaba envejecida. Extremadamente cansada. Él... estaba sufriendo. Extendió su brazo ante los chicos que se aproximaban y entendiendo se detuvieron.
Los ojos violetas de la rubia lo miraron con una compasión maternal. Bonnie el Destructor... estaba destruido.
-Ven, vamos a hablar. - El ojirrojo asintió en silencio.
-¿Pero qué? - el de ojos ámbar miraba la escena confundido.
-Shhh- susurró Golden a Foxy.
Freddy permanecía pensativo.
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Tercer capítulo. Como podrán ver no escribo muy rápido. Porque... ¡Dibujo en vez de escribir! De ahí los bocetos feos que compartí junto con la historia. Es un grave problema... Lo siento mucho chicos.
Espero les haya gustado el capítulo. La verdad tuve bastante inspiración con tanto desgaste físico y emocional que he tenido últimamente.
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