Sus ojos verdes se clavaron en el techo de la habitación. La luz de la luna se colaba suavemente a través del enorme ventanal de la habitación principal. Fijó su vista a un costado de la espaciosa cama y sonrió al observar a la persona más importante de su vida descansando ajeno a sus pensamientos.
Recorría con la mirada los rasgos del chico a su lado, su bello rostro adornado por mechones verdes y violáceos. Sus párpados cerrados adornados de sus largas pestañas, la nariz respingada y hermosa. Y esos labios entreabiertos que invitaban al beso, sonrosados y generosos.
Su esbelta silueta apenas delineada por las sábanas que más de una vez había deseado al borde mismo de la locura... y de la cual se había saciado.
Ese que había sido un gran apoyo cuando más lo necesitó, que le había protegido y que había defendido su amor por sobre todas las cosas. Que soportaba sus malos ratos y le tuvo paciencia durante tanto tiempo. No existía nadie como él.
Se sentía el hombre más afortunado del mundo.
Habían pasado algunos meses desde que su vida dio un giro completo, y meditaba en los recientes acontecimientos.
Primero el pequeño desaguisado, que en realidad fue un infierno en miniatura cuando se atrevió por fin a confesarle sobre su desfase académico.
Después de un largo periodo de conflicto y reconciliación, y al no le quedar más remedio, Owynn tuvo que aceptar la decisión de Bon, y apoyarlo en su nuevo proyecto de vida.
A diferencia de él, el otro estaba por concluir su carrera especializándose en dirección de orquesta. Cosa que le llenaba de orgullo, pues desde que le conocía se había percatado de la pasión que tenía por la música clásica.
Él por su parte estaba comenzando a hacer méritos en el mundo de la música comercial, que no le estaba resultando sencillo pero poco a poco generaba notoriedad. Sentía un verdadero entusiasmo por su trabajo y se entregaba en cada presentación.
Con lo que estaba ganando ya podía darse el lujo de dejar el antiguo departamento que alquilaban y pedirle formalmente al otro que se mudara con él, a un espacio propio. Sentía una gran dicha de ser capaz de lograrlo, más cuando rememoraba la expresión brillante y encantada del de ojos bicolor, la cual era equiparable a la de una chica a la que le han pedido matrimonio.
"-Owynn, ¿estás llorando?- el de cabello violáceo se sonrojó violentamente al tiempo que negaba con efusividad.
-¡Ya te dije que dejes de tratarme como a una chica, Bon!- Por el esfuerzo comenzó a hipar.
-Oh... ven. Te abrazo. No llores- Lo acunó entre sus brazos mientras el otro lloraba con más fuerza.
-Déjame en paz...- Adoraba ver lo emocional que era y que de algún modo él fuese el causante de esa reacción. Acarició su cabello y besó su cabeza intentando que se repusiera.
-Owynn, sé que nadie me amará más de lo que tú lo haces, y nadie te amará como yo lo hago, tú me quisiste cuando no era nadie y por eso te daré el mundo- Sonrió al sentir el palpitar en el pecho de su querido pelimorado. El otro le miró con los ojos brillantes, como si lo que estuviera viviendo fuera una fantasía.
-Te amo, Bon..." Nunca había estado más feliz.
Tenía una sonrisa en los labios al evocar ese recuerdo. Ver al otro dormir era un deleite, sentía su propio corazón latir con fuerza como la primera vez. Lo único que pudo atinar a hacer fue atraerle en un abrazo y luego de besar su frente se dejó atrapar por el sueño.
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Dio un largo suspiro. Estaba ahí frente a la consola del estudio de grabación. Todos los pequeños controles, botones y demás le hacían sudar las manos solo de verlos.
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Alone
FanfictionReflexiones de Bon ante la desolación. Historia que fue catártica en un punto. Dolor, amor y crecimiento.