El tiempo pasó rápido. Y después de exactamente cuatro años Bonnie nunca apareció para cumplir su promesa implícita.
Sí, probablemente Bon nunca lo olvidaría. Sólo como un recuerdo de su pasado. Ahora que estaba comenzando a presentarse en los medios debía dejar esas cosas atrás.
Para él ese día sería su último “aniversario luctuoso”.
Durante todos esos años sólo conservaba incluso de la mirada curiosa de Owynn tres cosas: el CD que le había dejado el día de su partida, la plumilla violeta y una fotografía juntos.
Ahora se sentía listo para olvidar.
Una parte de él se sintió defraudado y dolido. Perdiendo el tiempo por esperar una promesa vacía.
Otra parte de él se sentía decepcionada de sí mismo. Por no haberse permitido ceder al amor que su compañero de profesión le había ofrecido. Pero era muy difícil. Todo ese tiempo no se había permitido abrir el corazón a nadie más.
Incluso Toddy había logrado liberarle de su compromiso con ella y estaba viviendo su propia vida entregando su amor a alguien que de verdad la quería.
Ahora mismo se encontraba con la fotografía entre sus dedos justo en en centro para comenzar a despedazarla. Hasta ese momento se sintió con fuerzas. Ya no tenía nada más que perder.
La última conversación con el chico con el que compartía espacio mientras estudiaba le quebró algo por dentro. Un golpe de realidad que necesitaba en ese momento.
-Te agradezco por tomarte el tiempo para hablar antes de salir de viaje. Seré breve.
Fue un placer pasar tiempo contigo Bon. Pero ahora que elegiremos especialidad… He decidido mudarme de aquí.
-¿Eh? ¿Por qué? - Su corazón sintió derretirse mientras observaba el gesto serio del de cabello morado.
-Bon, dejemos de engañarnos… Sabes lo que siento por ti. Y sé que tú también me quieres, pero mientras esa sombra siga persiguiéndote yo no tendré cabida en tu corazón. Perdóname si yo no soy tan paciente como tú, pero detesto ver que la vida se me pasa sin que reacciones. Lo lamento pero no puedo competir contra un fantasma. -Sus palabras eran firmes y elocuentes. Pero su cuerpo gritaba “quiero quedarme contigo”. Tembloroso, inseguro, claramente dolido.
Echó la cabeza para atrás intentando mitigar el recuerdo.
¿Y si hubiera sido valiente? ¿y si le hubiera besado como siempre deseó? ¿Y si…?
No pudo llorar. Ya había agotado todas sus lágrimas. Ahora tenía dos funerales que celebrar. Ya no importaba.
Finalmente rasgó en dos el papel entre sus dedos. Sintió un poco de sí romperse como el fino material. Después de todo una lágrima sí había logrado escapar de sus ojos. Luego otra y otra más. Su alma se descargaba con cada trozo de papel reducido a su mínima expresión.
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Amar le dolía. Recordar le dolía. Perder y dejar ir le quemaba.
Dolía tanto, pero al mismo tiempo sentía purificar su alma. Ya no más…
Pasaron los meses y su banda de encontraba dando una firma de autógrafos en una plaza comercial. Muchas jóvenes entusiasmadas temblaban de emoción por el simple hecho de verle. Bon comenzaba a acostumbrarse a ese trato.
Había mucha gente y se volvía caluroso y un poco molesto. Pero le dedicó su mejor sonrisa a cada una de las (y ocasionalmente los) seguidoras que le expresaban su admiración hasta que a la lejanía creyó ver una figura.
Cerró y abrió los ojos con fuerza por lo que tuvo que excusar cansancio ante la chica que tenía su atención en ese momento. Le sonrió agradeciendo su apoyo y su fan quedó satisfecha.
Luego de la larga jornada con sus seguidores le dirigieron a la salida adaptada para evitar a la gente que pudiera importunarle.
Aún no era un artista demasiado reconocido pero nunca estaba demás esa sencilla medida de seguridad.
Iba caminando casi sin prestar atención cuando el grupo detuvo su camino.
Su corazón se detuvo por un momento: Frente a él estaba como una bestia mitologíca. Inalcanzable pero ahora tangible…
-Cuánto tiempo, Bon -Su largo cabello morado, sus penetrantes ojos rojos excavaban en su alma. Confiados, soberbios.
Sintió su interior arder. Su garganta cerrarse.
Bonnie caminó hacia él. En pasos lentos pero firmes.
-Sí… fue un largo rato.- Dijo con el pecho doliendo.
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-Te ha sentado bien el tiempo-
Se encontraban sentados en la terraza de una exclusiva cafetería. El de cabello morado mecía su taza de te con elegancia.
Bon por otro lado apretó la mandíbula.
-Gracias. ¿Y… Qué haces aquí? ¿Te aburriste de Inglaterra y volviste a terminar lo que dejaste pendiente?- El ojirojo rió con suavidad.
-Sí, algo así. -Le dedicó una sonrisa coqueta.
-Entonces acaba. Dime que me amas y vete otra vez.
-¿Qué? Bon… No… yo… - A pesar de su elegante acento inglés comenzaba a perder la calma y el porte.
-¡¿Crees que simplemente puedes venir y decirme que regresaste después de todo este tiempo de no saber de ti?! -Sus labios temblaban de ira. Bonnie estaba en shock.
-Bon… yo… -No podía formular una sola palabra. Su mente estaba en blanco.
-Me alegra por fin poder decirte esto a la cara. Por fin voy a librarme de esa maldición que impusiste en mí. Escúchame: Llegaste demasiado tarde. - Bon se levantó furioso. Dejó dinero en la mesa y salió del establecimiento.
Bonnie estaba blanco de la impresión. Sus lágrimas quebraron ese gesto lleno de confianza.
El moreno no volvió a derramar una lágrima más. Se sentía libre. Ya no dolía, por fin había terminado.
Sólo lamentó haber dejado pasar tanto tiempo.
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Este es un final falso. Pueden apedrearme. A partir de este punto intentaré que Alone ya no sea tan trágico. Es hora de ser felices con la gente que nos ama de verdad y se queda a nuestro lado.
