Zwölf

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- Si voy a visitaros con mi amigo. Vendríamos en tres dia. - dejo de hablar, senal de que la otra persona estaba hablando por el celular. Él sonrió enternecido - Si, tambien te amo. Adios. 

- ¿Quién era? - pregunto ChanYeol al tomar de su tasa de té, los dedos crespos:

- Mi madre. Te manda saludos. - le respondió KyungSoo sonriendo al sentarse en el sofa al lado del mas alto.

- ¿Es largo el viaje? No veo donde queda tu aldea...

- No tomes demasiado equipaje, es un lugar de la montana donde los caros no llegan. Por eso tenemos un médico de permanencia siempre ahi. A mi madre le gusta mucho el nuevo médico, al parecer es  uno de mis antiguos compañeros de primaria.

- ¿Ah si? - dijo al mismo tiempo que encendia la television, distrayendo por completo al joven.

- Si... era listo... y apuesto. - susurro dejándose llevar por lo que sus ojos veían en la pantalla.



Se despertó al sentir la mano el mas joven tocando su cara. Pestañeo un poco antes de enfocar su vista en el mínimo y sentir el tren empezar a frenar. KyungSoo le sonrió al ponerse su capo que le había comprado BaekHyun haciendolo ver aun mas angelical. La voz femenina, que los había acompañado en cada parada, resonó de nuevo diciendo el nombre de la pequeña ciudad de la cual había huido KyungSoo . Miro a su acompañante a los ojos pero no vio lo que esperaba. No había tristeza, miedo o ninguna de los sentimientos negativos que ChanYeol creyó que el joven iba  sentir. Al contrario, el estaba sonriendo. Asi que el gigante sonrió con el.

Bajaron del tren, tomados de la mano, como si fuera la cosa mas natural del mundo y aunque al principio ChanYeol no se había dado cuenta de ello, al ver su gran mano entrelazar sus horribles dedos con los pequeños y lindos dedos del mas bajo le hizo aguantar una alegre risa que burbujeaba en su garganta. Asi que solo se atino en guardar su mano firmemente alrededor de la contraria y saborear el tacto de una piel tan suave.

La parte en tren había sido, desgraciadamente, la más fácil de todo el viaje. Gracias a dios, KyungSoo había hecho ambas maletas, diciendo que era lo más seguro para tener un viaje confortable y ChanYeol solo podia agradecer el gesto cuando sentía su garganta arder por el esfuerzo de respirar fuertemente por la cantidad de camminata que debieron hacer. Sentía los músculos de sus piernas empezar a doler pero aun asi seguia caminando al mismo ritmo que el minimo, quien parecía estar caminando en un campo de flores y no en un camino lleno de piedras resbalosas, entre arboles que parecían nunca terminar, tierra débil, que se rompia debajo de sus pies, haciendo que ChanYeol siempre este en sus guardias para no caerse o poder en cualquier momento ayudar a KyungSoo si él fuera a caer. Aunque el se veía realmente en su elemento en ese momento. Una sonrisa dejó adornar la cara de ChanYeol.

- Chan. Hemos llegado. - una risa cristalina le llego a sus oídos y gritos de niños los hicieron sobresaltar. 

Delante suyo, uno niños corrían mientras una mujer de mediana edad les gritaba algo inentendible desde tan lejos. Ella estaba delante de las cuantas casas que habían en el lugar, una casa simple pero con muros rosas. ChanYeol miro sorprendido todos los colores que la aldea tenia : cada casa tenía un color diferente. Las casas eran rodeadas de un pasto de un verde que ChanYeol nunca había visto en Seúl. Otra mujer estaba sentada delante de su casa en un banco con pasteles de arroz en un plato, como si estuviera esperando a alguien. 

-¡Omma! - gritó KyungSoo con una enorme sonrisa que ChanYeol no había visto aun y la mujer en el banco los miro y sonrio. Se aproximaron a ella, quedando a pocos pasos de ella.

- KyungSoo-ah... - dijo al mismo tiempo que lo abrazaba.

Leben ist Gut [ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora