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Tre: dolore al cuore

Aunque me llenes los ojos con esa belleza que siempre me tuvo a tu antojo.
Probablemente esto dure sólo un tiempo, o quizás sea permanente y me he tatuado tu recuerdo.
Probablemente- Christian Nodal.

YiXing mira directo con ojos acusadores desde su cubículo. Ese hombre no conoce en definitiva, el concepto de discreto. O sólo que se trate de que no quiera ser discreto.

Mira a mi oficia, puedo verlo por un pequeño orificio que la persiana me permite, parece que de repente todo el enojo de hace semanas ya le ha regresado y quiere, al menos, que de repente mi oficina se prenda en llamas.

Cosa que no entiendo bien, porque se supone que habíamos quedado en buenos términos la otra vez. Pero, cuando la puerta de mi oficina es tocada dos veces, es cuando entiendo el por qué de esa rabia en su persona tan buena.

Abro y me encuentro a YiFan, que se mete una vez le doy permiso para hacerlo. Cierro la puerta tras nosotros y él va hasta mi escritorio dejando una montaña de papeles que se me antoja ser lo que de inicio al incendio. YiFan se gira para verme con miedo y se acomoda los lentes sobre el puente de su nariz, cruza los brazos en su pecho y veo venir una pregunta.

-¿Y por qué tan paranoico hoy, ah?

Suspiro y hago una mini rabieta en mi lugar, luego regreso la vista por el espacio entre la persiana y me encuentro a YiXing muy concentrado viendo para acá.

-Creo que le hemos hecho algo a tu lindo esposo. De repente mira hacia acá como si hubiera una bomba terrorista.

-¿Será que le puse el cuerno? -puedo escuchar la decepción en la voz de YiFan, que se acerca a ver lo mismo que yo-, no lo culpo, lo convertí en un inseguro.

-Esto está mal y estoy de verdad arrepentido. Además sólo hemos estado juntos una vez, pero parece que sospecha que han sido más.

-No es fácil para él.

YiFan se aparta y va otra vez a mi escritorio, revolviendo los papeles que ahí dejó. Me sorprende su tranquilidad para el tema y aunque he sido el de mayor culpa, no puedo evitar el enojo que siento por serle infiel a su esposo.

-Obvio no, seguro cree que somos un par de putos con la libertad de follar en la oficina si queremos -mi enojo se nota en el reproche que dejo caer, pero YiFan sigue en lo suyo-. No quiero que me odie.

-Me gustaría mucho charlar de lo caótico que se ha vuelto mi matrimonio a pesar de que YiXing dijo haberme perdonado, pero no creo que sea momento cuando en serio necesito que revises estos papeles.

-Eres un insensible.

-Vamos, Byun. Quiero terminar esto.

-¿Cómo puedes ser tan frío? Yo no soy su esposo y me siento terrible.

-Pues no te sientas así y ven a ver esto -su terquedad me molesta, también la repentina modestia ante su trabajo, pero antes que diga nada me interrumpe-. Rompí la confianza en mi matrimonio, lo voy a arreglar de alguna manera aunque eso me cueste las bolas que me faltaron para engañarlo. Y no soy un insensible, sólo no quiero seguir metiéndote en el tema porque luego te vas a querer hacer el héroe cuando eres tan villano como yo. Así que bien, ven a ver esto y hazme salir antes de que venga a poner la bomba terrorista él mismo.

Odio que me hablen como un niño de cinco, pero mis berrinches me hacen ver como uno de cuatro, que regañado va donde el mayor le dice para hacer lo que pide.
Mientras miro los balances de YiFan para el mes, por mi cabeza pasa la manera de alejar los malos pensamientos de YiXing, he sido una mala persona toda mi vida, pero es porque todas las personas eran malas conmigo. YiXing en cambio, siempre fue un empleado ejemplar, ganándose de alguna forma mi cariño desde que llegó.