Quattordici: i tuoi sogni e i miei

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Para aprender a quererte, voy a estudiar como se cumplen tus sueños. Voy a leerte siempre muy lentamente, quiero entenderte. Cuando te vi tuve un buen presentimiento, de esos que llegan una vez en la vida. Quiero tenerte aunque sea sólo un  momento y si me dejas, tal vez todos los días.
Aprender a quererte - Morat






[KyungSoo]

Eran casi las cuatro de la tarde y yo estaba ahí, de pie con una caja de donas. El edificio era digno de un empresa de pensiones y seguros, no sabía cómo la gente no se perdía ahí si el lugar era enorme. Ya sé que no era la mejor forma de sorprender a alguien, pero es que se me había ocurrido tan de repente que no tuve ni tiempo de avisar.

Estaba a punto de hacerle un regalo a BaekHyun y después de eso, invitarlo a comer, la idea era buena cuando se ocurrió de instante, pero yo era medio imbécil y ahora tenía miedo de entrar a verlo.

Dos noches atrás, mientras estuvimos charlando en ese bar, me di cuenta de una cosa muy importante. Yo no quería, ni podía, dejar de frecuentar a BaekHyun. Era la cosa más cursi en el mundo, pero sentía más de él como el desayuno en la mañanas, necesario, habitual y sólo para mí. Posiblemente por esa razón yo estaba esperando cada oportunidad para estar cerca de él. Como en esa ocasión.

Para mi plan estaba siendo ayudado por YiFan, él vendría por mí y me llevaría hasta la oficina de BaekHyun, ahí le daría mi sorpresa y esperaría una hora para cuando saliera, lo invitara a comer. Me sentía un bohemio con necesidad enorme de expresar mi gusto por él, verlo sonreír aunque las donas no eran exactamente románticas.

Mientras pienso en las miles de posiblidades que puede haber luego, me detengo a mirar en la recepción del edificio, encontrándome con YiFan en su habitual traje de Godin, con camisa blanca y una corbata horrorosa. Él se acomoda sus lentes cuando me ve y sonríe, acortando rápido la distancia que existe. Debo admitir que aunque la corbata sea fea, él sigue siendo guapo.

¿Estás listo, Romeo? —cuestiona en el lenguaje de señas y yo sonrío negando con la cabeza.

Estoy muy nervioso, es la primera vez que hago algo como esto.

YiFan da un aplauso como si fuera lo más gracioso del mundo, me da una palmada en la espalda que puede sacarme un pulmón y luego me abraza por los hombros para empezar a caminar hacia el interior del edificio.

Náuseas.

Siento que algo trepa a mi garganta queriendo salir, daría miles por saber si es mi voz y la forma en la que se escucha, pero algo me dice que es el desayuno que SeHun me preparó por la mañana. Cuando entiendo que soy muy cobarde, me pongo más recto, inflo un poco el pecho y camino muy seguro. Por dentro todo es ordenado, casi mecanizado porque la gente camina de aquí para allá sin chocar, muchos concentrados en sus móviles o tablets, otros en papeles o montones de ellos para seguramente entregar. Las oficinas nunca me habían gustado, por eso prefería trabajar en casa, ahí todo era robótico, frío y gris.

Entramos al ascensor con una cinco personas más, yo estaba entre el pecho de YiFan y una señora con un bolso enorme que encajaba a mi costilla. El trayecto no fue en sí algo divertido.

Llegamos al que era su piso, YiFan se encargó de decírmelo con señas a pesar de que algunas personas lo vieran como un extraño. Yo no entendía aun a la gente que se asombraba por ver algo así, para cuando para mí era necesariamente normal. No pude evitar ver a más de uno fijarse en mí, cotilleando seguramente con los otros mientras sin discreción me señalaban, y eso amigo, no era una oficina de gente normal, sino un infierno de seres chismosos en un carnaval.

SIRIUS »BaekSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora