Colores.

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Tabata pasó conmigo todo el día de ayer.
En el descanso, en las clases e incluso en la biblioteca.
Al salir se despidió de mi con un beso en la mejilla.
Estuve con una enorme sonrisa toda la tarde y toda la noche.
Tiwa, Honoka y mi padre se impresionaron, e incluso me mencionaron que no había estado así desde hace años.
Hoy, camino al colegio Honoka y yo hablamos sobre Tabata.
-Tú y Tabata se llevan muy bien-.
-Si, tenía mucho tiempo que no hablaba con alguien todo el día- respondí.
Al llegar a la entrada del campus ella estaba esperándome para al verme correr hacia mi para darme un abrazo.
-Hola,¿Cómo te encuentras hoy?- dijo mirándome.
Sus ojos, son café claro, son...
Hermosos, no puedo creer que pueda mirarme de esa manera tan linda.
-¿Galliard?- escuché entre pensamientos.
-Oh bien, lo siento, me distraje- respondí sonrojandome.
-Esta bien, vamos al salón, quiero verte dibujar de nuevo- dijo tomándome del brazo mientras caminábamos.
-Hoy escribiré Tabata, llevo meses pensando en una novela que quiero escribir, y hoy la empezaré- sonreí.
-Esta bien, puedo ayudarte si tú quieres- me dijo.
Llegamos al salón y comencé a escribir.
Llevaba meses investigando que, en una parte de Noruega, ocurre un fenómeno natural donde por 172 días la oscuridad reina.
Se me ocurrió una idea fascinante.
El libro tratará sobre dos chicos que se enamoran, el chico se llama Isaac, y su familia tiene una maldición la cuál provoca este suceso, y juntos buscarán la manera de borrar esa maldición para poder ser felices juntos.
-Será un buen libro- dijo Tabata.
-¿Tú crees?- respondí emocionado.
-Así es-.
Se sentó al lado mío, estuvo abrazandome todo el día y tomándome del brazo. Sentí lindo, pues nunca una chica había sido tan cariñosa conmigo.
Al salir de la escuela me sugirió la idea de ir a un parque, a lo que accedí sin pensarlo.
Una vez estando en el parque, nos sentamos a mirar las preciosas vistas de Tokio, Tabata recostó su cabeza en mis piernas, algo que me sonrojó pero me hizo sentir bien.
-¿Mañana te gustaría ir a mi casa?- comentó.
-Claro,¿No tienes problema?- respondí.
-Para nada, quisiera que conocieses a mi familia- respondió.
Acenti y la abracé.
Caminamos hasta su casa y me despedí de ella con un beso en su mejilla.
Entró a su casa y me dirigí a la mía.

Ángel caído en la oscuridad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora