El mar.

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Al terminar de empacar bajamos rápidamente a desayunar. Mi madre torneo muffins con nuestros nombres, al igual que con los panqueques, pero esta vez con el nombre de la nueva integrante de la familia:Honoka.
Así que nos subimos a las camioneta, y mientras mi padre revisaba que todo estuviera en orden, mi madre verificaba que llevaramos el botiquín, protector solar y las medicinas de Kaiv.
Mi padre terminó de revisar la camioneta y nos dijo que hacer en caso de cualquier emergencia o incidente en el camino, pues él estudió primeros auxilios; encendió el auto y nos despedimos de la casa.
La primera vez que vi el mar fue cuando tenía siete años, viajamos a Francia, en la playa corrí y corrí, nada podía detenerme, sólo la fuerza del mar contra mis piernas; estiré mis brazos y grité: ¡Somos los mejores!.
Mi madre nos despertó con un pequeño empujón en el hombro.
-Llegamos al aeropuerto chicos- dijo con una sonrisa.
Desperté a Honoka, quien venía recargada en mi hombro.
-Buenos dias- dijo mientras bostezaba.
Bajamos de la camioneta para retirarnos como si no hubiéramos estado de pie por días.
Cargué las maletas de Kaiv y Tiwa mientras papá las de mama y Honoka;dimos los boletos en la taquilla y nos subimos al avión, nos sentamos igual que en la camioneta.
-¿A donde iremos Galliard?- me pregunto Tiwa con su dulce voz.
-No lo sé, Talvez a un campo- dije para ocultar la sorpresa, aunque había visto los boletos.
Todos cerraron la cortina de las ventanas, mis padres nos dieron unas almohadas para el vuelo y minutos después todos se durmieron, yo no podía dormir, la emoción de conocer un nuevo lugar me invadía de una manera inexplicable.
Miré por la ventana y vi el océano, es enorme.
Honoka me abrazó por sorpresa y me dijo -Gracias por salvarme, por cuidarme, por todo, eres el mejor hermano-.
-Jamás te pasara nada malo, lo prometo-.
-¡Despierta Galliard!- gritó Tiwa.
-¿Qué pasa?- dije.
-Mira, ya llegamos-.
Al mirar por la ventana noté que todos ya estaban despiertos con sus maletas listas, tome la mía y ayude a los demás con las suyas.
Salimos del aeropuerto y nos esperaba un taxi eléctrico, típico de papá.
-Ve adelante esta vez hijo-dijo papá.
-Bienvenidos a Alemania-dijo el chofer .
-Dile la dirección de la casa Galliard, tú sabes hablar Alemá- dijo mamá.
Le indiqué a donde ir al chófer, y me pregunto sobre que hacíamos en Alemania, a lo que contesté que estábamos de vacaciones y por mi graduación de primer año de secundaria; el chofer sólo sonrió y se quedó en silencio.
Pasamos unos cuantos minutos en silencio mirando toda la ciudad, y al llegar a la zona costera Kaiv gritó de la emoción. Una vez que nos encontramos en la casa donde nos hospedariamos nos emocionamos aún más,¡Era gigantesca!, dentro nos esperaba su dueña ya un poco mayor.
Nos dijo que éramos bienvenidos y nos dio las llaves de cada habitación, cada uno corrió a la suya y nos vestimos de inmediato para ir a ver el mar
-¡Galliard mira esto!- gritó Honoka desde el balcón, corrí para saber que era lo que quería que viera y todos fueron detrás de mi.
Al salir al balcón tuvimos una hermosa vista al mar y la playa, fue grandioso.

-¿Qué tal una carrera hasta la playa?- dijo mamá con emoción.
Así que salimos corriendo hasta que la arena se metió en nuestras sandalias y el agua nos llegó a las rodillas, cargue a Tiwa y la subí a mis hombros para que pudiera ver aún más lejos.
-Es hermoso- dijo.
-Lo sé Tiwa- le respondí mientras los abrazaba a todos.
-Siempre estaremos juntos- dijo papá mientras veíamos un enorme barco a lo lejos.

Ángel caído en la oscuridad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora