Mientras volábamos, no pude evitar pensar en quién era Montmartre y por qué era una amenaza tan grande. Sabía que Hidden y su familia estaban involucrados en asuntos peligrosos, pero esto parecía ir más allá de todo lo que había imaginado.
—¿Quién es Montmartre, Hidden? —pregunté, sintiendo la urgencia en mi voz.
—Prometo que te lo explicaré todo una vez que estemos a salvo —dijo, apretando mi mano con fuerza—. Solo necesito que confíes en mí por ahora.
Asentí, sabiendo que no tenía otra opción. Por el momento, debía concentrarme en mantener la calma y seguir las indicaciones de Hidden.
El helicóptero se dirigía hacia las afueras de París, alejándonos de la ciudad y del peligro inmediato. Mientras tanto, el equipo de seguridad de Hidden trabajaba incansablemente para asegurarse de que no fuéramos seguidos. Las luces de la ciudad desaparecían en la distancia, reemplazadas por la tranquila campiña francesa.
Finalmente, el helicóptero aterrizó en una villa aislada, rodeada de jardines y campos. Bajamos rápidamente y fuimos conducidos al interior de la casa segura, equipada con todo lo necesario para pasar un tiempo allí.
Una vez dentro, Hidden cerró la puerta y se volvió hacia mí, su expresión mostrando una mezcla de preocupación y determinación.
—Montmartre es un viejo enemigo de mi familia —comenzó a explicar—. Está involucrado en el tráfico de drogas y otras actividades ilegales, y ha intentado sabotear nuestros negocios varias veces. Recientemente, las cosas han escalado, y ahora parece que está dispuesto a hacer cualquier cosa para vengarse.
Sentí un nudo en el estómago al escuchar esto. La gravedad de la situación era abrumadora, pero al menos ahora sabía contra qué nos enfrentábamos.
—¿Y qué vamos a hacer? —pregunté, buscando alguna señal de esperanza.
—Nos mantendremos aquí hasta que sea seguro regresar. Mientras tanto, mi equipo está trabajando para neutralizar la amenaza —dijo Hidden, acercándose para abrazarme—. No permitiré que te pase nada. Estoy aquí para protegerte.
Me aferré a él, sintiendo la fuerza de su promesa. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero no imaginaba a qué grado.
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Eran las 5:30 de la tarde y ya era el cuarto día desde que habíamos llegado a la villa en las afueras de París. La tranquilidad del lugar contrastaba con la tensión que sentíamos por dentro. Los jardines y campos que nos rodeaban ofrecían una belleza serena, pero no podían calmar del todo nuestros nervios.
Hidden había estado en constante comunicación con su equipo, tratando de asegurarse de que todo estuviera bajo control. Yo había pasado la mayor parte del tiempo en la villa, intentando mantenerme ocupada con libros y películas, pero mi mente siempre volvía a la incertidumbre de nuestra situación.
Hidden entró en la sala, su expresión más relajada de lo que había visto en días.
—¿Alguna novedad? —pregunté, esperanzada.
—Hemos recibido información de que Montmartre ha reducido su actividad —respondió, sentándose a mi lado—. Parece que por ahora estamos a salvo, pero no podemos bajar la guardia.
Asentí, sintiendo una mezcla de alivio y continua preocupación.
Según Hidden y sus rastreadores, Montmartre había viajado a Los Ángeles, al otro lado del país. Esta mañana, Hidden había enviado a dos de sus guardias a rastrear la casa en París; quería asegurarse de que no hubieran dejado hombres vigilando o bombas explosivas ocultas. Si todo estaba bien, mañana ya podríamos volver.
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El Enigma De Hidden Bennett
RomanceEl enigma de Hidden Bennett "Me dejé llevar por todas sus virtudes, ignorando sus secretos más oscuros y profundos, de los cuales mi vida pendía. Lo amaba, de eso estaba segura. Pero la certeza de su amor ocultaba el temor de lo desconocido." Stran...