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N/A: Os dejo el vídeo de Kookie para que vayáis calentando motores jojojo. Gracias por vuestros comentarios en capítulos anteriores, sois unos amores ❤ 

—Estás en bancarrota, Vika.

Resoplé de mal humor y me crucé de brazos.

—Pues vaya mierda. —me quejé.

—Oye, las normas son las normas, nena. —habló ahora Jungkook mientras contaba los billetes falsos que acababa de ganarse a mi costa al haber caído en una casilla de su propiedad. Esbozó una sonrisa maliciosa que quise arrancarle de un tortazo— No es mi culpa que seas tan mala perdedora y estratega.

—No quiero jugar más. —declaré.

Jungkook, Jimin y yo llevábamos jugando toda la tarde al Monopoli en el apartamento del primero y, sinceramente, ya empezaba a aburrirme. No se me daba bien, pero aparte de eso, estaba convencida de que aquellos dos hacían trampas.

—¿Ves? —Kookie le dio suavemente a Jimin con el codo, que se sentaba a su lado, para llamarle la atención— Ya se ha picado. Te dije que pasaría.

Fruncí mi ceño, dirigiendo una mirada de pocos amigos al más joven de los dos.

—Tal vez me lo tomaría mejor si no abusases de tu poder como banco.

—Eso, eso, échale las culpas al banco cuando te has endeudado tú solita hasta las cejas. —me reprochó con retintín y burla— He preguntado si alguien quería ser la banca, y nadie ha dicho nada, pero ahora has perdido por mi culpa, ¿no? —chasqueó la lengua y continuó su mímica sacudiendo su cabeza de izquierda a derecha— El caso es quejarse...

Jimin nos miraba a ambos guardando silencio y, probablemente, también aguantando la risa, porque nuestras peleas le resultaban más divertidas que ver a un calvo peinarse.

—¿Es que quieres morir, imbécil? —solté finalmente, sin poder medir mis palabras.

Mi comentario surgió efecto en Jungkook, pero no de la forma que yo quería. Cruzó su mirada con la mía y sonrió con una mueca taimada.

—¿Quieres que lo discutamos echando un polvo?

Puse los ojos en blanco y me llevé los dedos a ambas sienes para masajearlas. ¿Cómo no había visto venir una respuesta tan típica, simple y básica como aquella tratándose de Jungkook? Qué paciencia, señor, y qué fuerza de voluntad para soportar a ese crío. Si gastar la mayor parte de mi tiempo con él no me había asegurado un puesto en los cielos, entonces no sé qué lo haría.

— Eres odioso. Y no, no voy a darte ese gusto. Antes lo hago con Jimin, que al menos sé que no me sacará de mis casillas. —solté sin meditarlo siquiera.

Jungkook me observó con su cara de rata traumatizada, aunque yo sabía que eso significaba que se le había encendido la bombilla. Arqueó una ceja.

—...¿Esa es una indirecta para que follemos los tres?

Jimin desvió la mirada, un poco avergonzado, y se rascó la nuca disimuladamente. Yo me puse roja de los pies a la cabeza. Maldita sea, ¿cómo podía ser tan desvergonzado? Por mucho que pasasen los días, me era imposible acostumbrarme a su atrevimiento, y eso era un problema, porque estaba claro que esa actitud que tenía tan arraigada jamás cambiaría. Para él, ningún tema era tabú. En otras palabras, Jungkook siempre acabaría diciendo lo que pasaba por su cabeza, fuera lo que fuese.  Sin pensármelo dos veces, le tiré un par de casitas verdes colocadas sobre el tablero, acertando en su hombro.

—¿¡Es que no sabes pensar en otra cosa, descerebrado!?

El moreno se rió mientras se abrazaba a sí mismo, pero paró de inmediato y fue detrás de mí cuando vio que me levantaba del suelo para dejarlos ahí.

•Sinners• || jjk! ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora