E (III)

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Dos semanas después de la fiesta comencé a darme cuenta de que había sido un poco estúpida por pensar que ese tal Taehyung tendría la decencia de pasarse por la tienda y comprarme un dichoso cómic. Estaba claro que no tenía que haber confiado en aquel caradura, porque eso es lo que era, y seguramente me habría dado aquel par de billetes no solo para salir del aprieto, sino porque no volvería a pisar el establecimiento después de desenmascararse a sí mismo. Apuesto a que le pareció muy divertido burlarse de mí. 

Aún tenía el dinero en la cartera, sin saber muy bien qué hacer con él. No me había atrevido a gastarlo, porque no sentía que fuese mío del todo. Al final, lo añadí a la caja registradora y me olvidé del tema.

Media hora antes de cerrar aquel jueves, un cliente cruzó la puerta de cristal. Mi mandíbula casi se encuentra con el suelo de la sorpresa. Taehyung se presentó con una chaqueta vaquera oversize, un gorra negra y, por primera vez, sin cubrebocas. Echó un vistazo al local vagamente hasta que se encontró con mi mirada, observándole expectante. Sonrió y se acercó hasta mí.

—Hola.

—Hey. —respondí, sintiéndome repentinamente apocada.

—Bueno, aquí me tienes. —llevaba las manos en los bolsillos, así que, al extender los brazos a ambos lados, se apartó la chaqueta y expuso su sudadera gris lisa.

—Sí, después de una eternidad. Daba por hecho que no vendrías. —no supe por qué, pero en mi voz se entrevió un deje de molestia involuntario. El castaño rió, mostrando una extravagante y pulida sonrisa.

—¿Me estás regañando? Lo siento, no pensé que me echarías tanto de menos. —apoyó los codos sobre el mostrador y me dirigió una mirada que interpreté como coqueta. Antes de ponerme roja como un tomate, decidí ignorarle y llevarme una pila de cómics recién llegados, pendientes de clasificar.

—A ti no; a tu dinero puede que un poquito. —sentí sus pasos detrás de mí, andando con parsimonia en contraste con mi marcha acelerada.

—Pero qué interesada. ¿Así será nuestra relación a partir de ahora? —no pude ver el puchero que hizo hasta que me paré frente a una estantería para colocar un par de volúmenes. Me encogí de hombros, ecuánime.

—Mmh, ¿te refieres a esa clase de relación en la que tú me pagas a mí porque eres un cliente comprando algo de mi tienda? Pues sí. Así es como debería haber sido desde el principio, de hecho. —en cuanto terminé, me dirigí a la siguiente leja. El chico me siguió.

—Bueno, bueno. No te pongas así. Hablando de dinero, ¿te has gastado los won que te di? —apoyó su espalda en la estantería, quedando de cara a mí, que me encontraba apartando unos cuantos cómics para hacer hueco a los nuevos.

—No. Los he añadido a la caja. —confesé sin más— ¿Ves como no soy tan avariciosa? 

Taehyung correspondió a mi media sonrisa, esbozando una idéntica. Había algo en él, una muestra de cercanía poco usual, que me hacía sentir que, de alguna forma, nos podíamos llegar a entender.

—Eres una chica con principios muy claros. Eso mola.

—Gracias. —me limité a responder. 

—¿Te ayudo? —preguntó después de pasar unos segundos en silencio. Supuse que estaría dando una imagen en la que se me veía de lo más atareada.

—No. Ya estoy casi terminando.

Me dirigí al final de la tienda, donde estaba la sección para adultos. Hice una división rápida y a ojo con los pocos ejemplares que me quedaban, fingiendo estar muy concentrada en ello. Taehyung seguía detrás de mí sin decir nada, cosa que me extrañó, pues hasta el momento parecía un tipo bastante hablador. Me giré para ver qué hacía. El castaño se encontraba curioseando un manga, como había hecho ya en sus anteriores visitas. Arrugué el ceño, cargada de indignación.

•Sinners• || jjk! ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora