R (II)

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⚠ Advertencia: capítulo EXTRA largo y 18+


La lengua de Jimin se abrió paso una vez más entre los pliegues de mi sexo, adoptando un ritmo que no parecía cesar. Yo me aferraba a las sábanas como si la vida me fuese en ello, porque ahora sí que podía comprender a lo que se refería Jungkook con los encantos del pelirrojo. 

Sentir sus labios deslizarse por la parte más sensible de mi cuerpo era como vestir el traje de seda más suave y cómodo del mundo, por no hablar de cómo se movía su lengua, que me dejaba en una especie de trance con su vaivén elaborado con maestría. No, mejor que eso; era como alcanzar el nirvana. Algunos creerán que estoy siendo una exagerada, pero eso es porque no saben qué es que Jimin te dé placer con su boca.

Lamía con insistencia y precisión, unas veces siendo más superficial, y otras adentrándose en la parte más recóndita de mi ser. Sentir algo tan cálido y húmedo en mi interior fue la experiencia más rara y excitante de mi vida. Quise más, así que bajé mis manos hasta su cabello -que estaba muy suave, por cierto- y estiré con moderación, tan solo para comunicarle que aquello me estaba encantando, aunque intuí que mis gemidos ya hablaban por sí solos.

Joder, ojalá hubiese sabido antes lo que suponía que Park Jimin te hiciese un oral, y no hubiese tardado tanto en aceptar, os lo puedo asegurar.

Jungkook lo hacía bien, pero se le daban mejor los dedos. Era todo un manitas para la masturbación. La mejor parte llegó sin duda cuando el pelirrojo decidió succionar el punto débil de cualquier mujer: el clítoris. Estaba tan hinchado y sensible a esas alturas que grité, sintiendo que explotaba dentro de mí una mezcla de dolor y placer.

Joder.

Jamás me había retorcido tanto sobre una puñetera cama. Tuve la necesidad de cerrar las piernas por puro instinto, pero Jimin no tenía las intenciones de dejar el trabajo a medias, así que las volvió a separar poniendo las manos sobre mis muslos. Me folló con su lengua. Lo hizo una y otra vez hasta que mi cuerpo desistió y liberó los flujos retenidos hasta el momento.

Mantuve los ojos cerrados, notando que cada minuto que pasaba me rehusaba más a abrirlos. Comencé a entrar en un estado soporífero, y todo se debía a lo exhausta que me encontraba tras el orgasmo.

—Tío, la has dejado fuera de combate. —escuché a la reconocible voz de Jungkook quejarse.

—Lo siento... Me he dejado llevar. —se disculpó Jimin, en un tono quedo.

Hice un esfuerzo y levanté mis párpados, encontrándome a ambos chicos enfrascados en una discusión.

—Estoy bien. —avisé, cortando las palabras que Jungkook estaba pronunciando en ese momento y llevándome su atención junto con la de Jimin— ¿A qué esperáis...? ¿No vamos a hacer nada más?

—Qué viciosa eres. —me soltó el moreno tras un breve silencio, sonriendo de lado.

Levanté mi mano y le golpeé el brazo con tanta rapidez que no se lo vio venir.

—Te juro que como empieces con tus tonterías te dejo con el calentón.

Yo no solía ser tan quisquillosa, pero todo el que conocía a Jungkook sabía que, como no se le cortase de raíz, podía estar prolongando la bromita hasta el infinito, y yo no iba sobrada de paciencia que digamos.

Jungkook se relamió los labios y se posicionó entre mis piernas mientras se inclinaba hacia mí. Sus ojos burlones no eran capaces de separarse de los míos. Adoraban desafiarme, y yo disfrutaba de su osado intento.

—Me encanta cuando te pones agresiva durante el sexo.

—Haz que merezca la pena, Kookie. —le respondí, jugando con sus reglas.

•Sinners• || jjk! ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora