Han pasado seis años desde que Drew y Caroline se separaron. Seis años en las que su vida dio un giro completamente inesperado. Pero esto no se queda así, el destino se ríe de sus caras en el momento que en un reencuentro reviven sus emociones y sen...
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El aroma a regreso se sentía alrededor, cuando estaba de vuelta era como si un gran cargo se pusiera en mis manos junto con el respeto de todo el mundo. Yo no quería nada de ello, pero era inevitable no tomar lugar de todo cuando era justo lo que me tocaba como primer sucesor de Deacon.
—Hablo de ello porque sabes que mi preocupación son los niños, aún son muy pequeños y mira todo lo que ya se les avecina por mi culpa —Dijo Caroline a quien le acababa de curar una pequeña herida en el tobillo.
—No es solo tu culpa, también de Drew. Pero saben que para atacarlos a ustedes tienen que pasar por nosotros así que algunos enemigos de mi padre se están uniendo —Le consolé antes de observar alrededor y soltar un desmedido bostezo.
Tenía un sueño que me estaba llevando quien me trajo.
Estaba buscando a Nicol con la mirada pero al parecer había ido a otro lado en compañía de mi suegra, si así se le puede llamar a la mujer que en vez de dar a luz una hija, hizo florecer una primavera. Aunque en Nicol había encontrado el otoño, el invierno... y el verano, todos en una unión perfecta que me hacía amarla de una manera desmesurada.
Solté otro bostezo escandaloso haciendo a Caroline mirarme mientras hacía lo mismo pero brevemente.
—Quiero dormir hasta mañana —Dije pasándome los nudillos sobre el mentón, donde sentía el vello empezar a crecer.
—Yo también, no he dormido nada —Dijo apoyando su cabeza en mi hombro.
—Lo sé, tus gemidos llegaban a mi cabaña —Dije haciéndola levantar su cabeza y mirarme con pánico.
—Dime que estas bromeando —Insistió.
—No soy un hombre de bromas, Caroline — Aclaré suspirando.
—Que vergüenza —Expresó haciéndome sonreír.
—Haces unos soniditos llamativos —Le animé haciéndola ocultar su rostro sonrojado entre sus manos.
Negué mientras me relamía los labios en medio de una sonrisa, siempre me había parecido de lo más tierna.
— ¿Por qué me pasa esto?
—Venga, no te pongas nerviosa, ya tuviste un bebé de mi hermano, todo el mundo sabe que follas —Bufé con obviedad. Ya estaba siendo muy exagerada y no quería que se sintiera mal por ello.
—Una cosa es que lo sepan y otra es que sean testigos de cómo me escucho —Reclamó antes de soltar un sollozo de lo más dramático.
—Gimes muy bonito —Le afirmé para que ya dejara ese drama—. Solo tienes que controlar la forma en la que chillas, por un momento creí que Drew te estaba matando...
