CAPÍTULO CUATRO – Un gusto conocerte
-¿Y? ¿Cómo estuvo la escuela, Lalisa? -Su madre dejó de lado sus cubiertos para prestarle completa atención a su hija, mostró una sonrisa.
-Estuvo bien, logré conseguir una amiga, ¡incluso me invitó a comer con su grupo! -Sonrió con emoción, nunca había conseguido ser aceptada tan rápido por lo que ser aceptada en poco tiempo era un sueño hecho realidad.
-Me alegra tanto, cielo -Tomó su mano con la suya mientras acariciaba el torso de la misma. -Terminemos de comer y me sigues contando, ¿quieres? -La menor asintió mientras tomaba sus palillos nuevamente para continuar comiendo.
La cena fue bastante corta, usualmente no tardaban mucho en comer, pero ese día se había sentido aún más corta. Su madre le había prometido prestarle atención por eso su emoción también era alta, sabía que su madre la amaba, pero esta jamás le prestaba atención, prefería concentrarse más en su empleo que en su propia hija. Se recostó en el sofá mientras esperaba a que su madre terminara de lavar los platos.
-Lalisa -La voz de su madre la obligó a reincorporarse en su asiento. -Debo de confesar algo -Giró mirando a su hija, su expresión demostraba preocupación, sabía que aquella confesión sería la causante de arruinar su noche. -Tu padre vendrá de visita... P-pero no todo girará entorno a el esta vez -Corrió a su lado al verla paralizada, apoyó sus manos sobre su rostro. -Lalisa
-¿No todo girará entorno a el? -El brillo de sus ojos se había desvanecido y una sonrisa ladina adornaba sus labios. -¿Cómo lo prometiste la otra vez? -Elevó la vista hacia su madre. -No se la pasaran hablando de su empresa y me dejarán tirada de nuevo, ¿verdad?
-Lalisa... No -Su madre se alejó de ella mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas, pero no las encontraba, porque ninguna era la adecuada, todo lo que su pequeña le decía posiblemente sucediera de nuevo, y no podría evitarlo. -No hagas un escándalo, por favor
-¿Qué no haga un escándalo? -Rió con ironía. -Jamás pense que caerías tan bajo -Se alejó de su madre comenzando a subir las escaleras de su cuarto, ignorando por completo los gritos de su madre. -¡Deja de llamarme, no iré! -Cerró la puerta de su habitación de un portazo y se deslizó por la misma.
Soltó un sollozo, de verdad odiaba a su padre. El había decidido abandonarlas luego del escándalo que Lalisa había provocado en su antigua escuela, en Tailandia. Prefería mantener su imagen a su familia, por lo que su madre se había puesto en campaña de juntar todo el dinero que tuviese para poder dejar el país e irse a uno donde nunca las encontrara, pero no funcionó. Sus padres se reconciliaron. Su madre de repente tenía otra vista sobre todo, incluso mostró un intenso interés en la empresa de su padre, siempre que este visitaba la ciudad, su madre se mantenía fiel a su lado, yendo con el a donde quisiera, también despertó un día con una nota de su madre en su mesa de noche, se iría a Tailandia, y siquiera había escrito la fecha de regreso. Debió de pasar un mes encerrada en su casa, por suerte no debía ir a la escuela, pues eran vacaciones de verano. Cuando su madre y padre arrimaron a la casa, explotó frente ellos, comenzó a decir todo lo que había guardado ese mes. Acarició su mejilla recordando aquel día y como su pequeña cicatriz en su mejilla izquierda había aparecido, ya harto de oirla, su padre la había golpeado, provocando que el anillo que se encontraba en su dedo la terminase lastimando, ¿y su madre? No había hecho nada, simplemente se quedó quieta mientras miraba como su propio esposo golpeaba a su hija.
Comenzó a llorar y aunque intentó disimularlo poniendo su mano en su boca, sus sollozos aún podían ser escuchados. Se quedó un rato así, sabía que su madre no haría nada por ella aunque la estuviese oyendo. Podía huir de ese lugar y su madre no se enteraría hasta que se dignara a entrar a su habitación, pero no tenía donde ir, ella era simplemente una adolescente que creía que nadie la amaba, que solo era un estorbo. Nunca pensó que alguien la amara, y nunca pensó que podría ayudarla a abandonar su pequeña burbuja, simplemente nunca ocurriría, porque ella no merecía el amor de nadie.
(...)
-Pss, Lalisa -Joowon la codeó. -¿En que tanto piensas? -Susurró, hablar en medio de la clase no era lo mejor, pero debía saber que locura pensaba hacer esta antes del receso.
-No haré ninguna locura -Susurró al igual que su amiga. -Simplemente le intentaré hablar a la chica de ayer -Los ojos de su amiga se abrieron con sorpresa.
-¡Eso es una locura! -Susurró alterada. -¡Nadie logró nada! ¿¡y piensas que tu sí!?
-Nunca hace daño intentar, Joowon -Recogió sus cosas cuando el timbre sonó y se levantó de su asiento. -Hora del almuerzo -Esta vez, habló con normalidad mientras miraba a su amiga con una sonrisa juguetona. -¿Quieres seguirme a esta locura?
-Te odio, ¿lo sabías? -Rió cuando su amiga se puso junto a ella y ambas salieron del salón hacia el comedor.
Estaba insegura de su decisión, demasiado, pero sabía que aquella chica jamás la notaría, por lo que ella debía de ser la que diera el primer paso. Había planeado miles de maneras para comenzar la conversación, pero ninguna sonaba bien cuando las decía en vos alta.
-Estás entrando en crisis, amiga -Acarició su espalda. -Ninguna de esas frases son las adecuadas para empezar una conversación, debes dejar que todo fluya -Elevó sus brazos mientras los movía de un lado al otro, como si estuviera bailando. -No te carcomas la cabeza con eso, ¿de acuerdo? -Asintió.
La puerta del comedor se abrió y todas las miradas fueron dirigidas hacia la chica que las había abierto, parecía que estaba buscando a alguien. Después de unos pocos minutos comenzó a caminar hacia a la mesa donde ambas amigas se encontraban, se sentó frente ellas mientras las miradas de ambas jóvenes se centraba en la contraria.
-¿Park Sooyoung? -Ambas la miraron con extrañes, y aunque la tailandesa jamás había oído de ella, pues simplemente llevaba tres meses en aquella escuela, pareciera que Joowon si la conocía. -¿Por qué te sientas con nosotras? -Mordió su labio inferior, estaba demasiado nerviosa frente a la presencia de aquella chica.
-Pequeña Joowon, no debes de temerme -Sonrió mientras recostaba su mejilla en la palma de su mano. -El pasado quedó atrás, ¿de acuerdo? Sin rencor -La rubia asintió aún algo nerviosa. -Logré oír que había una alumna nueva que yo no conocía, y me extrañó mucho -Soltó una risa. -Por lo que quería conocerla, en persona, si era posible, ¡y mira! -La señaló con emoción. -Soy Park Sooyoung, un gusto, Lisa
-Es Lalisa, Lalisa Manoban -Intentó mostrar una pequeña sonrisa, aquella chica le parecía un tanto, extraña -Y es un gusto conocerte, Park Sooyoung
Lalisa jamás hubiera creído que aquella chica resultaría ser una persona agradable, admitía que juzgaba a las personas por la primera impresión, y aquella chica le daba una muy mala primera impresión, pero cuando esta comenzó a hablarle se dio cuenta que estaba muy errónea, pues la chica era amor de persona que estaba completamente interesada en el resto, y eso logró conquistar el desconfiado corazón de la tailandesa.
-Debo irme... N-nos vemos luego, Lalisa -Esa fue la voz de Joowon, hizo una veina y se fue, pero no le dió demasiada importancia y continuó con su entretenida charla.
Lalisa sabía que se le olvidaba hacer algo, tenía ese sentimiento de haber olvidado algo, pero no le dio importancia alguna, no iba a dejar ir su oportunidad de conseguir atención tan fácilmente, por primera vez desde que había entrado en esa escuela alguien se interesaba al cien por ciento en ella, y lo amaba, extrañaba esa atención y ahora no iba a dejarla.
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〝 bones ; jenlisa. 〞
Fiksi Penggemar── ❛ Park Jennie, la joven que pasó de ser la más amada y aclamada en su escuela, a ser la más odiada y despreciada por todo alumno ¿por qué? Por ser una "enferma". Lalisa Manoban, una nueva alumna transferida de Tailandia que solo busca encajar en...