Mía.
Me senté a los pies de mi cama, sosteniendo mi cabeza en mis manos por el dolor; hacía unos días me sentía horriblemente mal; muchos mareos, náuseas y dolores de cabeza.
Sabía que estaba la posibilidad de estar embarazada, pero en ese momento no lo quería creer. O sea, obviamente podía ser otra cosa, un simple desorden alimenticio, ya que por cosas que últimamente habían sucedido en mi vida, no me alimentaba como debía.Estar embarazada en ese momento, era un grandísimo problema; había terminado con Justin, mis padres estaban separados, estaba grabando algunas canciones que quería sacar en ese momento lo más pronto posible, trataba de entrar a la universidad después del año sabático y tenía diecinueve años.
Todo era un caos.
No podía pensar en otra cosa más que poder sentirme bien, así que me acosté y traté de dormir, para ver si así los mareos se iban, pero no fue así.
Entonces, hecha un ovillo de nervios, le marqué a Madison.
Y a los segundos, contestó.
—¡Por fin apareces!
—Por favor, no grites o juro que te mato —rió—. Tengo un problema.
—Mía, ¿estás bien?, te escucho horrible.
—No estoy bien. Me duele muchísimo la cabeza y estoy segura que es por todos los problemas. He dormido, he tomado pastillas y no sirve nada.
—Amiga, estaré ahí en unos minutos. Estoy cerca. Espérame en tu habitación. Te quiero viva cuando llegue —colgó.
Puse mis manos en mi frente y respiré profundamente, para luego soltar un grito de frustración.
Mi vida estaba patas arriba.
Minutos después, aparece Madison en mi habitación, totalmente preocupada.
—Aquí tienes agua de limón —dijo ofreciéndome la taza.
La recibí y tomé un sorbo, el cual lo escupí enseguida.
—¿Qué le pusiste, Madi?
—Lo mismo de siempre.
—Lo siento, pero realmente sabe mal. Qué asco, tiene mucho limón.
—Pásame para acá eso.
Cogió la taza y tomó un sorbo del agua, se encogió de hombros y dijo—; está igual que siempre.
Puso su mano en mi frente y soltó un chillido.
—Mía, ¿qué comiste?
—Nada, no como desde la mañana por asco. Tengo bastante hambre, pero todo me da asco. No puedo.
—¿No has... vomitado?
—No.
Suspiró y se levantó de la cama, se dirigió a mi armario y sacó ropa, la cual me la tiró en la cara.
—Iremos a la clínica, apúrate. Estaré abajo comiendo.
—Bueno, jefa.
Cuando llegamos a la clínica, nos dirigimos al mesón para dar mis datos. Luego de un par de largos minutos, el doctor me nombró; entré a su oficina acompañada de Madison y me senté enfrente de él.
—A que se debe su visita, señorita Foster.
—Bueno... —contesté nerviosísima—. Hace unos días me siento horriblemente mal. Tengo mareos, dolores de cabeza y hoy he tenido asco todo el día.
—Okey. ¿Ha tenido estrés? —ladeé mi cabeza.
—Últimamente sí.
—¿Es virgen?
Madison soltó una risa, por lo que la pateé por debajo de la mesa.
—No.
—¿Hace cuanto, más o menos, tuvo relaciones sexuales?
—Hace casi un mes.
—¿Cuándo le llega el período?
—Quincena.
—Estamos a dos de septiembre. ¿Le llegó la vez pasada?
Y ahí fue donde se me heló la sangre, si. Fue en ese momento en el cuál salí de mi burbuja y me di cuenta en lo que podía estarme pasando.
—No.
—Le haré un examen, ¿si? —asentí—. Siéntese por allá para que esté más cómoda, en unos segundos vengo para sacarle sangre y luego podrá irse.
Me paré y me senté en un sofá. Miré a Madison y ella me miraba nerviosa, al igual que yo lo estaba.
—¿Piensas en lo mismo que yo?
—Jmh.
—Mía, no sé qué decirte ahora. Estoy nerviosa, menos que tú, pero lo estoy. ¿Qué pasa si lo estás?
—No sé.
—¿Te parece si luego de que salgamos de aquí, vamos a comer un helado al parque? ¿o comemos helado y vemos películas de amor?
—Tú si que sabes subirme el ánimo —sonreí.
El doctor volvió con una chica, la cual me sacó sangre.
—Listo doctor —dijo la chica y me miró—. Suerte.
—Gracias.
No sabía qué significaba esa suerte para ella. ¿Suerte para que salgan positivos o negativos?, en ese momento deseaba que fuesen negativos, porque mi futuro estaba en un hilo.
—Ahora te puedes ir, en dos días te llamaremos para decirte el resultado del examen. Que estés bien.
—Gracias.
Al salir de la clínica, subí al coche de Madison y ella condujo hasta una farmacia, y me miró.
—Iré a comprar unos test de embarazo, ¿okay?
—Okay.
—Tal vez "okay" sea nuestro siempre.
—A ti no te sale, cállate.
Ella soltó una carcajada y se bajó del coche.
Minutos después, volvió con una bolsa.
—Traje dos, una de buena calidad y otra de mala calidad, luego confirmaremos con el examen.
Cuando llegamos a la casa, subí rápidamente al segundo piso y entré al baño. Empecé con el de mala calidad, siguiendo las instrucciones y lo dejé encima del lavamanos. Hice lo mismo con la segunda y esperé los 15 minutos correspondientes. Al pasar, cogí los dos y salí del baño, y fui hacia donde estaba Madison.
—¿Los viste?
—No. Las dos lo veremos al mismo tiempo, ¿si?—asintió.
Tomó uno y a la cuenta de tres, lo vimos al mismo tiempo.
—Positivo.
—Positivo.
Las mejores amigas en multimediaaaaaa💘
No se olviden de que tengo una nueva historia, Mientras Tú Duermes, para las que les gusta el romance. ♥
Voten y comenten. ❤
Bai.