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  Él estaba inclinado contra un árbol con sus brazos alrededor de su amplio pecho, casi 

perdido en las sombras como si él no quisiera ser visto. Pero él tenía una presencia
tan poderosa que yo estaba sorprendido de que él no se hubiese negado a venir tan
pronto le avisaron. Sus ojos, de color verde plateado resplandecían en la oscuridad. Como siempre, él estaba mirándome intensamente.

   Derek me daba miedo. Está bien, eso no era del todo cierto. Era lo que sentía por él lo que me daba miedo. Porque era una atracción que yo no acababa de comprender. En otras ocasiones me habían gustado otros chicos, pero lo que sentía por él iba más allá. Era tan fuerte que me resultaba casi abrumador, y un poco violento, porque era evidente que él no sentía lo mismo por mí. En todo caso, él tendía a evitar todo contacto directo conmigo.

   Yo trataba de mantener ocultos mis sentimientos, pero estoy seguro de que salían a la luz cada vez que lo miraba, y de que él podía ver en mis ojos lo que tan trabajosamente trataba de mantener bajo control.

   La proximidad hizo que mi corazón echar a galopar y que la boca se me quedara seca. Deseaba peinar con los dedos aquellos mechones de cabello negro. Jamás había conocido a nadie como él. Era una persona terriblemente seria.

   Había sido uno de nuestros guías durante el verano anterior, pero apenas me había dirigido la palabra. Aun así, lo atrape muchas veces mirándome. Es como si estuviera esperando...

   —Sopla las velas, vamos —dijo Ethan.

   Sus palabras me devolvieron al presente. Pedí un deseo sin pensar y soplé con fuerza sobre las titubeantes llamas una sola vez.

   —Aquí tienes —dijo Danny, tendiéndome unos pequeños pastelillos—. Siento que no haya podido hacer un pastel de cumpleaños de verdad, pero esto es más fácil de servir en medio del bosque.

   —¡Pero si es fantástico! —dije, radiante de energía y agradecido por la distracción—. No esperaba nada en absoluto.

   —Es que a nosotros nos encantan las sorpresas —dijo Isaac—. Aunque, chicos, lamento decirles que deberían de haber tenido más cuidado al venir aquí. Los ha oído. Casi lo echan todo a perder.

   Le dio un codazo en broma en el brazo a Isaac y pregunté:

  —¿Crees qué era eso es lo que he oído?

   Me sentí aliviado, pero, al mismo tiempo, no me pareció que la explicación encajara.

   —Pues claro. Tenían que estar todos en la cama cuando tú y yo nos marchamos para que no sospecharas nada, pero también tenían que darse prisa en llegar para preparar las cosas con antelación. Y todo en absoluto silencio.

   —Pero lo que yo oí provenía de detrás de nosotros, y fue justo antes de llegar aquí.

   —¿Algo como qué? —preguntó Derek, que se separó del árbol.

   Su voz grave me produjo un estremecimiento de placer. No era más que una voz, y sin embargo me afectó hasta un nivel que yo jamás había experimentado con nadie más. Esos sentimientos tan absurdos me hicieron sentirme inseguro. Yo no era el tipo de chico que solía atraer a tipos tan misteriosamente guapos como Derek. El hecho de que él me prestara atención me puso nervioso, así que de pronto me sentí como un tonto por sentir cosas así.

   —Bueno, estoy seguro de que no era nada.

   —Y entonces ¿por qué lo mencionas?

   —Yo no lo he mencionado. Ha sido Isaac.

Luz de Luna - Sterek AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora