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   Al día siguiente, a causa de que yo todavía estaba golpeado y lastimado, viajamos a paso lento y casual. Podía sentir la tensión en todos los guías. Habíamos decidido no mencionar nuestras sospechas acerca de Peter al Dr. Marcel y a su grupo. Que sospecháramos que la cuerda fue cortada, era todo lo que ellos necesitaban saber. Derek estaba convencido que una vez que dejáramos nuestro grupo, ellos estarían seguros.

   Cuando tomamos nuestro primer descanso, cuidadosamente me quité la mochila, colocándola en el suelo y sentándome en él. Acercándose a mí, Theo extendió un puñado de flores silvestres. No eran muy abundantes en esta área, así que él había tenido que alejarse del camino de vez en cuando, cada vez que localizara alguna.

   —Pensé que éstas te podrían hacer sentir mejor —dijo.

   Las tomé de sus manos y las olí.

   —Gracias.

   —Son de diferentes clases.

   —Puedo notarlo.

   —Algunas de ellas no fueron fácil de localizar, pero estuve buscando.

   —Eso fue muy dulce.

   —Es contra las políticas del parque recoger flores silvestres -dijo Derek de repente.

   Como de costumbre, no lo había escuchado aproximarse, pero estaba parado al lado de nosotros.

   —Entonces ponme una multa —dijo Theo—. No parece que por aquí haya una floristería a la que pueda llamar.

   —Sólo son unas pocas —dije—. No creo que haya hecho algún daño.

   Derek estrechó sus ojos hacia nosotros. Sin decir ninguna otra palabra, se alejó.

   —Que chico tan romántico —Theo dijo entre dientes.

   Derek era romántico, en verdad, solo que no en el sentido tradicional. Y tenía razón. Las flores deberían marchitarse y morir por falta de agua. Pero, aun así, apreciaba el esfuerzo de Theo. Lo que no aprecié fue ver a Monique caminar rápidamente hacia Derek. Ella era indudablemente muy hermosa. En ese mismo momento quería quitarme los lunares de mi cara.

   —Entonces, ¿cómo te estás sintiendo? —preguntó Theo, trayendo mi atención de nuevo hacia él.

   —Sólo unos pocos dolores. Nada porque preocuparse.

   —Si yo hubiera estado pasando por lo que tuviste que atravesar, creo que estaría listo para abandonar el viaje.

   —Ayer fue, un poquito, como navegar en los rápidos del río. Hubo algo de emoción en eso —dije subestimando lo que había ocurrido.

   —Probablemente hubiera sido mejor con una balsa, ¿no lo crees? —me reí ahogadamente.

   —Sí.

   —Entonces, tal vez esta noche podemos hacer la cena a la luz de las velas.

   Arrugué mi nariz.

   —Creo que Derek va a querer que todo el mundo se quede cerca del campamento.

   —Él, no es nuestro jefe.

   —Es el mío.

   —Deberías considerar quedarte con nosotros una vez lleguemos a nuestro destino. Podríamos tener algo de diversión —sé que ellos van a dejar a alguien—. Así que, ofrécete como voluntario.

   —Tal vez.

   No sabía cómo Derek se sentiría respecto a eso, pero la idea tenía cierto atractivo. Eso podría darme una oportunidad para explorar el área, para entender donde mis padres habían muerto. El problema era que, cuando yo tenía cinco años, todo el bosque lucía igual para mí, e incluso, si no lo era, habría cambiado en la docena de años desde que me había ido.

Luz de Luna - Sterek AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora