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Estuve buscando el símbolo celta del guardián del anterior capítulo, y eso fue lo único que encontré...

Sin más, empieza el capítulo.

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   Un par de minutos más tarde alcancé a Derek. No le enseñe en regalo que me había dado Theo. En parte esperaba que no lo viera. No sabía el por qué, pensaba que él no lo aprobaría.

   —Theo salió al bosque anoche —le dije a Derek—. Debió ser él quien oí.

   —Ya sé que Theo estuvo en el bosque. Lo olí.

   —¿Cómo dices?

   —Ese jabón que usa... es muy fuerte. Pero, de cualquier modo, no creo que sea él la persona que nos observaba.

   —Pero él me dijo que estuvo observándonos.

   —Bueno, puede que fuera él.

   Yo sabía reconocer una respuesta evasiva cuando la oía.

   —No lo dices muy convencido.

   —No, es simplemente que creo que tenemos que estar alerta.

   Yo asentí y conteste:

   —Está bien.

   —¡Vamos! —gritó todo nuestro grupo.

   Según parecía, al decir Derek que nosotros dos iríamos al delante debía de referirse a que él iría primero y yo lo seguiría de cerca. Me dije que no habría más remedio que ir en fila india, porque el camino era muy estrecho. Aquel día teníamos que tomar un sendero que la gente había tomado tantas veces que ya estaba perfectamente marcado. No había ni ramas ni arbustos que estorbaran en el camino. Sin embargo, al llegar a determinado punto nos desviamos hacia un área que nadie más había explorado. Eso era lo que más me gustaba de montar en bicicleta por el campo: poder llegar a lugares donde nadie había llegado antes. Siempre consistía una aventura, siempre nos esperaba una sorpresa a la vuelta de cada esquina. Y en ese preciso momento, observando a Derek, mi mayor sorpresa era comprobar cuanto disfrutaba contemplando sus movimientos. Era una persona segura de sí, y conocía el terreno que pisaba.

   Yo sabía que iba a la universidad en alguna parte y que había vuelto solo para trabajar en verano, pero ahí estaba el asunto. Lo que sabía de él no alcanzaba ni remotamente a satisfacer la inmensa curiosidad que suscitaba en mí.

   Sabía también que estaba en una forma física estupenda. Apenas le costaba respirar mientras yo, para mi desgracia, respiraba ya trabajosamente. El sendero formaba una ligera pendiente de subida y el terreno del bosque era duro y montañoso. Montar en bici a su ritmo requería un verdadero esfuerzo. Y yo que creía que estaba algo en forma. ¡Ja!

   —Solo un poco más —dijo Derek por fin.

    Era humillante que no solo me oyera resoplar, sino que encima se sintiera obligado a hacerme saber que se había dado cuenta de cuanto me costaba mantener su paso. Allí nadie me había hecho sentir un extraño, pero en ese momento comprendí la verdad: lo era.

   —Estoy bien.

Él miro para atrás sin alterar en absoluto la marcha y respondió:

   —Pero el profesor y los estudiantes la están pasando mal.

   Yo pensé en la aparente antipatía que sentía por Theo. O en la que Theo por él.

   —¿Estás tratando de demostrarles algo?

   —Si estuviera tratando de demostrarle algo, no pararía.

   Sí, probablemente seguiría pedaleando todo el día sin hacer ni una sola parada. Sentí una extraña mezcla de admiración y celos. No tenía ni idea de por qué me importaba tanto, pero quería ser capaz de compararme con él, quería sorprenderlo con mi fortaleza y resistencia física. Quería impresionarlo.

Luz de Luna - Sterek AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora