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Estábamos yendo a una parte del bosque en la que nunca había estado. La maleza era espesa, los árboles crecían muy juntos. Las hojas casi bloqueaban cada gota de la luz de la luna. Él me llevaba encima, inclinado en un lado de su espalda y luego paraba y me deslizaba para el otro.

Me acorde que él estaba descalzo. Sus pies estarían hechos un desastre sangriento de rasguños y cortes. Pero nunca se quejó. Nunca gruñó. Él continúo como si los perros cazadores del infierno estuvieran siguiéndonos de cerca.

Sólo que él era el perro cazador del infierno.

Yo estaba completamente desubicado. Mis movimientos eran robóticos, hechos sin pensar.

Finalmente estábamos trepando por la ladera de una pendiente rocosa. Me di cuenta instintivamente de que Derek pudo haber cambiado y haberse alejado por ahora. Pudo haber atravesado el pedregoso camino fácilmente. En vez de eso, no lo hizo por mí.

-Debes continuar -insistí después de deslizarme unos pasos atrás y doblar los codos.

-No te voy a dejar.

-Pero eres el único que está en peligro. Ellos no me harán daño.

Él se detuvo y me dio una dura mirada por encima de su hombro.

-No te voy a dejar, Stiles.

Terco. ¿Y qué si Theo y sus "amigos" me encontraban? Ellos sólo irían detrás de Derek y yo podría alejarme. Pero era obvio que Derek no me iba a escuchar. Así que puse muy poca presión en mis esfuerzos.

Cuando finalmente lo alcance, él dijo:

-Bien, sólo sigue escalando. Voy a retroceder para borrar nuestro rastro. No tardare mucho.

Con miedo, cogí su brazo.

-Vas a perderme.

-Puedo seguir tu aroma.

-¿En verdad? ¿Necesitas tomar un pedazo de mi ropa o algo, para recordarme?

-No, pero... -él se inclinó contra mi garganta. Lo oí inhalar-. Hueles tan bien. Que te encontraría en cualquier parte.

No podía negar que eso pareció amoroso. Antes de que pudiera responder, él se había ido.

Quería sentarme y pensar en todo esto. Quería tratar de darle sentido. Todo había empezado a parecer extraño después del río. Tal vez realmente me había ahogado. Tal vez estaba en el infierno. Pero eso tampoco tenía sentido. Lo que sabía era que Derek estaba en peligro y si no empezaba a moverme, Marcel y su grupo podrían alcanzarnos. No estaba preocupado por mí. No era yo a el que querían estudiar. Pero no quería que algo le ocurriera a Derek.

Mis preocupaciones por él hicieron agilizar mis movimientos. Yo estaba determinado a no ser la razón por la que él terminara en una jaula. Siendo estudiado, como un animal en un laboratorio. Un animal. Esa palabra resonó en mi cabeza. Ahora cuando miraba a Derek, veía a un humano que se transformaba en lobo. Theo y su papa veían un lobo. No veían al humano, a la persona. Sólo veían a la criatura inusual cuya existencia desafiaba la lógica.

Su punto de vista justificaba ponerlo en una jaula. Mi punto de vista me había obligado a ponerlo en libertad.

Me resbalé, agarrándome de un árbol joven y adhiriéndome a él, recuperando el aliento mientras trataba de averiguar cómo podría ir más lejos. Todo de repente parecía amontonado. Pequeñas grietas y rocas. ¿De qué manera lo mantendría a salvo?

-Progresaste más de lo que esperaba -él dijo mientras se acercaba a mí.

Casi grité por lo inesperada que fue su llegada. Él tenía que ponerse un collar con cascabeles o algo, así lo oiría cuando se acercara.

Luz de Luna - Sterek AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora