La Tierra Media: Relatos

Una noche en el Poney Pisador

¡Qué calor! No se puede estar en la cama, se me pegan las sábanas del sudor. Y qué jaleo tienen montado ahí abajo. con lo cansado que estoy, y cuando puedo estirarme y dormir un buen rato, voy a dar con la posada más ruidosa. ¡Si me lo tengo dicho! Tengo mala suerte hasta cuando no pensaba en quererla buena.
Ya está. Me desvelé, ya no podré pegar ojo. Me estoy acordando de lo estresado que estaba el dueño, y el aspirante a ayudante que tenía (como se llamaba Bob o Nob, da igual), y entre la temperatura, las voces y el nerviosismo de pensar que habrá pasado con mi equipaje, al resguardo de ese aprendiz de posadero, se me ha pasado el sueño, no el cansancio que se ha agudizado en cuestión de segundos, al igual que mi temor a perder los pocos bienes que me quedan y que siempre había mantenido conmigo (¿porque los habré dejado a recaudo de otro).
Será mejor que baje a pedirle mi bolsa y a pagarle; iré justo de de todo, pero nunca dejaré a deber nada, ese es mi lema. iSi que se ha llenado esto en cuestión de horas!
Puaj. Me ha empadado el mozo con espuma de cerveza,caliente, como si yo na fuese bastante mojado. voy directo al posadero. Tiene cara de buena gente, pero se le nota que está agobiado: no le paran de pedir pintas, medias, y un gran surtido de jarras de cerveza; por lo visto una de las especialidades de la casa.
Decidido a apartar a los parroquianos a golpes, si hace falta, observo un grupo de medianos. Nunca había visto ninguno. La verdad es que no impresionan demasiado, como un pequeño hombrecito, nada más.
Quién si impresiona es un hombre que, aunque entre la multitud, se ve que no está con ella. Parece como si no estuviese mirando nada en concreto, sumergido en sus pensamientos. No. Veo reflejada un halo de luz en sus ojos cuando éstos se dirigen, casi imperceptiblemente al grupo de medianos.
No me gusta nada esta situación de un hombre que a simple vista, a parte de tener cara de pocos amigos, se nota que es fuerte, observe , con esa expresión tan extraña a unos débiles hombrecillos; será mejor que avise inmediatamente al dueño de que dejo su humilde posada.